Por Los Codos

Horacio Fumero: La Música Es Muy Poderosa; Nosotros No

Estábamos en la llegada a Buenos Aires con Gieco.

Ah… bueno… siempre tuvimos muy en claro lo que quería cada uno. A mí me interesaba la armonía y cuando escuché a Coltrane desaparecieron todas las músicas; me quedé en eso y en el conservatorio.

Por esa época conociste al Gato Barbieri…

Gato BarbieriClaro, Gustavo tocaba con el Gato y eran amigos; cuando vino en el ’73 para armar un grupo con sonido folclórico que fueron los Chapter One y Chapter Two producidos por Ed Mitchel, el mismo productor de Coltrane. Cuando armaron el grupo les faltaba un charanguista, entonces Gustavo me preguntó si no conocía a alguien y ahí le dije “yo toco el charango”. Y la verdad que yo no tocaba el charango, pero tengo que decir que sí tocaba la guitarra, que conocía los ritmos folclóricos y me imaginaba lo que necesitaba el Gato por conocer su música. O sea, no es que fui en bolas; y la ventaja que tenía sobre otros expertos del instrumento es que yo sabía por dónde venían los tiros. Y ahí se abrió la cosa; me fui con el Gato al Festival de Montreaux y me quedé… conocí a un pianista suizo y medio por señas nos entendimos; me ofreció su casa y me puse a tocar el contrabajo con él. De ahí me fui a Ginebra donde había quedado en encontrarme con una bailarina y en el lugar donde ella ensayaba empiezo a escuchar un contrabajo; me acerco y era un tipo que estaba estudiando. El tipo me pasó el dato de un conservatorio, hice una prueba de ingreso, me aceptaron y me quedé estudiando en Suiza.
Esto me supuso legalidad en el país, una época donde laburando poco y si no tenías muchas pretensiones podías laburar tranquilo; yo daba clases de guitarra y con unas 6 ó 7 horas por semana vivía, me pagaba los gastos y estudiaba. Suiza fue para mí como una beca gigante; porque acá en Buenos Aires entre el laburo en La Vascongada, el conservatorio, que estudiaba con Giacobbe y además tocaba cuanto podía… yo hoy pienso que no debía dormir más de 2 horas por día… o los días eran más largos, qué sé yo…
(risas); entonces en Suiza sentí que había recibido un regalo del cielo porque podía estudiar todo el tiempo, lo que me vino muy bien por un tema de restricciones de edad en el conservatorio. Entonces le metí pata y hacía dos años en uno, pero estudiando y laburando como un hijo de puta. Y me fui quedando… vino el ’75 y el ’76…

O sea, no es que te fuiste porque las cosas acá estaban políticamente complicadas, sino que no volviste porque ya se había puesto difícil.

Exacto, exacto… (y el Isoca se pone decididamente serio); los bichos de acá me robaron el país, por eso en mi disco les agradezco a Adrián, a Pablo y a León porque me devolvieron mi país. Y lo siento verdaderamente así, porque esos tipos me lo sacaron, me lo afanaron. Yo me fui a ver cómo era el mundo en otra parte y cuando me di cuenta no tenía más país… porque no era un país lo que había… un país es algo que te acoge y no algo que te coge… Tu país normalmente es el lugar donde estás bien, es tu casa; y cuando te enterás de lo que pasa y que lo hacen las propias autoridades del país, y que amasijan y que torturan y que… decís “loco, me afanaron el país”; porque el país que yo conocí era muy hermoso.

¿Hasta qué año estuviste en Suiza?

Hasta el ’79. Yo no aguantaba más, yo me quería volver como sea, pero no se podía volver. En ese sentido sí que soy un exiliado, porque no había manera. Acá por ahí no se sabía lo que pasaba, pero allá sí que sabíamos. Llegaba mucha gente a Suiza y en un estado… era muy fuerte… y los tiempos en la comunicación eran muy distintos también. Y todos me decían que no era momento para volver, porque si bien yo nunca estuve involucrado en política, lo que sí me interesa es poder vivir en un lugar donde se pueda caminar por la calle, donde me tenga que cuidar de los chorros y no de la gente que tiene uniforme. Si te afana un chorro decís bueno… pero si el que te afana (u otras cosas) tiene uniforme… es como que no encaja… y me fui quedando con bastante desesperación. Nunca fue algo que yo quise, el quedarme allí afuera; pero la verdad es que ya no podía más y ahí hice lo mejor que pude haber hecho: me fui a España a ver qué pasaba. Y llegué a mi casa: encontré el idioma, las costumbres y España es un país… maravilloso.

Y encima llegaste en pleno proceso post franquista…

Paaaaaa…….. fue un gustazo, era una alegría impresionante la que había ahí después de 40 años del bicho ése… la verdad que descubrí a un país del carajo, con gente…

¿Por qué decidiste ir a España?

FumeroPorque yo me quería venir acá. Medio como que busqué la Argentina de allá, porque en esa época era impensable volver acá. Y suerte que no vine, porque cuando estuve en enero del ’84 después que se fueron los milicos me encontré con que muchos amigos míos no estaban más. Había resultado que muchos de mis conocidos estaban en politica; yo no lo sabía, así que menos mal que no vine porque pude tener problemas muy serios por estar simplemente en la agenda de alguien… era una época así… por ahí los jóvenes hoy no lo saben esto, pero estar en la agenda de alguien era más que suficiente para tener un problema muy serio; no había ningún tipo de control de nada, era un despelote, era realmente una desgracia y no era un problema de derecha ni de izquierda, era un problema de una desgracia, de algo que no tiene control… sin referentes… o sea… me alegro de no haberme venido en aquel momento.

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