Horacio Fumero: La Música Es Muy Poderosa; Nosotros No

El disco “español” fue grabado en Nomada 57 por Pere Aguilar y cuenta con un bonito arte de tapa a cargo de Mateo Fumero (hijo de Horacio). Participan el baterista Davd Xirgu, el trompetista Raynald Colom (único músico que participa también en Isoca, su disco “argentino”), los saxofonistas Gorka Benítez y Libert Fortuny, el bajista (sí, bajista) Carles Benavent, el guitarrista Jordi Bonell, la cantante Carme Canela (el tema aquí es de Joan Monné) y los pianistas Albert Bover, José Reinoso y Lluis Vidal. El disco cierra con un solo bass (adivinen a cargo de quién) interpretando Jo vull que m’acariciis del gran Tete.

Lo del Tete yendo a la cancha del Barcelona… ¿es cierto?

Sí, correcto; se iba a la cabina del relator para no llevar la radio; y cuando estaba de viaje o algo y no podía ir a la cancha, el tipo estaba escuchando la radio como loco, siempre al mismo relator y cuando había una jugada complicada como un penal o algo así decía “¿y Tete, qué te parece?”, porque estaba seguro que el tipo lo estaba escuchando. Lo que pasa es que el Tete tenía un tío que había sido un jugador del Barça bastante conocido y fue el que lo hizo hincha; era muy fanático, siempre que podía iba a la cancha.

Tiráme un par de apostillas acerca de Pablo y Adrián.

Primero que son dos tipos que quiero… un huevo. Son dos personas que aprecio y estimo tanto musicalmente como humanamente. Son dos, reitero, de los que me devolvieron el país. Imagináte entonces que los tengo en muy alta estima. El otro es León, que es como mi hermano, así que son como dos hermanitos más.
Musicalmente son tipos de un gran valor, evidentemente. No hay más que ver las trayectorias; son tipos que han marcado. En el caso de Pablo… es muy joven… y tiene mucho que decir y personalmente creo que todavía no empezó. Agárrense cuando empiece. Creo que es un tipo muy poderoso.
Y lo mismo Adrián. Él reinventó de alguna manera una música… y con éxito; esto es muy difícil.
La gente acá probablemente… ojo, yo entiendo… porque en España aún hoy día y mirá que si hay alguien reconocido en el mundo es el Chano Domínguez… yo no estoy en el rollo del flamenco pero lo conozco, hemos tocado algunas veces juntos, un buen tipo… y él viene del jazz también.
Su caso y el de Adrián son medio paralelos. El Chano es un jazzero que viene de Cádiz; entonces cuando se expresa por el lado del jazz, su acento es el cadicano e inventó lo que inventó. Entonces aparecen algunos jazzistas –boludos- que dicen que eso no es jazz; y los flamencos puristas dicen que eso no es flamenco. Y eso parece que no le preocupa mucho a la gente porque lo siguen, vende montones de discos y está poniendo una bandera española en el mundo.
Lo mismo decían de Piazzolla, que es la bandera más importante que tenemos los argentinos en el mundo. Más aún que Gardel, creéme. Lo demás, prácticamente no existe. En mi pueblo por Piazzolla la gente se cagaba a trompadas pero de verdad. Entonces imagino que a Adrián acá le pasará algo parecido: algunos boludos del jazz que piensan que eso no es jazz y estarán los imbéciles del tango diciendo que eso no es tango.
Luego habrá una cantidad de gente que dirá qué sé yo, no sé lo que es… está bien.

¿Querés decir que puede haber cierto recelo?

No… yo pienso que hay mucha gente boluda, corta… las etiquetas no son un problema de los músicos. Son un problema de los críticos, los historiadores. Los músicos nos tenemos que ocupar de tocar, ya alguien se ocupará de ponerle un nombre. Primero hay que hacer la cosa; después viene lo demás.
Las cosas quedan o no quedan y eso lo decide la gente. Mal o bien, siempre decide la gente. Las cosas que quedan es porque la gente quiso que quedaran. Por valores, manija publicitaria, por lo que sea. Lo veremos en 30 años si lo que estamos haciendo con Adrián y Pablo sirve. De momento a mí me sirve un montón; yo me lo paso del carajo, me pagan por hacerlo, más no puedo pedir. Estoy encantado de la gente que se ducha, se viste, agarra el auto o el colectivo, se desplaza, paga la entrada, se sienta y espera a ver qué pasa.
Ésos sí son héroes. Yo subo al escenario  y tengo que hacer lo posible para que a ese tipo le valga la pena tanto esfuerzo; porque es mucho esfuerzo, es mucho lo que esa gente pone para que yo esté arriba de un escenario. Más no pueden hacer. La opinión de los especialistas, los puristas… me chupa un huevo… yo no toco para esos tipos. Yo a mis alumnos les digo siempre que no hay que tocar para los músicos; hay que laburar para la gente que te da de comer… suena medio bruto esto pero es la puta realidad.
Yo he visto a gente salir encantada después de ver a Cecil Taylor, a Bill Evans, a tantos… por lo que han ofrecido desde un escenario. Por eso son lo que son y la gente sale encantada. Los tipos que van a escuchar, no son especialistas de jazz; la gente va a ver un espectáculo. Y los grandes jefes son los que te hacen un espectáculo bestial y además después lo podés analizar y toda esa vaina. Pero eso no es lo importante. Lo importante es que lograron comunicarlo a la gente, al que no sabe nada, le crearon algo; y el tipo se va contento a la casa pensando que valió la pena haberse duchado, desplazarse y todo eso.
Lo demás, la verdad, me importa tres carajos. Si hablan bien de mi música, mejor. Pero no voy a modificar mi criterio en función de eso. Voy a tratar, eso sí, de ser mejor cada día; de que mi ser perturbe lo menos posible a la música, que pueda fluir a través mío sin que yo moleste demasiado, porque si la música fluye a través tuyo de manera limpia… los enganchás a todos. Porque la música es muy poderosa. Los que no somos poderosos somos nosotros.
www.horaciofumero.com

Marcelo Morales.

Anexo: No pudimos contactarnos con León Gieco porque está de gira y además no posee dirección de e-mail.
Pero esto opinaron sobre Horacio Fumero:

Pablo Mainetti
Horacio es uno de los músicos más sabios con los que tengo el gustazo de laburar. Es de una musicalidad increíble y de un control de lo que pasa alrededor suyo… es como el organizador, a partir del gesto del otro, de la atmósfera sonora que va a rodear dicho gesto. No se limita a circular dentro de un ámbito sonoro, sino que ese ámbito podría ser cualquiera, ya que se trata de un rasgo de su forma de hacer música y no de la elección del  instrumento.

Nota relacionada: Horacio Fumero: Isoca