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Astor Piazzolla: Memorias

Extraído de Ástor Piazzolla – Memorias, de Natalio Gorín; Alba Editorial – Barcelona

Astor PiazzollaUn día caigo con el Quinteto en San Pedro, Provincia de Buenos AIres. En esa ciudad teníamos una hinchada grande, llenamos el teatro. Estaba de moda hacer un concierto y después un debate con el público y todos los músicos. En esa época, principios de los '60s, los músicos no miraban tanto el reloj o el bolsillo, eran más libres. El coordinador me cedió la palabra, dije lo que pensaba en ese momento sobre el tango y pedí que me hicieran preguntas.

Astor PiazzollaLa verdad es que tuve mala suerte, porque le cedí el micrófono a un tipo que tenía cara de marmota y que no dejaba de mirarme. El ñato se paró y me la tiró sin pestañear: "Maestro, ahora que terminó el concierto, ¿por qué no se toca un tango?"
Ahí se pudrió todo. Creo que le tiré una carpeta. Y no fue la única vez. Eso de "Maestro, tóquese un tango" lo escuché como una persecuta, incluso por algunos que se la daban de expertos, y siempre me dio mucho fastidio.

Yo hice una revolución en el tango, es cierto, rompí con viejos moldes, por eso me atacaron y tuve que defenderme diciendo a veces una palabra de más, Astor Piazzollapero lo que nunca nadie me podrá negar es mi origen; tengo el tango marcado en el orillo, es uno de mis orgullos. Hice toda la carrera bien de abajo.
(…)
Por eso me volvía loco cuando alguien me pedía un tango: ¿Y yo qué toco? ¿O lo mío es lambada? Ahora, si mi música tiene más elaboración, si es más difícil de escuchar por primera vez, bueno, para eso me rompí el alma estudiando.
Cien veces choqué contra una pared y cien veces me levanté.
Por eso soy Astor Piazzolla.

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