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Zony Mash: Farewell Shows

FYI, Diggin’ Bones, Easy, Rotholtz Caberet, Let’s Get Mashed, Smiles, Inference, The Last Song, Upper Egypt, I’m Sorry, Sex Fiend, Meet the Zony Mash, Slide By, Rip Off, Capricious Midnight, Triggerfingers, Prudence RSVP, Brand Spankin’ New, Spice Rack.
KUFALA, 2004.

Músicos:
Wayne Horvitz: Órgano Hammond B3, Piano Rhodes.
Andy Roth: Batería.
Keith Lowe: Bajo.
Timothy Young: Guitarra.
KUFALA, 2004.

Calificación: A la Marosca.

Zony MashEn general, todos tenemos mayor o menor afinidad con algunos instrumentos.
En mi caso, el órgano Hammond fue un verdadero problema y no era extraño que a mi pensamiento acudiera la frase “por qué no el piano acústico, que con el órgano la embarrás”.

Ni con Jimmy Smith, ni con Joey de Francesco (por nombrar dos músicos referentes en el instrumento de distintas épocas) he logrado superar ese trance. Apenas podía tolerarlo en algunos arrebatos cercanos al soul pero siempre y cuando la base rítmica fuera lo suficientemente sólida y contundente.

Wayne Horvitz ha sido quien supo demostrarme que –también en este caso- todo puede ser utilizado de manera distinta, diferente a la habitual.
Pero no fue con esta banda con la que Horvitz me convenció. Fue con The President (promediaban los locos ‘80s ¿vistes?) y con su notable aporte a Naked City, aquel combo que bordeaba la lujuria musical y que lideraba el saxofonista John Zorn.

Lógicamente que hay en WH otro respaldo, como lo reflejan sus bondades al piano acústico ya sea en el Sonny Clark Memorial Quartet, con la New York Composers Orchestra, reemplazando incluso en sus formaciones los órganos y los Rhodes por el piano para versiones y discos acústicos, en sus discos a solo piano…

Ya en los 90’s y con The President en retiro efectivo, forma Pigpen, un cuarteto de órgano, bajo, saxo y batería. Zony Mash (creado un par de años después) reemplaza al saxo por la guitarra eléctrica y eso lo hace más potente, más directo, en principio y en apariencia menos sutil. Sí, en principio y en apariencia.

El grupo debutó discográficamente en 1997 con el no muy convincente “Cold Spell”; y en los discos sucesivos la historia sería más o menos la misma. Los discos no terminaban de ser “redondos” (abstenerse de los chistes fáciles, yo tuve un disco romboidal, believe it or not), con un par de tracks para la gloria, otro par desabridos y el resto acompañando bien. Pero siempre quedaba la sensación de estar a punto de explotar.

Así, se sucedieron “Brand Spankin’ New” y “Upper Egypt”, que parecieron coronarse correctamente con Live in Seattle en el 2002.
Pero esta versión eléctrica de Zony Mash (porque también hay una acústica, que quede bien claro), acaba de brindar su epitafio en forma de un doble cd que refleja los últimos shows brindados por la banda los días 12 y 13 de diciembre de 2003 en Seattle, lugar de nacimiento de Horvitz.

El bajista Keith Lowe ya no tiene aquí las dudas iniciales (reemplazó a Fred Chalenor después de los dos primeros discos) y el tándem con el sólido Andy Roth es impecable, dando la libertad necesaria para que los terroristas terminen siendo Horvitz y el guitarrista Timothy Young, quien por momentos pareciera que está jugando a otra cosa, pero es evidente que el juego le gusta.

Hay desniveles, es cierto, hay desajustes y pifies también (notorios y hasta simpáticos en Smile), pero el tratamiento del repertorio, sus arreglos y la dedicación que le ponen, hacen de éste un disco extraordinario.

El groove domina la escena (sí señores, es hora de decirlo: Medeski no es el único organista que existe… ni el mejor). Y de momentos de una sutileza casi extrema, se pasa a una desmesura de salón, de barrio, de tugurio, que va hasta el borde pero que estos pibes saben cómo controlar.

Parecen además darnos la razón, ya que no figuran más de 4 temas de cada álbum en estudio; hay otros dos originales escritos por Timothy Young junto a Izlby Kerkvlay, un cover de Pharaoh Sanders y dos de Naked City cuya autoría le pertenecen a John Zorn. Además, hay varios estrenos, al menos para Zony Mash, ya que un par de ellos han sido interpretados en alguna de las otras vidas de Horvitz.

Para finalizar y en tren de destacar… el disco entero. Pero subjetivamente, vamos con las dos patadas de mula que son los covers de John Zorn, Triggerfingers y Sex Fiend (ambos del disco Radio), Spice Rack (¿lo mejor?), esa cosa de “no quiero que se termine” que resulta Prudence RSVP, Easy (o así se toca un blues), Rotholz Cabaret (o así se toca un rockito)… sólo 6 de los 19 temas que componen este disco con dos horas y media de disfrute pleno (¡más que en el Italpark, te juro!) y te apuesto lo que quieras, dos a uno, tres a uno, lo que quieras, que si la patita se te mueve no es el Parkinson.

Marcelo Morales.

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