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Eugene Ionesco: Discurso De Apertura Del Festival De Salzburgo De 1972 -Fragmento-

IonescoHemos olvidado lo que debía ser la contemplación. No sabemos ya ver, no sabemos ya detenernos en la agitación general y mirar, un instante inmóviles, esa agitación misma. No sabemos ya mirar los mismos barrotes de nuestra cárcel, ni la tierra, no tenemos el ocio necesario, y es sin embargo mirando en torno de nosotros, en nosotros, es sin embargo así como podríamos ver aparecer algo. Es "mirando" con una atención intensa como podríamos encontrar de nuevo la frescura del asombro, un asombro de niño que volvería al mundo tan joven, tan virgen como el primer día de la creación. Habrá que aprender de nuevo la admiración. Bach tenía ese asombro y esa admiración. Mozart tenía la alegría que sólo venía de sí mismo pero que lo colmaba y que esparcía en torno de sí.
¿Pero sabemos escuchar a Bach? Y aquí, en el país de Mozart, ¿sabemos nosotros, saben ustedes escuchar a Mozart cuyo mensaje no es mundano, cuyo mensaje no es sencillamente "cultura" o una obra que se integraría sencillamente a la historia de la cultura?
He sido quizá demasiado pesimista puesto que he aquí que tenemos a Mozart que nos habla de otra alegría, de una alegría "inexplicable", tanto más profunda cuanto que es inexplicable y que él mismo murió en la miseria y en el dolor.
Deberíamos, debemos intentar comprender, aun en nuestro atroz mundo contemporáneo, el mensaje espiritual de Mozart.

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