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Super Furry Animals: Love Kraft

Zoom! , Atomic Lust, The Horn, Ohio Heat, Walk You Home, Lazer Beam, Frequency, Oi Frango, Psyclone!, Back On A Roll, Cloudberries, Cabin Fever.

Super Furry Animals

Músicos:
Gruff Rhys: voces, guitarra.
Huw Bunford: guitarra, coros.
Cian Ciaran: teclados, electronics.
Guto Pryce: bajo.
Dafydd Ieuan: batería.

XL recordings / Rough Trade, 2005.

Calificación: A la pelotita.

Super Furry Animals es una de esas bandas que pasarán inadvertidas para la gran mayoría y que sin duda son de lo más interesante que ha dado el pop en los últimos años.
Esta formación galesa comienza su actividad por mediados de los noventas grabando un par de singles fáciles de recordar, sobre todo el primero: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyndrobwl y el más pronunciable Moog Droog, los dos de 1995; su música es una amalgama heterogénea de psicodelia, art pop, punk pop, pop orquestal y, últimamente, elementos de la música electrónica; se dejan escuchar influencias desde loa Beach Boys a los Kinks, pasando por T-Rex y Bowie, por mencionar algunas; y les aseguro que no exagero.
La banda decide dejar de cantar en su idoma natal galés, para empezar a cantar en inglés, sobre todo cuando el sello Creation les echa el ojo y bajo éste graban el imprescindible Fuzzy Logic de 1996: arreglos y armonías complejas para el momento, a pura psicodelia Hometown Unicorn, potencia a puro glam-rock en God! Show Me the Magic, canciones lisérgicas que mostraban un indisimulable descaro para involucrarse en distintos estilos sin perder el horizonte.
La expectativa generada es superada con su segundo disco de 1997, Radiator; las melodías toman protagonismo, pero la búsqueda sigue siendo intensa. La canción del disco es Demons, balada acústica si las hay, y el futuro nos depararía más.
En 1999 editan Guerrilla y aparecen colaborando con ellos los High Llamas, banda fundamental del pop bien entendido, que al gusto por las buenas melodías le agregan elementos tomados de la música electrónica (Orbital, Aphex Twin); The Turning Tide, tema con aires Beach Boys, se destaca en un disco de canciones compactas, menos volado musicalmente pero de una belleza abrumadora.
La situación daba para que contaran con un gran presupuesto, entonces se dieron el gusto. In vitaron a un par de amigos (John Cale y Paul McCartney) a participar en su siguiente álbum, Rings Around the World (2001), que por esas locuras de las compañías importaron y circuló por las disquerías de la Capital Federal; en este nuevo trabajo vuelven a la grandilocuencia que caracterizaba sus primeros trabajos, pareciera que nunca se les acaban las ideas a estos galeses; el disco, con influencia de la E.L.O, muestra un “electrosoul” con una gran creatividad para los arreglos vocales.
Lo que parecía a esta altura que nunca iba a suceder, al fin sucede; Phantom Power (2002) es un disco predecible y de poco vuelo, que tuvo su edición nacional; este álbum por momentos parece flotar a la deriva y es rescatado por un par de buenas canciones: Liberty Belle, a mediados del disco; The Undefeated, hacia el final.
La banda parecía bastante desganada, pero así y todo ofrecen un puñado de canciones que a más de una banda le gustaría componer; igualmente… un tropezón no es caída.
El 2003 les depara un disco compilando sus singles, también con edición local, (estas ideas de las compañías cuando las bandas cumplen 10 años…). La continuación es Love Kraft y los coloca nuevamente donde se merecen estar: en lo más alto.
Nota aparte: en sus presentaciones en vivo, pueden aparecer disfrazados de Yetis, o a bordo de un tanque de guerra, el mismo que utilizaban para promocionar sus discos.
Lo primero que encontramos es que el disco es más relajado, más natural, quizás abandonar el frío de Gales y pasar a los cálidos climas de Cataluña haya influido en este nuevo trabajo que se terminó mezclando en Brasil; quizás este cambio hsys impregnado un grado de frescura muy notorio comparado con sus trabajos anteriores.
El disco en su totalidad es increíble, pero destaco sobre todo un par de canciones:
Atomik Lust suena a Beach Boys; los SFA se declaran confesos admiradores de la banda de Brian Wilson, el tono es más oscuro y la canta el baterista Daf Levan.
The Horn es una canción que se mueve a pura psicodelia, enfrentándose con elementos de la electrónica, una sumatoria de zumbidos y la mixtura característica de la banda.
Cloudberries es el tema del disco; una suite hipnótica que te sumerge en distintos ritmos, sin perder constancia; todo se desarrolla naturalmente (el tema que le gustaría componer a Poliphonic Spree).
Cabin Fever: sí, cuando quieren pueden lograr la delicadeza absoluta.
Esto, sumado a los arreglos de cuerdas en algunas canciones de Sean O`Hagan (High Llamas) y a la producción de Mario Caldato Jr. (Beastie Boys), termina de cerrar un disco en el cual demuestran sabiduría, donde todo fluye de manera natural, la comodidad de la banda para salir de la canción y volver a sumergirse en ella, ese riesgo que tanto se agradece…
SFA es una banda imprescindible porque el pop, a través de ellos, no siempre es lo que parece.

Cristian Woinarowski.

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