El Ojo Tuerto

Marta Topferova: Capeando El Temporal

Notorious – Buenos Aires
Domingo 15 de enero de 2006 – 18:00 hs.

 

No las tuvo todas consigo Marta Topferova en su primera y única actuación en Buenos Aires.

Nacida en la República Checa, residente en los Estados Unidos y con tres discos en su haber, sólo unos pocos pudieron enterarse de su presentación en un horario poco habitual.

Topferova canta y compone en castellano; su tercer disco, La Marea, así lo certifica. Pero además la prensa se hizo escaso eco de su visita a tal punto de que fuimos el único medio acreditado para el concierto.

Ya han pasado algunos días, pero les recordamos a los porteños y comentamos a los demás, que ese domingo tuvimos en la capital argentina una sucursal del Diluvio Universal. Sólo faltaron Noé y la barca. Animales, en Buenos Aires, siempre hay.

Con todas en contra, un grupo interesante de personas se acercó de manera milagrosa al recinto de la Avenida Callao a descubrir a una intérprete que no posee material editado en nuestro país. Algunos de los asistentes, al ver que uno anota lo que iba sucediendo en el escenario, se animaban a realizar preguntas de toda índole y tenor; algunas, lógicas; otras, simpáticas; y también las hubo ridículas, para qué negarlo.

A las 18:20 hs., Topferova, cuatro venezolano en mano, que saluda y presenta a sus músicos: el cordobés Pedro Giraudo en upright bass y la moscovita Yulia Musayelyan en flauta. República Checa, Argentina y Rusia, una verdadera multinacional en un formato poco convencional y que con luces encendidas y mínima amplificación, arremeten con una trifecta que la checa compuso en castellano: Ensueño y Corazón manchado del disco La Marea y un tema dedicado a New York en el que se entremezclan los palos y las caricias.


Yulia le deja su lugar al trombonista estadounidense Ryan Keberle para una aceitadísima versión de Pajarillo verde. Keberle no deja pasar la oportunidad y se destapa con un gran solo. Luego volvería al escenario para un tema instrumental.

Sale Ryan, reingresa Yulia y las preguntas y los comentarios que no cesan "debe ser venezolana, aunque me dijeron que canta zamba argentina" o "¿viste qué guitarra chiquitita que tiene?"

El instrumental Ansia acalla las voces, en particular por la sobriedad y el buen gusto de Musayelyan. Debo decir que la flauta es un instrumento que, en principio, detesto. Son contadísimas las ocasiones en las que me entregué a dicho instrumento, tal vez porque preso de una dislexia prematura, siendo muy pequeño, no le acertaba una nota a un tonete Hollywood bordó con el que me torturaban en las clases de música en la escuela. La moscovita propició cierta reconciliación, al menos parcial. Créanme que no es poco lo que logró esta joven que se asentó en los Estados Unidos en 1993, que integra el Marta Gómez Quintet y que además lidera dos proyectos: el Acoustic Trio y el Armenian Folk Music Project.

Los hermanos, de Yupanqui, fue presentado sin pompa y la versión, respetuosa, permite ratificar lo antedicho acerca de Yulia y la solidez de Giraudo, que toca con llamativa soltura y sacándole un buen sonido a un instrumento que generalmente es un jeroglífico para los sonidistas.


El cordobés se instaló en New York en 1996; ha tocado entre otros con Pablo Ziegler, Bobby Sanabria, Lucía Pulido y Guillermo Klein; junto con Jess Jurkovic grabó en el 2001 "Blue and Violet". Un año después, con su big band Mr. Vivo (donde también participa el trombonista Ryan Keberle) edita "Mr. Vivo"; y "Desconsuelo" es el título de su última entrega (2005).

Otros dos temas y el intervalo.

Marta se acerca a nuestra mesa y deja en claro su emoción al poder brindar un concierto ante un público que entiende el lenguaje; había varios turistas y seguramente algunos (muchos) de ellos habrán entendido poco y nada de las letras interpretadas por la checa; pero sin dudas que "algo" llegaba desde el escenario. Topferova posee una voz grave y cálida, canta sin esforzarse y su interpretación del cuatro venezolano brinda aristas más que interesantes. El trío suena ensamblado, los solos son medidos y de muy buen gusto.

Otros tres temas de su autoría sirven de inicio al segundo segmento del concierto: La Marea, Semana azul y La pradera. Sigue un muy buen instrumental en cuarteto, La gaita ajena, con la presencia nuevamente de Keberle al trombón en una participación más acotada.

Y contradiciendo tal vez el pensamiento de Topferova, la interpretación (en checo) de Koulelo se, koulelo (algo así como "girando, girando") demostró que el lenguaje puede ser importante (y de hecho lo es), pero más importante aún es lograr transmitir emoción más allá de las palabras. Fueron escasos dos minutos de absoluta magia que no volverían a repetirse. El tema está incluido en Homage to Homeland, álbum debut de la checa, donde interpreta exclusivamente canciones folclóricas de su país natal, de Eslovenia y de Moravia; y fue el momento distintivo de un concierto intimista que prosiguió con otro tema de Yupanqui (la bella zamba Tú que puedes, vuélvete) para finalizar con dos originales de la cantante.

Marta Topferova ha brindado, desde su sencillez y su voz de grave tonalidad, un concierto intimista y repleto de matices.

Tal vez, habida cuenta de la cantidad de exponentes que hay en nuestro país, su propuesta no resulte excesivamente novedosa. Pienso también que el formato reducido del grupo (sin elementos percusivos, por ejemplo) nos privó de ciertas coloraturas que probablemente hubiesen enriquecido más dicha propuesta.

Pero termino este comentario recordando esos dos minutos de Koulelo se, koulelo.

Juro por quien ustedes crean que no entiendo una sola palabra del idioma checo y aledaños. Sin embargo, un indisimulable escozor interno corrió por mi cuerpo ante una historia (nos diría Marta después) que habla de dos manzanas que giran.

Y no se trataba de entender, sino de sentir.
Nada más, ni nada menos.
Cuando abandonamos el recinto, ya no llovía.

Marcelo Morales.

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