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Brad Mehldau Trio: Day Is Done

Knives Out, Alfie, Martha My Dear, Day is Done, Artis, Turtle Town, She’s Leaving Home, Granada, 50 Ways to Leave Your Lover, No Moon at All.

Músicos:
Brad Mehldau: piano.
Larry Grenadier: contrabajo.
Jeff Ballard: batería.
Warner, 2005

Calificación: ¿Está bien?

Brad Mehldau es un crack.

Y como tal, se le exige.

El pianista grabó Day is Done de un tirón: 9 de los 10 temas en una sola sesión, el 13 de marzo de 2005. El restante, Martha My Dear, al día siguiente.

Hay un cambio sustancial en este nuevo disco de trío: Jeff Ballard ocupa el lugar del baterista Jordi Rossy, quien decidió ocuparse de otros menesteres.

Hay sólo dos composiciones del pianista y varias de autores relacionados con el pop: dos de Lennon/McCartney, una de Paul Simon, otra de Burt Bacharach, una más de Nick Drake.

Brad Mehldau es un fenómeno.

Si no contamos Places (donde se alternaba el trío con intervenciones solistas), Day is Done es el octavo álbum con este formato.

El octavo en una década.

El comienzo es prometedor, con una buena rendición de Knives Out.

Le sigue Alfie, de Bacharach.

Martha My Dear es el único tema de solo piano.

Brad Mehldau ha escrito algunos de los booklets más interesantes, con reflexiones sesudas y contundentes, mostrando conocimientos y dominio de la literatura, la psicología y la filosofía.

En la edición argentina de Day is Done, no hay comentario alguno del pianista.

Una de sus composiciones es un bolero: Turtle Town.

Brad Mehldau toca bárbaro.

El aporte de Jeff Ballard le otorga frescura al trío. Su estilo es bien disímil al de su predecesor y se nota. Ahora, ¿encaja en la propuesta de Mehldau?

Para este escriba, no del todo.

El CD dura unos 70 minutos.

El entusiasmo inicial comienza a diluirse al promediar el álbum.

Brad Mehldau es, probablemente, el mejor pianista de jazz de la actualidad.

O al menos uno de los mejores.

Con Largo me entusiasmé por la búsqueda disímil, el trío extendido y ciertos coqueteos modernizantes.

Duró solamente un disco.

Me está costando mucho cerrar la idea.

A ver: “Si lo que uno hace es para el otro, estás frito, esto es lo que me pasó, que como me fue muy bien, crecí, crecí, crecí… hacia fuera; entonces llegó un momento en lo que me pasó lo que supongo (sin querer compararme, por favor) le ocurre a todos los tipos que encuentran algo propio y después le dan a la fórmula, sea Astor, Hermeto, Gismonti, Zorn… cualquiera de ellos; alguno que la encontró y dice “acá está, éste soy yo”; y le dan y después ni se preguntan de nuevo si son ellos; directamente le hacen honor a lo que encontraron. Y a mí no me sirve esa forma de artista. Claramente. No me hace bien. Y no me hace bien porque se desactiva la pregunta y si se me desactiva la pregunta es como un hombre que cree que ya entiende lo que es la vida y la muerte… ya está frito”.

Marcelo Moguilevsky, mayo de 2005 en este mismo site.

Brad Mehldau parece haber encontrado “la fórmula“.

El disco está muy bien tocado; el approach hacia algunos de los temas es muy interesante.

Ahora… ¿qué aporta Day is Done?
¿Qué riesgos ha asumido aquí el artista?
¿Cuál es el sentido de sacar discos como éste?
Prefiero que arriesgues, Brad.
Aunque te equivoques.
Tenés con qué.
No seas amarrete.

Marcelo Morales.

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