Editorial Esquinística
Como verán, he cambiado un poco (bastante) el perfil de discos a comentar. Esto se debe a que me resulta interesante mostrar alternativas que me parecen potables para los lectores del site como alternativa a lo que normalmente escuchan.
Esto lo planteo debido a que uno muchas veces se cierra a escuchar música distinta a la que uno naturalmente elige. Además, siempre que uno intenta escuchar algo que no es de su “palo”, requiere un esfuerzo extra de interés, intelectual y de asimilación. Ya sea que uno pase de la simpleza a la complejidad o viceversa, este esfuerzo está presente.
También creo que uno siempre se siente más seguro perteneciendo a algún tipo de grupo o sector: soy jazzero o soy rockero, me gusta sólo el avant-garde o el be-bop, soy metalero o escucho progresivo. Y yo, personalmente, creo que uno pierde una parte importante de la película acotándose a uno de estos rótulos. Creo también que se requiere de valentía para tener un gusto propio por fuera de la seguridad que brindan los rótulos o de la opinión de terceros “entendidos” en el tema.
Lo digo desde mi propia experiencia de muchos años de escuchar música, estar entre músicos y notar cómo me auto-limitaba en mis gustos musicales, tomando particularidades como valores absolutos, como la complejidad o la simpleza, la destreza, la sofisticación o la innovación. Las obras comprenden un conjunto de estas particularidades, las cuales uno debería tener la capacidad de sentir y en menor medida entender, para poder valorarlas desde la visión y el gusto personal. Lo único que creo que puede ser medible, en términos más o menos absolutos, es la calidad de ejecución del instrumentista individual y en conjunto, sólo como un piso pero nunca como un techo. A mi juicio, hay elementos técnicos mínimos que tienen que ser respetados y que hacen a la correcta ejecución.
Resumiendo, quiero ofrecer alternativas para aquellos lectores a los que les pueda interesar el desafío de divertirse, más allá de sus preferencias habituales.
Federico Larroca