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Herculaneum: Orange Blossom

Bears Of Illium, Let There Be Neon, Fuzball In Valhalla, Girl We Couldn’t Get Much Higher, Lionheart, Cry Of the Locust, Twin Unicorns, Return To the Woods


Músicos:
Patrick Newbery: trompeta
Nick Broste: trombón
David McDonnell: saxo alto, clarinete
Greg Danek: bajo
Dylan Ryan: batería, piano, vibráfono

482 Music, 2006

Calificación: Dame dos

Orange Blossom es el nuevo trabajo de Herculaneum.
Para algunos, esta banda puede resultar desconocida; sin embargo, Herculaneum tiene su currículum… ¡Uy… me salió un versículum!
Este grupo se constituyo en el 2002 como un emergente de la nueva escena musical de la ciudad de Chicago. De hecho, este álbum forma parte de la serie desarrollada por el sello 482 Music, denominada Document Chicago. Proyecto que pretende reflejar en términos discográficos la actualidad del jazz en esa ciudad.
El sonido de Herculaneum está construido sobre los cimientos del post-bop y el jazz tradicional, con reminiscencias de Miles Davis, Gil Evans y Charles Mingus, pero evocando también un amplio rango composicional que incluye a figuras tan disímiles entre sí, como Olivier Messaien, John Lurie y Dave Holland.
Los jóvenes por lo general tienden a emular a sus ídolos durante un tiempo hasta encontrar su propia voz. En Herculaneum, pese a la juventud de sus integrantes, ese proceso de asimilación de influencias es sutil y adquiere un rango subliminal. Serios, disciplinados, con un ojo en el pasado y con el potencial de crecer haciendo algo especial y diferente. Buscando un innovador ángulo expresivo que parece naturalmente asociado a proyectos grupales en pleno desarrollo como Reptet y el Skerik’s Syncopated Taint Septet. Herculaneum no es la típica banda con una base de intuitiva interacción desde la que fluyen los solos. Su esencia contiene un sólido material compositivo conformado por melodías ágiles, consistentes e irresistibles, expandidas por arreglos convencionales pero con un diseño estructural rico en matices y texturas que propician el desarrollo de la improvisación. El resultado, en términos de sonido, es poderoso y convincente, provocando la sensación de estar en presencia de una formación más amplia que la de un quinteto.

Si usted llegó a este comentario atraído por el extraño nombre de la banda, lo lamento. Lo suyo es preocupante e inadmisible, no sólo por desconocimiento de la escena musical de Chicago sino también por su incontrolable curiosidad. Y le digo todo esto con el derecho que me otorga el cabal conocimiento de haber llegado a este disco atraído por el extraño nombre de la…etc., etc., etc.
Herculaneum fue una ciudad de la Antigua Roma consagrada al Dios Hércules que, como todos sabemos, era el personaje de algunas películas en blanco y negro que solíamos ver en Sábados de Súper Acción. Hércules fundo la ciudad a los pies del Monte Vesubio sin darse cuenta que en realidad se trataba de un volcán. Esto nos permite arribar a las siguientes conclusiones:

  • a) Hércules, además de fuerte, era bastante tonto.
  • b) Sobraban dioses (como era habitual por aquel entonces)
  • c) Faltaban agentes inmobiliarios honestos (como era habitual por aquel entonces y… ahora también).

Ese territorio, actualmente conocido como Ercolano, tras la erupción del volcán Vesubio sería destruido junto a la vecina ciudad de Pompeii.
Comento todo esto con ánimo de explicar las causas por las cuales estos jóvenes músicos de Chicago adoptaron el nombre de Herculaneum para denominar a su banda y… no lo logro.

En Bears Of Illium el patrón subyacente es metronómico y la organización armónica tonal emplea la escala del blues. Sobre ese diseño estructural se desliza una melodía sincopada que por momentos evoca a Charles Mingus pero sin recurrir a sus características alteraciones rítmicas. Una excursión a midtempo rica en contenido y con solos compactos, detallistas y expresivos.
Un breve asalto percusivo abre Let There Be Neon. Luego, la trompeta de Patrick Newbery, a la manera en que lo hiciera Miles Davis en Sketches of Spain, parece imitar la voz de una cantaora flamenca, utilizando escalas arábigas y afronegras, mientras los arreglos adoptan la orquestación que allí usara Gil Evans cargando la partitura de micro compases. Herculaneum parece ir más lejos en el tiempo, al asumir como propia la tradición musical de los gitanos romaníes y la íntima relación de éstos con los orígenes del flamenco y el cante jondo, transportando al jazz a otros horizontes.
Detrás de Herculaneum hay un cerebro.
¡Tranquilo! No es el de Hércules, sino el del baterista Dylan Ryan.
Por lo general nos damos cuenta de que una banda tiene por líder a un baterista cuando… escuchamos el disco. Aquí debemos recurrir a los créditos para advertir que Ryan es quien aporta las composiciones.
El democrático rol asignado a la percusión en la paleta de sonidos de esta banda nos remite en un ejercicio de asociación libre a The Claudia Quintet. Y hablando de…
En Fuzball In Valhalla, las elegantes armonías que aporta la exquisita intervención del invitado John Beard en guitarra, la incorporación de vibráfono y los delicados toques glissados del clarinete de David McDonnell, crean una atmósfera reflexiva próxima al encuadre creativo de John Hollenbeck con The Claudia Quintet.
El fluido y al mismo tiempo dramático Girl, We Couldn’t Get Much Higher parece subdividido en compartimentos con una secuencia de llamados y respuestas cercana en estilo al quinteto de Dave Holland de mediados de los ochenta, pero adoptando un carácter expresivo menos cerebral y más intuitivo y espontáneo.

El sonido cosmopolita que distingue a Herculaneum es ratificado en Lionheart. El juego de intensidades utilizado aquí le otorga un amplio rango dinámico y a su vez ratifican el grado de inventiva propulsado.
En Cry Of the Locust ingresan en un territorio clásico con el aporte de Andra Kulans en viola y con Dylan Ryan dejando la batería para hacerse cargo del piano. Esta sonata, en su superficie, tiene un efecto distractivo; pero tras un análisis minucioso representa un cambio de escenario que actúa como referencia de la amplitud de influencias asimiladas por la banda en pos de alcanzar nuevos horizontes creativos.
Twin Unicorns ofrece una estructura polirrítmica, con melodías contrapuntísticas y un enfoque seudo-latino que parece asociado a la diáspora de los gitanos de origen indo-afgano (y sus herederos los viachs, los cales y los roma, en su mayoría provenientes de la vieja Yugoslavia), cuya inserción en la historia musical del continente americano se tradujo en ritmos como el tondero, la zamacueca, la milonga, la rumba y la guaracha.
El cierre será con Return To the Woods en un contexto más sofisticado, tradicional y accesible.
La mitología nos enseña que Hércules fue un mortal que tras cumplir doce trabajos se convirtió en Dios.
Eran otras épocas.
Sin ir más lejos, en mi vida he tenido más de treinta trabajos diferentes y no sólo no me convertí en Dios sino que además me hice ateo.
Los muchachitos de Herculaneum no son dioses ni lo convertirán en uno. Pero si usted ha perdido la fe en que partiendo desde la tradición del jazz se pueden crear cosas nuevas, Orange Blossom le ayudará a tomar conciencia que es posible recuperarla.

Yo creo en un dios personal que es la conciencia
(Voltaire) 

Sergio Piccirilli

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