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Inmigrasons: Inmigrasons

Balance de la Font del Gat / Laura va, Loca, Menuda, Espérame en el cielo, El noi de la mare / Vidala del último día, Carabelas nada, La nochera, L’emigrant, Sólo se trata e vivir, Doña Ubenza, Déjame ir, Corrandes d’exili.


Músicos:
Ernesto Snajer: guitarras, voces, dirección musical
Raúl Fernández: guitarras, metalofón, efectos Hammond, dirección musical
Silvia Pérez Cruz. voz
Guido Martínez: bajos, voces
Oriol Roca: batería
Mariano Cantero: percusión, metalofón, voces
Giovanni Di Doménico: piano, fendeer Rhodes, acordeón

Acqua, 2007

 

Calificación: Está bien

 

Estratégicamente, el sello Acqua Records editó el álbum debut de Inmigrasons en concordancia con la presentación del grupo en Buenos Aires en ocasión del 6º Festival de Jazz y otras músicas.
E Inmigrasons entra en el rubro “otras músicas”.
Varias.
Muchas.
Según la gacetilla de prensa, “la idea es la recreación de un repertorio musical basado en los testimonios y vivencias de personas originarias de Argentina y Catalunya, que por razones políticas, ideológicas o económicas, han vivido la migración de un país a otro”.
El proyecto, asimismo, es una coproducción musical del Mertcat de Música de Vic de Catalunya y la Dirección de Música de la Ciudad de Buenos Aires.
Pero no se circunscribe solamente a la edición de un disco. El pasado 19 de mayo se estrenó, en la televisión española, un documental dirigido por Jordi Call y producido por Benecé Produccions y el Mercat de la Música Viva de Vic. El mismo reconstruye la memoria colectiva de emigrantes argentinos y catalanes que eligieron como destino Catalunya y Argentina respectivamente. Los sentimientos de los testimonios se complementan con la música y las vivencias de los miembros de Immigrasons.
Tierra de esperanza (tal el título del film) inauguró el 23 de marzo la 13a. Mostra de Cinema Llatinoamericà de Lleida, con (dicen) gran éxito de público y crítica.
Pero no hemos visto el documental y lo que tenemos es un CD.
Y a él vamos.

 

Un coro infantil interpreta el tradicional Balance de la Font del Gat que sirve, además, de intro al Laura va, de Spinetta. El tema no es fácil de versionar y hasta el querido “Flaco” ofreció interpretaciones poco convincentes, como en el unplugged Estrelicia. Aquí, el promisorio inicio no se condice con lo que sigue. La voz de Pérez Cruz es clara pero no transmite demasiado.
Loca, el tango de Jovés y Viergol, brinda uno de los momentos más incómodos y atrapantes del álbum. Transformado por momentos en un furioso klezmer (con final trash), hará que los puristas salgan raudamente a buscar un técnico para su compactera. La presencia del acordeón refuerza el espíritu judaico que, convengamos y más allá de los gustos de cualquier mortal, al tema le viene de perlas. Y Pérez Cruz parece sentirse cómoda en este controlado caos.
El interés decae nuevamente en Menuda, de Serrat. Cantada en catalán no aporta gran cosa. Lo que se escucha es una balada afectada con coros que no suman. Mejor sigamos con Espérame en el cielo, de Paquito López Vidal, que supo ser versionado por Manzanero, Naná Mouskouri, el Trío Los Panchos y tantos otros. El arreglo funciona, con cierto aire de candombe y una buena intervención en acústica de, suponemos, Snajer. Pérez Cruz le aporta cierto aire flamenco a su interpretación que también sienta bien.
El tradicional El noi de la mare sirve de introducción a Vidala del último día, del Chivo Valladares. Entusiasma el comienzo y la continuación y todo aquí. Respetando en parte el arreglo que hiciera Juan Quintero para el disco “El matecito de las siete” (que grabara junto con Luna Monti), cuenta con impecables arreglos de voces y una económica instrumentación, percusiva y minimalista.

 

A continuación, suena un reggae comandado por la percusión y el piano de Di Doménico. Instrumentalmente el tema está bien y tal vez más. Pero la cantante interpreta con desgano, con poca alma, como no entendiendo lo que está cantando y, de verdad, resulta (muy) poco creíble. Una pena. Porque Carabelas nada (aquel tremendo tema de Fito Páez incluido en “Tercer Mundo”) tiene un muy buen pasaje instrumental a pesar de cierto desborde percusivo. E insistimos: el arreglo está fenómeno y Snajer y Martínez se hacen notar.

 

La nochera, de Jaime Dávalos y Ernesto Calveza, no aporta gran cosa. Y parece que tengo alguna cuestión personal con la manera de interpretar de Pérez Cruz. No sé qué antecedentes tendrá la cantante, pero da la sensación de que le cuesta transmitir emociones desde su canto. Pero esto sigue con L’emigrant, de Vives y Verdaguer; Y aquí sí que Pérez Cruz se acopla tanto en el intimista comienzo como en el caos sonoro que se sucede. El final es uno de los momentos más delicados del álbum.
Una, con esfuerzo, correcta Sólo se trata de vivir precede a una interesantísima lectura de Doña Ubenza, de Chacho Echenique. Una suerte de “rocker baguala” gracias al arreglo perpetrado por Fernández y Martínez. El tema va sufriendo mutaciones y hacia el final sobrevuelan aires de murga.
Déjame ir, de Chico Novarro y Mike Ribas, abre con Martínez en contrabajo y yo cierro la cortina porque es una versión más del bolero y además no de las mejores. Juro que puedo prescindir.
El final es con Corrandes d’exili, de Oliver y Montllor, donde todo es interesante y Pérez Cruz muestra que no tiene problemas de afinación y que su registro es realmente agradable. ¿Será que es una cuestión de compromiso con lo que se interpreta o que se fuerza (y esfuerza) a cantar cierto repertorio que no la acomoda?
Corrandes d’exili cuenta además con cierto terrorismo sonoro que se agradece.
En definitiva, tenemos un álbum debut de una agrupación con un proyecto claro y definido. Es un buen inicio, con ciertas tuercas que ajustar y, afortunadamente, mucho por desarrollar.
Esperamos por más.

 

Marcelo Morales

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