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The Bad Plus: Prog

Everybody Wants to Rule the World, Physical Cities, Life on Mars, Mint, Giant, Thrifstore Jewelry, Tom Sawyer, This Guy’s In Love With You, The World Is the Same, 1980 World Champion

Músicos:
Reid Anderson: bajo acústico
Ethan Iverson: piano
David King: batería

Heads Up, 2007

Calificación: Está (muy) bien

Si no tuviéramos el poder de crear, estaríamos sumergidos y ahogados bajo avalanchas de objetos rigurosamente idénticos (John Cage)

La humana necesidad de arrodillarse ante lo permanente es una ilusión que genera, como decía Nietzsche, el monótono-teísmo. Ese valor inalterable basado en un principio último da lugar a la monotonía, un territorio que alberga a lo que siempre permanece igual y expulsa a lo diferente. La necesidad operante en esta creación de mundos monótonos se relaciona con una voluntad débil que siente temor ante el cambio y ansía seguridad. El cambio introduce lo diferente y es lo que resiste al concepto, lo que reclama un lugar distinto al que ostentan los sistemas establecidos. El arte en general y la música en particular, no son ajenos a esta jerarquía filosófica.
The Bad Plus, en su intento por escapar a la monotonía, aligera conceptos, multiplica perspectivas y descree y cuestiona lo supuestamente inalterable. Esa resistencia a lo permanente les ha permitido oxigenar la escena del jazz con una brisa de aire fresco. Para ello cuentan con un arsenal limitado, es cierto, pero que usan a discreción: reciclaje de canciones provenientes del pop y el rock, la improvisación como ejercicio cooperativo, la utilización de dinámicos contrastes que evitan el trillado sendero de la música de fusión, la desestructuración del concepto tradicional del trío de jazz, la ausencia de un líder aparente y la utilización del humor aplicada al acto creativo.
En ese trayecto, The Bad Plus ha recolectado, en dosis similares, fans y detractores, aciertos y errores.
“Errar es humano”, dijo el pato (y se bajó de la gallina) y “perdonar es divino”,  dijo la gallina (y salió corriendo atrás del pato).

En Prog, The Bad Plus fortalece el concepto de resistencia a lo establecido al abandonar una de los principales compañías discográficas de la actualidad y constituir su propio sello (con la sugestiva denominación de Heads Up), asumiendo el riesgo de intentar ser artífices excluyentes tanto de sus objetivos como de los resultados.
Desde el título de su nuevo álbum, aluden a la idea de progreso. Concepto que se identifica con la revolución francesa, con la izquierda y la transformación, siendo la contraparte los antiguos regímenes de derecha y la reacción.
Aunque a juzgar por los resultados, la izquierda no ha sido muy diestra, como corresponde; mientras que la derecha fue bastante siniestra.
El término progresión o progresista se opone al conservador o conservadurismo o su contracara conceptual, la regresión. Pero además de su connotación política, expresa en términos filosóficos la superación de la ideología basada en el teocentrismo rechazando el valor de lo permanente e inalterable (¿otra vez el monótono-teísmo?).
Digo todo esto sin ánimo de herir susceptibilidades, tratando de ser amplio y flexible, observando la realidad desde dos perspectivas: la mía y la equivocada. Y no es que no admita mis errores. Lo haría, si los tuviera. (Y siempre nos queda el recurso del pato y la gallina).

Prog inicia con un cover de Everybody Wants to Rule the World de los británicos Tears for Fears. Esta composición, originalmente escrita por Roland Orzabal, Ian Stanley y Chris Hughes en 1985, pertenece al álbum Songs For the Big Chair. The Bad Plus aborda la versión trabajando más próximo al núcleo melódico que de costumbre, sin invadir el cuerpo principal de la partitura y ateniéndose a su esencia. Ergo, el resultado es tan intrascendente y liviano como el original. Del naufragio solamente rescatamos un solo de piano en el que Iverson explora los recursos tímbricos de su instrumento mediante la armonía, la extensión y la resonancia y el pedal en clara alusión estilística a Chopin.
Al fin de cuentas, algo es mejor que nada y nada es peor que nada y viceversa. O sea que algo es mejor que viceversa.
Para compensar, llega la intensidad rockera y el dramatismo de Physical Cities, composición que pertenece a Reid Anderson. Aquí se aproximan al concepto de “power trío acústico” sustentándose en precisos arreglos atravesados por un riff heavy. Pesado como collar de zapallo, como submarino con remos, como tractor a pedal.

Turno de otro cover: Life on Mars?, el clásico de David Bowie. El original integró el álbum de 1971 Hunky Dory. No muchos saben que Bowie se inspiró en la canción que escribiera Paul Anka y popularizara Frank Sinatra, My Way. La lista de gente que ha ofrecido su propia versión de Life on Mars? es interminable. Barbra Streisand lo hizo en Butterfly Fly, Steve Nieve en Playboy, Phish en Steeltown, Michelle Branch en The Clap, The Flaming Lips en This Here Giraffe, Rick Wakeman (quien tocó en la versión original) en Piano Album y Django Bates en You Live and Learn (Apparently) con Josefine Lindstrand como vocalista.
El enfoque de The Bad Plus es delicioso. En la intro, el bajo se hace cargo de la estructura melódica mientras la batería y el piano aportan sutiles matices. Para luego desembocar en una improvisación colectiva en la que sobresale el piano de Iverson, con influencias que van de lo Chopinesco a lo Chaplinesco. El final incluye fraseos de Así habló Zarathustra de Richard Strauss en manifiesta complicidad con los amantes de la ciencia ficción, ya que asocia la vida en Marte de la canción de Bowie con la banda de sonido de la película de Stanley Kubrick 2001: Odisea del espacio.
A continuación llega la única composición que aportó Iverson en Prog: Mint. Un experimento orientado al post bop con frases inconclusas y oblicuas e ideas rítmicas que parecen rendir homenaje al recientemente fallecido Andrew Hill.
En Giant hallamos delicadas texturas guiadas por un hipnótico ostinato en contrabajo, realzado por un luminoso solo de piano.

Thrifstore Jewelry combina el  jazz con la rumba, expresada en dos de sus variantes más conocidas: el guagancó, por su nivel de elaboración y su relación con el punto cubano y la columbia matancera por su tempo. Este desborde rítmico sirve de excusa para un soberbio solo de King.
Seguidamente hacen un cover de Tom Sawyer de Rush, canción inspirada en el personaje literario de Mark Twain. La letra del original está basada en un poema de Dubois titulado Louis the Warrior, pero eso importa poco en la versión de The Bad Plus. Que dicho sea de paso es respetuosa, contundente y adictiva.
En This Guy’s In Love With You, de Burt Bucharach, desarrollan una construcción pausada con breves e hilarantes acotaciones estructurales manifestadas en estratégicos silencios y veloces contrapuntos. La versión está bien y no tiene nada que envidiar a las que hicieran Dionne Warwick, Aretha Franklin, Barry Manilow, Harry Connick, Jr., etc. Ni siquiera al original de Burt Bacharach cantado por Herb Alpert.
The World Is the Same nos ofrece un collage de fraseos arábigos combinados con repetitivos acordes próximos al minimalismo y un pasaje pianístico de apasionado romanticismo.
El álbum cierra con el deportivo 1980 World Champion, una rítmica hiperquinética que contrasta con una innovadora fusión de folclore polaco, jazz y clasicismo romántico.

Prog me permite confirmar las virtudes y defectos de The Bad Plus.
Sus shows me gustan más que sus discos.
Su actitud me gusta más que los resultados.
En síntesis: me gustan y no puedo, ni quiero evitarlo.

Sergio Piccirilli

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