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Bill Frisell: History, Mystery

CD1: Imagination, Probability Cloud, Probability Cloud Part 2, Out of Body, Struggle, A Momentary Suspension of Doubt, Onward, Baba Drame, What We Need, A Change Is Gonna Come, Jacky-ing, Show Me, Boo and Shout, Struggle Part 2, Heal, Another Momentary Suspension of Doubt, Probability Cloud (reprise)
CD2: Monroe, Lazy Robinson, Question #1, Answer #1, Faces, Sub-Conscious Lee, Monroe Part 2, Question #2, Lazy Robinson Part 2, What We Need Part 2, Waltz for Baltimore, Answer #2, Monroe Part 3


Músicos:
Eyvind Kang: viola
Ron Miles: corneta
Hank Roberts: cello
Jenny Scheinman: violín
Tony Scherr: contrabajo
Greg Tardy: clarinete, saxo tenor
Kenny Wollesen: batería
Bill Frisell: guitarras y loops

Elektra Nonesuch, 2008

Calificación: Está (más que) bien

Todo misterio viene acompañado de una historia.
Y toda historia tiene su misterio.
Para que las cosas no se nos compliquen desde el inicio mismo, empezaremos por decir (escribir) que según la RAE (Real Academia Española), el vocablo "historia" proviene del latín historĭa y también del griego iστορíα. Tranquilos, que no vamos a entrar en disquisiciones acerca de si primero el latín y después el griego o viceversa. Lo cierto es que la palabrita, de procedencia latina/griega, refiere a una narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados. También representa el conjunto de los sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, culturales, etc., de un pueblo o de una nación. Reduciendo el universo, tenemos que también puede ser el conjunto de los acontecimientos ocurridos a alguien a lo largo de su vida o en un período de ella. Por otro lado, la Historia es una disciplina que estudia y narra los mencionados sucesos. Adjudicamos el vocablo también a narraciones inventadas, mentiras, pretextos, cuentos, chismes, enredos… y también tenemos otro tipo de historias: clínica, sagrada, natural, universal y muchas más… pero no es cuetión de andarnos por las ramas.
Algunos avezados (y arriesgados) coinciden en que la Historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad y que el "período histórico" es aquél que transcurre desde la aparición de la escritura (¡?) hasta la actualidad. O sea que podemos afrimar, sin temor a equivocarnos, que nuestra historia es, al menos, mutante. Solamente agregar que antes de la Historia (con su Protohistoria y las Edades Antigua, Media, Moderna y Contemporánea), tenemos la Prehistoria (que forma con Paleolítico -inferior, medio y superior-, Mesolítico, Neolítico y la Edad de los Metales -que a su vez contiene al Calcolítico y a las Edades de Bronce e Hierro).

Pero dejémonos de historias (je) y atraquemos en el misterio, que según la misma fuente (no… la de acero inoxidable no… la de la RAE), también tiene una procedencia conjunta y significa "cosa arcana o muy recóndita que no se puede comprender o explicar". O bien un negocio muy reservado. Y, si nos acercamos a la religión, un misterio es algo inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe.
Pero sigamos fieles a nuestros pasos y convicciones y no nos desviemos… más.

Todo esto viene a cuento porque el último trabajo del guitarrista Bill Frisell lleva por título History, Mystery. ¿O se creían que venía, así como así, al voleo?
Gracias por no contestar y plegarse a un piadoso silencio… la cuestión es que el álbum es doble y, anote esto en el rubro "mirá vos", fue recientemente editado en la Argentina.
Del guitarrista no vamos a andar tirando datos en forma indiscriminada. Y en forma discriminada, tampoco, que la discriminación no está bien vista, al menos en algunos lugares. Por ejemplo, ahí tienen los enaltecedores Juegos Olímpicos de Beijing, donde… mejor sigamos con lo nuestro.
Y lo nuestro nos lleva a reconocer que la historia reciente de Bill Frisell está bastante lejos de la que un par de décadas atrás asomó como la de un músico inspirado, inspirador, arriesgado, honesto, talentoso y único. Más bien, parece que le tomó el gustito a lo que con ciertos amigotes denominamos "hacer la plancha". En la intimidad (y aprovechando que no nos escucha nadie), convengamos que la marca Frisell pudo haberse asociado (en más momentos de los que uno hubiese querido) a una marca de somníferos.
Pero Frisell es Frisell. Lo queremos y lo respetamos. Y por esto es que insistimos; y queremos que nos sorprenda gratamente; en realidad, que vuelva a rompernos la cabeza y no que nos provoque un dolor de ídem. Se le reconoce la búsqueda y la integridad. Y con estas banderas, apostamos nuevamente por él.

Que para esta ocasión conformó un octeto que, como por arte de magia, llama a la ilusión (se entendió el juego de palabras, ¿no?). veamos: Eyvind Kang (viola), Ron Miles (corneta), Hank Roberts (cello), Jenny Scheinman (violín), Tony Scherr (contrabajo), Greg Tardy (clarinete, saxo tenor), Kenny Wollesen (batería) y, por supuesto, el bueno de Bill.

No pretenderán ustedes que realicemos un recorrido tema por tema ya que son, exactamente, treinta. Que de acuerdo a la numerología quinielera responde a Santa Rosa (¿La Pampa?), pero no tomemos atajos que puedan llegar a confundirnos y, paradójicamente, alejarnos de esta historia. Historia, Misterio. O sea.
Si bien la formación no, algunos de los músicos sí. Y también cierta atmósfera que se respira al escuchar el álbum (¿se puede respirar un sonido?). La referencia es con Quartet, uno de los mejores álbumes del guitarrista, al menos para este escriba, donde Eyvind Kang interpretaba violín en lugar de viola y Ron Miles trompeta y no corneta. Wollesen y Scherr han sido su base rítmica durante años y Hank Roberts ha participado de la época más sanguínea (¿sanguinaria?) de Frisell, cuando en sus filas hacía de las suyas el querido pelado Joey Baron.
History, Mystery contiene dos suites compuestas con diferentes intenciones: Mysterio Simpatico (sic) es una colaboración multimedia realizada junto con el artista plástico Jim Woodring (cuyos dibujos ilustraran algunas tapas frisellianas); la otra tuvo como motivo iniciático las Stories from the Heart of the Land para las NPR Radio Series. Una parte del material fue registrado en estudio; la otra, no. Pero, en general, hay una coherencia, una unidad, una homogeneidad. Para empezar, créanme, no es poco. Para nada.

Otros detalles a tener en cuenta: la pieza Monroe, originalmente incluida en Good Dog, Happy Man, aquí cuenta con tres (buenas) versiones, dos de ellas en guitarra y viola y la restante en guitarra sola. Todas, en el disco 2. Algunos covers: Jackie-ing, de Thelonious Monk, Sub-Conscious Lee, de Lee Konitz, A Change Is Gonna Come, de Sam Cooke y Baba Drame, de Boubacar Traoré. Además de Monroe, son varias las composiciones que tienen sus distintas "partes": Probability Cloud, Lazy Robinson, What We Need, Struggle. Y otras que, elípticamente, siguen la tónica: A Momentary Suspension of Doubt (y su continuidad en Another Momentary…), Answer # 1 y 2, Question # 1 y 2 y así…
El octeto sólo ocasionalmente toca en conjunto; Frisell ha decidido recurrir a las "pequeñas sociedades" que tan bien le hacen al fútbol, aunque Prichoda y Zuculini sean pibes y haya que esperarlos; pero, sin dudas, nos regalarán muchos momentos de los buenos a los racinguistas.

Pero vamos a lo que nos sucedió con el álbum.
En principio, nada del otro mundo.
Luego, con garra de nuestra parte, la sensación fue mutando.
Sin que diera para tirar manteca al techo (está cara y además… ¿por qué estropear el cielo raso?), el semblante cambió, reapareció cierta sonrisa, un intento de reconciliación que va por buen camino y unos cuantos momentos de los buenos (y más que eso) de los que esperábamos en la previa. También encontramos segmentos donde el pan de manteca enterito le apuntaba a la compactera, pero ganó la cordura y decidimos untar unas buenas tostadas.

Y a medida que sumábamos escuchadas, fuimos encontrando arrebatos de aquel guitarrista que aterrorizaba tímpanos a pesar de su cara de nerd. Los estilos se suceden y, por momentos, se superponen: jazz, blues, country, be bop, soul, clásica contemporánea, rock, minimalismo, world music y hasta cierto aire de tango en más de una ocasión. En los primeros nueve tracks del disco 1, hay bastante poco que objetar. Porque a pesar de la sumatoria de estilos mencionados, la homogeneidad nos recuerda a los dos álbumes que el guitarrista realizara musicalizando películas del insuperable Buster Keaton. Irreprochable participación de los músicos, en especial los responsables de las cuerdas (Roberts, Scheinman y Kang), la corneta de Miles y el clarinete de Tardy. El aire ciudadano (tanguero) es imposible de disimular en Probability Cloud; la world music se hace presente en Baba Drame (que fue compuesta por el mítico guitarrista de Malí, Boubacar Traoré); pero a decir verdad, estos primeros veinticinco minutos ofrecen una coherencia que Frisell hacía rato que nos escamoteaba. El décimo tema es A Change Is Gonna Come, del bluesero Sam Cooke; y aquí se nos empieza a caer la estantería. Un blues que no dice ni aporta nada de nada a lo escuchado ya tantas veces y con el valor agregado de una insulsa y melosa intervención de Tardy en saxo tenor que, además de estar plagada de clichés, empalaga y nos recubre de grasa sin previo aviso. Y para colmo de males, es el tema más largo del álbum: casi nueve minutos.
Saltamos a Jackie-ing en buena (¿y necesaria o innecesaria?) lectura. Me inclino por la segunda opción. Show Me, paradójicamente, nos muestra que el declive sigue haciendo de las suyas. La puntería se levanta, afortunadamente, de aquí hasta el final del CD, con un furioso Frisell en Struggle Part 2, la lucidez lúdica de la breve Another Momentary Suspension of Doubt y, siempre, las cuerdas enalteciéndolo todo.

El disco 2 se inicia con la primera de las tres versiones de Monroe. Kang y Frisell en impecable forma y comunión. Los 5 temas siguientes mantienen el nivel de atención (a veces más, a veces menos). Hasta que llegamos al Sub-Conscious Lee, de Konitz, y nuevamente… ¿había necesidad? Lo que resta del CD me recuerda mucho, pero mucho, a Quartet (lo que no está para nada mal). A pesar de que Lazy Robinson Pt. 2 resulte un blues trillado y que Waltz for Baltimore sea innecesariamente larga (otros casi nueve minutos) donde Tardy vuelve a hacer gala de todos los clichés todos, desafortunadamente.

History, Mystery es el nuevo CD doble del guitarrista Bill Frisell.
Que, sospechamos y algo más, no pasará a la Historia.
Pero que contiene algo de ese Misterio que nos uniera al guitarrista hace más de dos décadas.
Y por cómo venía la mano… no es poca cosa.

Marcelo Morales

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