Por Los Codos

Mary Halvorson

El apego del ser humano a las herramientas tecnológicas que nos provee la globalización ha hecho que el crecimiento interior y la renovación de nuestros procesos de pensamiento enfrenten nuevos desafíos. En ese contexto, la materia prima que puede generar estrategias innovadoras para enfrentar esos desafíos es la búsqueda de la creatividad.
Al enfrentarnos a esos desafíos que se nos presentan, hallamos dos caminos que se bifurcan: el que nos conduce a seguir haciendo lo mismo de siempre y el que nos impulsa a hacer cosas nuevas. De esas opciones, esta última es la única que nos permite obtener resultados diferentes y es la dirección que suelen seguir las personas auténticamente creativas.
Pero no basta creer en que podemos encontrar nuevas alternativas sólo con ser creativos; además hace falta vencer el temor que producen los bloqueos mentales, adquirir confianza en la capacidad de expresarse creativamente, estimularse para ir más allá de las propias limitaciones, impulsar la intuición y divertirse ejercitando esa energía creativa.
A la hora de citar un ejemplo de artista que manifieste cabalmente esos conceptos, no sería descabellado que emerja el nombre de la joven guitarrista y compositora Mary Halvorson.
Su innegable potencial para la innovación sin límites la llevó a expresarse prolíficamente en un amplio rango de estilos, géneros, búsquedas y proyectos simultáneos. A una edad en la que la mayoría de los músicos se encuentran en su etapa formativa, Halvorson parece haber alcanzado una infrecuente madurez estilística que le permitió construir una voz propia e incomparable en su instrumento. Su guitarra tiene un sonido brillante, sinuoso e impredecible y en su vocabulario estético contrastan y a la vez armonizan, corrosivos acordes, frenéticas oleadas de notas, sutiles fragmentaciones y un ataque impiadoso con texturas orquestales, vaporosos contrapuntos, una escrupulosa digitación y prístinos fraseos acústicos. En definitiva, consiguió elaborar un alegato inteligente, espontáneo y efusivo pero nunca auto-indulgente que, aun reconociendo influencias de guitarristas como Derek Bailey, Lenny Breau y Sonny Sharrock y que denota admiración por músicos como Ornette Coleman y Erik Dolphy, ha sabido conservar su frescura y originalidad.

Mary Halvorson creció en Boston y actualmente vive en Brooklyn. Su formación académica incluye estudios en el New England Conservatory y en el Berklee College of Music. Más tarde ingresó en la Weslayan University, lugar donde, además de cursar las cátedras de Jazz, World Music y Música Experimental, conocería a Anthony Braxton. Músico que sería fundamental en su carrera artística, ya que la relación inicial maestro/discípulo se extendería luego a una estrecha sociedad musical que llega hasta nuestros días. Halvorson acompaña a Braxton en varios de sus ensambles: con el Anthony Braxton’s Diamond Curtainwall Trio aparece en el álbum (Victoriaville) 2007, con el Anthony Braxton 7tet y 12tet en 9 Compositions (Iridium) 2006 y Victoriaville (2007) y también colaboró con el Braxton Quartet en (Moscow) 2008 y con su quinteto en (London) 2004.

Halvorson debutó como líder en 2008 con el aclamado Dragon’s Head, álbum en el que también participan el bajista John Hebert y el baterista Ches Smith. Otro de los proyectos que ocupan el cuerpo principal de su ideario creativo, es su dúo con la violista y violinista Jessica Pavone, materializado en los álbumes Praires de 2005, On and Off de 2007 y Thin Air de inminente lanzamiento.
Un músico con el que Halvorson ha estado estrechamente ligada es el cornetista y trompetista Taylor Ho Bynum, con quien trabajó en los álbumes The Middle Picture de 2007 y Asphalt Flowers Forking Path de 2008, ambos con el Taylor Ho Bynum Sextet. Relación musical que se extiende también al Taylor Ho Bynum Trio y al ensamble cooperativo Thirteenth Assembly.

Dos proyectos que también concentran el interés actual de Halvorson son People y Crackleknob. El primero de ellos (junto al baterista Kevin Shea), tiene dos álbumes editados: People de 2005 y Misbegotten Man de 2007 y un tercero de próxima aparición. Mientras que con Crackleknob (integrado por el trompetista Nate Wooley y el bajista Reuben Radding) hará su debut discográfico próximamente.
Halvorson, además, tocó con Joe Morris, Nels Cline, John Tchicai, Elliott Sharp, Andrea Parkins, Marc Ribot, Oscar Noriega y Jason Moran y ha tenido activa participación en el Trevor Dunn’s Trio-Convulsant, el Ted Reichman’s My Ears are Bent, Jason Cady & The Artificials, Ches Smith’s These Arches Assif Tsahar’s New York Underground Orchestra y Curtis Hasselbring’s Decoupage, entre otros.
Tuvimos el privilegio de entrevistar a esta autentica revelación de la nueva escena musical. Una charla intensa e imperdible en la que hablamos de su carrera, sus temores y aspiraciones, su pasión por la astrología y sus profundas convicciones creativas. Con ustedes, Mary Halvorson.

Creo que un buen punto de partida para esta charla es comenzar hablando de Dragon’s Head, sus composiciones y el proceso de grabación de las mismas; ¿tuvieron su génesis en gira o te sentaste a escribir específicamente para los otros integrantes de la banda?

El desarrollo de la música de mi trío definitivamente empezó en mi cabeza, fue allí donde surgió la idea para un trío de guitarra. Una vez que decidí sobre los músicos, empezaron a llegar las ideas de cómo quería que sonara la música. En un primer momento fue un proceso introspectivo. Escribí seis de las composiciones antes de haber podido escuchar a la banda. En una segunda etapa, una vez que oí como sonaba todo y ya trabajando con los músicos, se inició un proceso de exteriorización a partir del cual la música se fue desarrollando tratando de que fuera cobrando vida como banda.

Hablemos del concepto detrás del título del álbum. Dragon’s Head es el Nodo Norte de la Luna en Astrología. ¿Podrías explicar por qué ese concepto es importante para vos?

He estado estudiando astrología durante mucho tiempo y un concepto en el que me interesé particularmente en tiempos recientes son los Nodos de la Luna. Nodo Norte y Nodo Sur. Rahu y Ketu (nombres que reciben los nodos en astrología india). Cabeza de Dragón (Dragon’s Head) y Cola de Dragón. Los nodos no son planetas, son los puntos en el cielo en donde la órbita de la luna intercepta la eclíptica. En astrología, los nodos suelen estar asociados al Karma. El Nodo Sur se ocupa de los orígenes y la kármica pasada, mientras que el Nodo Norte se refiere al futuro. La ubicación del Nodo Norte, en la gráfica individual, muestra un sendero al que no se arriba naturalmente y que involucra un duro trabajo. Una vez alcanzado, le traerá a la persona la mayor satisfacción de su vida. También se dice que eso está relacionado con las deudas kármicas. Mi Nodo Norte está en la décima casa, en Leo (en astrología, la décima casa se refiere a la carrera, el prestigio y la reputación; y la influencia de Leo denota fuertes ambiciones profesionales). La carrera no tiene para mí un sendero sencillo ya que constantemente hay cosas para superar y en las que hay que trabajar. Siendo niña era letalmente vergonzosa y con miedo a actuar, digo esto solo para darte un ejemplo. Así que sacar mi primer álbum como líder estuvo muy vinculado con esta idea del Nodo Norte, la carrera y el karma. También hay, ahora mismo, específicas progresiones sucediendo en la gráfica que tienen énfasis en mi Nodo Norte. Otra razón por la que elegí ese título es que encaja muy bien con el dibujo que quería usar para la portada del álbum. Es el dibujo de una postal que me envió mi padre desde Italia en 1999. Debajo del dibujo escribió: “Vi un hombre de tres cabezas sentado en la pared. No pude escabullirme en él.” Pensé que el dibujo del hombre de tres cabezas era interesante por tres razones. Primero, es una buena representación de un trío trabajando como si fuese uno solo. Segundo, el hombre de tres cabezas se parece a un dragón y tercero, porque el apoyo y aliento de mi padre en relación a lo que estoy tratando de hacer con mi vida ha sido muy importante para mí. Por último, y de regreso a la astrología, mi Nodo Norte conjunciona en la misma parte del cielo con el Mercurio de mi padre, lo que en una rápida interpretación significa que entiende lo que estoy intentando hacer. Por lo tanto todas las piezas, de alguna manera, encajaban entre sí lo cual es una noción kármica en si misma (exclamando)

En relación a todo esto quiero que profundicemos en la naturaleza del proceso creativo. En particular me gustaría saber cuánto de las áreas que abarcan tu música provienen de la lógica y cuánto de ellas surgen desde otro lugar…

Muy poco de mi música proviene de la lógica. Siempre he sido una pensadora intuitiva y con frecuencia tuve problemas para colocar mis pensamientos en palabras. Por ese motivo, la música siempre me pareció una forma natural de expresión. En general, si cuando estoy componiendo trato de pensar demasiado o antes de tiempo o sobre como quiero que suene esa pieza, fracasará. En su lugar, lo hago sin ningún tipo de idea premeditada y trato de mantenerme abierta a que la pieza vaya en una dirección completamente diferente a medida que se desarrolla… y esto ocurre a menudo (sonríe)

Ahora tratemos de centrarnos en otro contexto del proceso real del acto de creación, como si intentásemos poner un microscopio sobre él. Por ejemplo, viene un músico y te dice: “hagamos este tema…” Supongamos que se trata de una composición de Ornette Coleman o Albert Ayler y que estás habilitada para hacer lo quieras con ella. ¿Podrías darme una idea sobre cómo desarrollás esa materia prima y cómo hacés para que esa fuente de inspiración inicial se exprese, en cierto sentido, como un nuevo acto creativo?

Realmente siempre he disfrutado tocando composiciones de otra gente porque es un auténtico desafío interpretar esas piezas en una manera que haga justicia con la visión del compositor y que, al mismo tiempo, me permitan mantener mi propia voz. Cada situación es diferente, así que no estoy realmente segura de que haya una regla general acerca de cómo voy a intentar hacerlo; pero, en definitiva, ése es un objetivo que siempre tengo en cuenta.

Con frecuencia suelo aprovechar la frase de Stockhausen: “los artistas son personas que reflejan el espíritu de su tiempo”, para preguntarle a mis entrevistados sobre la diferencia entre el artista que es un espejo de su época y el que tiene el poder visionario para adelantarse a su tiempo. En ese sentido, ¿no te parece que algunas de las ideas que expresan esos visionarios, y te incluyo en ese grupo, resultan demasiado complejas para la gran mayoría de los oyentes?

Es una pregunta difícil. Creo que cualquier nueva música y difícil de entender, desde la perspectiva del oyente, va a resultar en cierta forma “inescuchable”, muy compleja, demasiado abstracta, sin sentido o cualquier número de cosas desde el punto de vista de ciertas personas. La gente, a menudo, odia las cosas que no entiende y no todo el mundo se toma el tiempo para tratar de comprender esas cosas. He escuchado decir a un sinnúmero de músicos que, inicialmente, odiaron a quienes terminaron siendo sus héroes musicales; pero a medida que siguieron escuchando, el amor por ellos fue en aumento. Creo que si un cierto porcentaje de personas odia tu música probablemente vos estés “metiendo” algo, porque demuestra que estás desafiando los oídos de la gente y retando sus ideas pre-establecidas. En mi opinión, prefiero tener gente que ame u odie lo que estoy haciendo antes que aquellos que te dicen “está bien” o “muy bonito”. Regresando a tu pregunta, no creo que la música creativa sea un pensamiento demasiado avanzado, sólo creo que a alguna gente no le importa tomarse el tiempo suficiente para aprender de ella. No es para todos y eso está bien, e incluso algo de ese pensamiento -supuestamente de avanzada- es realmente basura. Lo mismo que en cualquier otro género de música.

Aproximarse a la música en particular o al arte en general, siempre representa un desafío para la gente. Creo que fue Ned Rothenberg quien me dijo que prefería una audiencia pequeña que entendiera lo que estaba haciendo o que al menos se comprometiera con la música, que hacer un montón de dinero tocando para una multitud a la que la música no le interesara realmente. A partir de ese concepto, sería interesante que me cuentes cuál es tu relación con los oyentes o si requerís algo en particular de tu audiencia…

No tengo ningún requerimiento de mi audiencia y entiendo que a algunas personas no les va a gustar lo que estoy haciendo. En la medida que no sean hostiles o perjudiquen la actuación, pueden sentirse libres para venir a escuchar y odiar la música (risas). Recientemente leí algún interesante blog de gente que odia mi música, por la misma razón te confieso que aprendí un montón de la música que odio.

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