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Evangelista: Prince of Truth

The Slayer, Tremble Dragonfly, I Lay There in Front of me Covered in Ice, You Are a Jaguar, Iris Didn’t Spell, Crack Teeth, On the Captain Side

Músicos:
Carla Bozulich: voz, guitarra, autoharp, electrónicos, bajo, batería
Dominic Cramp: teclados, bajo, acordeón
Tara Barnes: bajo, voz, percusión
Invitados: Nels Cline (guitarra), Lisa Gamble (thumb piano), Shahzad Ismaily (batería, guitarra), Ches Smith (batería), Thierry Amar (contrabajo), Ezra Buchla (viola), Jessica Catron (cello, voz), Jonah Fortune (contrabajo), Devin Hoff (contrabajo), Nadia Moss (teclados), Luis Naranjo (coros), Stefan Nelson (gong), Andrea Serrapiglio (cello)

Constellation Records, 2009

Calificación: A la marosca

Nada es verdad todo está permitido (William Burroughs)

La cantante Carla Bozulich ha sido, durante las últimas dos décadas, una de las principales animadoras de la escena underground de la ciudad de Los Angeles. Esa persistencia exploratoria manifestada en su trayectoria artística se corporizó en diversos proyectos grupales, tales como The Geraldine Fibbers, Ethyl Meatplow y Scarnella, entre otros. En 2006, con su álbum solista Evangelista, alcanzaría uno de los momentos más significativos de su carrera al configurar un vibrante alegato estético de carácter gótico en cuyo formato expresivo conviven el post-punk, el folk alternativo, la música de cámara, el género noise, la libre improvisación, el blues y la música ambiental. Un sostenido desarrollo de contrastes en los que se intuyen los perímetros de un itinerario que conduce a una experimentación extrema en la que se entrelazan el ruido, la melodía, los silencios y las disonancias. Todo sustentado en una poesía alucinada, aguda y lacerante que, aun cuando parece provenir de un juego mórbido del subconsciente, engloba en su lecho una energía inspiradora y un liberador efecto catártico. El título de ese álbum, no sólo le daría nombre a su banda (que también integran Tara Barnes y Dominic Cramp) sino que además se convertiría en la herramienta idónea para continuar la exploración de ese innovador territorio sonoro. En 2008 el proyecto continuó, ya bajo la denominación Evangelista, a través del notable Hello, Voyager.
Ahora nos llega su más reciente entrega: Prince of Truth (“Príncipe de la verdad”).

La palabra verdad expresa tanto la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente, como el juicio o proposición que no se puede negar racionalmente. La verdad, según su definición más habitual, abarca desde la honestidad, la sinceridad y la buena fe, hasta el acuerdo de los conceptos con los hechos o la realidad en particular.
La verdad es que no me queda muy claro qué es la verdad… para qué le voy a mentir. Además, habiendo tantas oportunidades para mentir… ¿por qué debería hacerlo justo ahora que estoy hablando de la verdad, no?
Lo cierto es que, a lo largo de la historia, los filósofos han elaborado distintas teorías sobre la verdad cuyos contenidos aun hoy siguen siendo materia de intensos debates. Existen diferentes posiciones sobre qué constituye la verdad y cómo se identifica o define. Tampoco hay acuerdo sobre si el ser humano posee el conocimiento innato de la verdad o sólo puede adquirirlo, y si existen revelaciones que nos acercan a ella o solamente puede alcanzarse mediante la razón.
Asimismo, resulta virtualmente imposible aseverar si la verdad es subjetiva u objetiva, relativa o absoluta, inmutable o versátil. La diversidad de enfoques nos podría llevar a sospechar que la verdad es, en realidad, una gran mentira.
A lo mejor estoy intentando explicar algo que usted ya sabe. Por ejemplo, si ha leído en el Antiguo Testamento el capítulo 37 del Evangelio según Lucas, debe saber a la perfección qué es una verdad y qué es una mentira.
El Evangelio según Lucas sólo tiene 24 capítulos y está en el Nuevo Testamento.

Sin embargo, a pesar de que es ilusorio adjudicarle un sentido unívoco a la verdad, sí resulta factible determinar cuándo una persona está diciendo la verdad o está mintiendo a través del lenguaje corporal, la contradicción en los gestos emocionales o mediante el análisis del comportamiento y las reacciones o en la forma de hablar.
Según los estudiosos del tema, cuando no se dice la verdad la expresión corporal se torna rígida y limitada, con pocos movimientos de brazos y manos. En el mentiroso, la ejecución de los gestos no está coordinada con las palabras; por lo general, suele colocar objetos inconscientemente entre él y su interlocutor y acostumbra responder a cualquier pregunta usando las mismas palabras formuladas en el interrogante.
Trataré de ejemplificarlo para facilitar su comprensión. Si usted le pregunta a su esposa: “¿Me has engañado alguna vez?” y ella le responde “No, no te he engañado alguna vez” (mientras hace un gesto afirmativo con la cabeza y coloca un lavarropas delante de ella), puede ser que le esté mintiendo o, peor aún… quizás esté diciendo la verdad y no lo haya “engañado alguna vez” sino siempre.
Le aclaro que este ejemplo es arbitrario y nada tiene que ver con la realidad.
Igual… en su lugar yo tomaría algunos recaudos. Nunca está de más preguntar.
Mejor regresemos a lo nuestro que es comentar el nuevo álbum de Evangelista y no andar sembrando cizaña por ahí. ¡Ah! Y si su esposa se rasca la nariz o evita el contacto visual… humnnn… no sé… hay muchos rumores.. ¡cuídese!

El tema de apertura es con la escalofriante y sombría visión nihilista de The Slayer. Las guitarras dibujan un clima opresivo en el que asoma la voz de Bozulich para describir a un personaje apócrifo, inquietante, ambiguo y tenebroso que se cuestiona: “¿Estoy aquí para cuidarte? ¿Estoy aquí para destruirte? ¿Estoy aquí sólo para creer que importa lo que hago?”. Para luego responder en un tono confesional en el que se intuye el enfado ante la fragilidad de la vida: “Soy un asesino indiferente”.
Tremble Dragonfly también es una invocación a la levedad del ser simbolizada en el “temblor de una libélula”. Desde una perspectiva poética, la voz quebrada y estremecida de Bozulich susurra: “Temblando en mis manos iluminás mi piel” y ante la indefensión de la existencia emite una esperanzadora verdad al decir: “Te dejaré ganar, temblar es el costo del vuelo”. Todo ornamentado por cacofonías no musicales y perversas cadencias interceptadas por estratégicas cuerdas de corte camarístico.
En I Lay There in Front of me Covered in Ice, las delicadas figuras que dibujan las guitarras de Shahzad Ismaily (en acústica) y Nels Cline (en eléctrica) se ligan a un órgano de tono eclesial a cargo de Dominic Cramp para edificar un embriagante bloque melódico. A partir de ese sutil contexto sonoro, emerge una contrastante y visceral descripción del suicidio: “Esto es un cuchillo y yo no elegí la vida. Andá a decirle a tu mamá que aquí hay un hombre muerto en la bañera o decile a tu papá que la ciudad perdió otra hija".

La disparidad de estilos alcanza su clímax en el abrasivo post-punk de You Are a Jaguar. Bozulich vocifera una letra enigmática en la que pretende retratar el verdadero poder de la música sobre la muerte y el sufrimiento, en clara alusión autorreferencial a la seria enfermedad de garganta que padeciera en plena grabación de este álbum.
A través de la sobrecogedora lobreguez de Iris Didn’t Spell se abre paso una lírica inescrutable y de múltiples lecturas que nos habla sobre una mujer “que no puede deletrear secretos”, ni afirmar “qué es lo importante o qué desea”. Para luego rematar: “Cae la oscuridad, las estrellas explotan. No mueren pero no pueden estar juntas”.
La manifiesta nocturnidad de Crack Teeth formula una atrapante propuesta estética que oscila entre la construcción formal del expresionismo, climas en claroscuros que aluden elípticamente al cine negro y ciertas reminiscencias estilísticas asociadas a la cantante Lydia Lunch.

El corte final, On the Captain Side, es una visión apocalíptica sobre un barco fantasma azotado a la manera del Antiguo Testamento por una especie de Leviatán. Bozulich, sobre textos de Tara Barnes, construye imágenes de saturación religiosa en donde los contornos entre el bien y el mal se tornan difusos: “Cantemos la última cruel canción, sálvate a ti mismo aunque eso signifique hacerlo mal. Un hombre que muere significará que otro viva”. Para luego justificar su redención: “Floto en la soledad del mar… Por suerte siempre estoy del lado del capitán”.

Prince of Truth es un álbum que conmueve, incomoda y atrapa. Una obra plagada de sonidos y temáticas oscuras que expresan soledad, tristeza, angustia e ira pero que no se encierra en el descontento depresivo ni acude a la introvertida fantasía de ver al individuo como fuente de toda oscuridad y perversión humana.
Evangelista, en medio de esa negrura, ve una luz, un camino, una implosión de optimismo: la verdad. Una verdad pragmática que nos ayuda a adaptarnos a un ambiente y sobrevivir. Una verdad que le permite al artista alucinar sobre la realidad para describir al mundo desde la estética musical.

Elevemos lo que se ve al rango de alucinación y lo que se oye, al nivel de la música (Emil Cioran)

Sergio Piccirilli

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