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Pat Metheny: Orchestrion

Orchestrion, Entry Point, Expansion, Soul Search, Spirit of the Air

Músico:
Pat Metheny: guitarra, orchestrionics

Nonesuch, 2010

Calificación: Sinuoso

¿Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer? (Bertrand Russell)

La trayectoria del guitarrista Pat Metheny es de público conocimiento y eso nos exime de farragosas introducciones e innecesarias descripciones curriculares lo cual, a ciencia cierta, es un verdadero alivio.
Metheny contribuyo en el diseño de una estética musical de amplio espectro que le permitió alcanzar una masividad y un grado de aceptación comercial de proporciones impensadas. No obstante en los últimos años produjo obras que, por distintos motivos, quedarán grabadas a fuego en la memoria de los amantes del jazz; álbumes como… como… ¡cómo pasa el tiempo!
Está claro que en épocas recientes su propuesta musical parece haber ingresado en un confortable letargo creativo cuyos objetivos aparentes están orientados a conseguir la mayor cantidad de adeptos o, por lo menos, no afectar los altos niveles de aceptación de su público más fiel.
Mientras tanto, en la vereda de enfrente, sus detractores aseguran temerariamente (con ironía, mordacidad y ciertos argumentos de difícil refutación), que Metheny en la actualidad sólo busca agradar a la mayor cantidad de gente posible y que esas intenciones se traducen en un insulso estilo de música a la que califican como “apta para todo público”.
El resto de los mortales, es decir los que no estamos en el grupo de los fieles a ultranza ni el de los desaforados detractores, tratamos de mantener la templanza, la objetividad y la cordura, asumiendo una posición equidistante de ambos extremos. A modo de ejemplo de equidistancia, le confieso que tengo casi todos los discos de Metheny (incluidos los últimos); pero aun así, cuando mi suegra viene de visita me abstengo de escucharlos por temor a que se quede.
Bien, ya es hora de asumir con valentía y responsabilidad nuestro destino y empezar hablar de Orchestrion, el nuevo y ultra-promocionado álbum que Pat Metheny acaba de lanzar a través del sello Nonesuch.

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha buscado por distintos medios la forma de elevar su calidad de vida. En ese sentido, aplicando su inteligencia e integrando conocimientos, descubrió fenómenos naturales o manifestaciones de la realidad que permanecían ocultas e inventó novedosos procesos, técnicas u objetos que nos permitieron hacer la vida más fácil y sencilla. Así fue como el hombre descubrió el movimiento planetario, los microorganismos, la penicilina, el código genético, la selección natural de las especies y la teoría de la relatividad o supo establecer una cadena de inventos que, eslabonados entre sí, contribuyeron a la evolución tecnológica. De la rueda y el motor a vapor al automóvil, del telégrafo al teléfono o del inodoro a… la televisión.
Cabe aclarar que los inventos son creaciones que dependen del estudio y la experimentación en tanto que los descubrimientos surgen de observaciones de fenómenos naturales o de la indagación novedosa de algún aspecto de la realidad. Para graficarlo mejor… Supongamos que un hombre regresa a su casa de madrugada con arañazos en espalda, cuello y glúteos, ojeras que por sus dimensiones le dan la apariencia de un oso panda y presentando manchas de rouge hasta en los tobillos; si tras ser interrogado por su esposa, responde que llegó tarde porque estuvo en el velatorio del tío abuelo de la cuñada del pedicuro de su jefe… es un invento.
En cambio, si el mismo (u otro) individuo regresa a su casa una hora antes de lo habitual y encuentra a su esposa en la cama con el jardinero, su primo (¡el de ella!) y parte de la tripulación de un barco ucraniano… bueno, eso es un descubrimiento.

El nuevo proyecto encarado por Pat Metheny atraviesa la delgada línea que separa el descubrimiento del invento, ya que por un lado descubrió el orchestrion (que a su vez es un invento) y a partir de lo descubierto inventó una especie de comparsa mecánica llamada orchestrionics.
Los orígenes del orchestrion datan de fines de siglo XIX y en esencia se trata de un enorme aparato que, aplicando los principios adoptados en el piano mecánico, buscaba imitar el funcionamiento de una orquesta.
Ahora, en plena era digital y cuando todos creíamos que aquellas pretensiones por mecanizar los procesos de interpretación mediante una orquesta de pistones y resortes derivada de la pianola de rollo eran piezas de museo, llega de la mano de Metheny una especie de hijo no reconocido de aquel paquidermo mecánico: el orchestrionics.
El orchesrtionics reedita la intención de sincronizar instrumentos musicales acústicos y electro acústicos controlados mecánicamente, pero potenciado mediante la tecnología de solenoide, recurso que se funda en el uso de un tipo de bobina que responde a impulsos electromagnéticos.
Esto, en definitiva, se traduce en una orquesta sin instrumentistas y reemplaza las extenuantes jornadas de ensayos y la difícil convivencia entre los músicos con la simple y periódica obligación de echarle un par de gotitas de aceite a los engranajes de la máquina.

Metheny y gran parte de la crítica especializada se han encargado de detallar en profundidad las características del orchestrionics, lo cual sorprende tanto por el entusiasmo manifestado en la descripción como por el escaso espacio dedicado a las intencionalidades puramente musicales del proyecto.
Ese interés por las características del artefacto en detrimento del análisis estético de la obra en sí es, cuando menos, infrecuente (por no decir dudoso).
A decir verdad, no conozco a nadie que a la hora de sentarse a disfrutar del álbum de su pianista favorito privilegie el interés por saber si la madera del piano es de roble, abeto o nogal o si el mecanismo de percusión es de peral, carpino o arce o si los bordes del esqueleto del piano son de hierro forjado o acero.
Salvo que todo eso sea más interesante que lo otro, ¿no?
En consecuencia, lo más atinado en relación a Orchestrion será apartarnos del armatoste, evitando mencionar sus características principales e instrucciones de uso, para centrarnos en lo producido en términos de estética musical. Aunque a estas alturas empiezo a sospechar que en ese campo tampoco debe haber buenas noticias.
No quiero pasar por alto el hecho de que algunos de mis colegas han expresado con referencia a este trabajo que se trata de “algo nunca visto ni escuchado”. Sentencia a la que suscribo plenamente, ya que la mayoría de esos comentarios fueron emitidos mucho antes del lanzamiento del álbum. De allí aquello de “nunca visto ni escuchado”.
Muchos otros, en cambio, han realizado desmedidos esfuerzos por describir a Orchestrion como una suite en cinco movimientos; sin embargo, nada en este mundo podrá quitar de mi cabeza el convencimiento de que se trata de un compacto como tantos otros, con cinco temas separados y sin otra ilación conceptual que el engendro mecánico utilizado por Metheny.

Tras sucesivas y sacrificadas audiciones del álbum me siento en la obligación de decir que… no hay mucho para decir.
Todo en Orchestrion está correcto, demasiado correcto.
La técnica está. El estilo está. La inspiración… ¡bueh! Todo no se puede.
El tema que da título al álbum contiene vagas referencias a First Circle pero sin interacción humana a la vista y veintiséis años después del original.
Entry Point  es… el segundo tema y después viene el tercero, Expansion, que por momentos luce como si fuese un demo a medio terminar del Pat Metheny Group.
Soul Search es una de esas típicas y candorosas baladas que Metheny acostumbra componer. Tan típica es, que me vi obligado a releer varias veces su título para asegurarme de que no se trataba de otras escuchadas anteriormente.
Finalmente, Spirit of the Air cierra el álbum sin que haya que lamentar víctimas.

La valoración estética de una obra es siempre subjetiva y depende de una innumerable cantidad de factores. Incluso ante un mismo hecho artístico, ese nivel de subjetividad puede hacer que una obra sea catalogada al mismo tiempo como genial o bodrio infernal. Otra cosa, mucho más objetiva, es la intencionalidad del autor de la obra, en especial cuando se expresa a viva voz y en cuanta ocasión se presenta.
Pat Metheny declaró heroicamente en varias ocasiones que Orchestrion es una “transición plena hacia nuevas formas musicales”.
Ni más, ni menos.
Es probable que tenga razón. También es probable que estemos en problemas.

No deberíamos estar buscando héroes, deberíamos estar buscando buenas ideas. (Noam Chomsky)

Sergio Piccirilli

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