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Terje Rypdal: Crime Scene

Clint the Menace, Prime Suspects, Don Rypero, Suspicious Behaviour, The Good Cop, Is that a Fact, Parli con me?!, The Criminals, Action, One of Those, It's Not Been Written Yet, Investigation, A Minor Incident, Crime Solved

Músicos:
Terje Rypdal: guitarra eléctrica
Palle Mikkelborg: trompeta
Ståle Storløkken: Hammond B-3
Paola Vinaccia: batería, samplers
Bergen Big Band: Olav Dale (director, flauta, clarinete bajo), Jan Kåre Hystad (flauta alto, clarinete, clarinete bajo), Ole Jakob Hystad (saxo tenor, clarinete), Zoltan Vincze (saxo tenor), Michael Barnes (saxo barítono, clarinete bajo), Martin Winter (trompeta líder, fiscorno), Svein Henrik Giske (trompeta, fiscorno), Are Ovesen (fiscorno), Reid Gilje (fiscorno), Øyvind Hage (trombón líder), Sindre Dalhaug (trombón), Pål Roseth (trombón), Kjell Erik Husom (trombón bajo), Ole Thomsen (guitarra eléctrica), Helge Lilletvedt (piano eléctrico), Magne Thormodsæter (contrabajo, bajo eléctrico), Frank Jakobsen  (batería, percusión)

ECM, 2010

Calificación: Sinuoso

La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar (Francis Scott-Fitzgerald)

La inabarcable producción discográfica del legendario guitarrista noruego Terje Rypdal está atravesada por influencias provenientes del jazz, la música clásica y la world music. El común denominador hallado en su aproximación a fuentes tan diversas ha sido la invariable vocación por construir un paisaje sonoro aletargado, gélido y desolador; signado por una deliberada desnudez ornamental, con escasa recurrencia al clímax dramático y poco proclive a la efusividad expresiva o a los efectos liberadores de la improvisación. Desde su incorporación a la banda de Jan Garbarek en 1968, Terje Rypdal fue desarrollando un registro estilístico propio que en el imaginario popular ha quedado emparentado de manera indeleble al sello alemán ECM (Edition of Contemporary Music). De hecho, el cuerpo principal de la obra del guitarrista noruego ha quedado debidamente documentado en el catálogo del sello fundado en 1969 por Manfred Eicher a través de álbumes como Terje Rypdal de 1971, What Comes After y Whenever I Seem to Be Far Away en 1974, Odyssey de 1975, After the Rain de 1976, Waves en 1978, Descendre de 1980, Chaser de 1985, Undisonus/Ineo en 1990, Q.E.D. de 1993, If Mountains Could Sing de 1995, Skywards en 1997, Double Concert Symphony No. 5 de 2000, Lux Aeterna en 2002 y Vossabrygg de 2006.

La obra de Rypdal se distingue por su correlación creativa, la simetría de sus búsquedas sonoras y su evidente uniformidad estilÍstica. La coherencia manifestada en su discografía es tal, que si no fuese porque cada edición tiene un tÍtulo diferente podríamos llegar a creer que varios de esos trabajos son un mismo álbum. Lo que no puedo asegurar con idéntico énfasis es que muchas de sus composiciones, aun en la diversidad de sus respectivos títulos, no sean las mismas.
La aparente hostilidad del párrafo anterior puede llevarlo a concluir, erróneamente, que no me encuentro entre los adeptos incondicionales a la propuesta musical de Terje Rypdal. ¡Nada que ver! ¡Definitivamente no, no y no! Bueno, casi no… Digamos un “no sé” de ésos que suelen parecerse bastante a un “sÍ”.
Lo cierto es que para sorpresa de propios y extraños el nuevo álbum de Terje Rypdal, más allá de los resultados estéticos, evidencia un saludable intento de cambio de un músico en su madurez artística. Crime Scene, tal el nombre de esta nueva entrega discográfica, recorre una senda poco frecuentada por su autor ya que abreva sin medias tintas en el rock fusión, en el free, en ciertos aspectos inherentes al periodo eléctrico de Miles Davis y se tiñe de modernidad mediante la inclusión de samplers o a través de la utilización de recursos asociados a las hibridaciones del acid-jazz.
En este proyecto, Rypdal empleó los servicios de algunos de sus habituales colaboradores como el renombrado trompetista danés Palle Mikkelborg, el baterista italiano Paolo Vinaccia y el tecladista de Supersilent y Elephant9 Ståle Storløkken, sumando además una bombástica participación de la Bergen Big Band conducida por la experimentada batuta del director noruego Olav Dale. Sin embargo, el factor determinante en el álbum Crime Scene (en ingles, Escena del Crimen), es que se trata de un proyecto con ambiciones conceptuales ya que todas las composiciones que lo integran aluden o se inspiran en aspectos derivados de la investigación criminal.

La escena del crimen define el espacio físico en el que se ha producido un acontecimiento susceptible de una investigación científica criminal con el propósito de establecer su naturaleza y quiénes intervinieron en el hecho. La escena del crimen no sólo describe el lugar de ocurrencia de un hecho criminal sino que también define el foco aparentemente protagónico de lo sucedido, ofrece elementos, rastros e indicios que pueden develar las circunstancias o características de lo acaecido y proporciona a la investigación los datos fundamentales para su esclarecimiento.
Mis vastos conocimientos en ciencia forense y criminalista (una vez leí una novela policial) me confieren autoridad suficiente para ofrecerle, en un lenguaje llano y sin recurrir a tecnicismos o terminología pericial forense, algunas consideraciones elementales. Le ruego que tome debida nota de mis consejos ya que uno nunca sabe cuándo puede verse involucrado en la escena de un crimen. Además, estas sugerencias le permitirán asumir el procedimiento idóneo en el supuesto caso que le toque investigarlo o contribuir como testigo, e inclusive pueden ayudarlo a establecer coartadas si es el homicida o le brindará algunas pautas sobre cómo comportarse en el hipotético caso que le toque el estresante (aunque protagónico) papel del asesinado.
Lo primero que debemos hacer como investigadores, al arribar a la escena de un crimen, es observar todos los detalles con detenimiento. Suponga que la víctima fue asesinada a hachazos y a un lado del cuerpo de la misma se encuentra una persona ensangrentada y con un hacha en la mano… No presuma y pregúntele: “Disculpe Señor, ¿no vio nada raro por acá?”. Es probable que no tenga nada que ver, incluso no sería la primera vez que un asesino llega a la escena del crimen y se encuentra que su víctima ya fue asesinada por otro. Un aspecto esencial a tener en cuenta es asegurarse que el muerto esté completamente muerto. La forma de comprobación más sencilla es acercarse a la víctima y formularle un breve interrogatorio (algo sencillo…del tipo “¿Usted está muerto?”, “¿Quién lo mató?” o “¿Sabe que su mujer lo engaña?”, etc.). En caso de que no le conteste, no conjeture que está muerto ya que puede ser que no sepa las respuestas. También se pueden aplicar “tácticas de impacto” que le permitirán arribar a una conclusión más firme, por supuesto sin llegar al extremo de volver a asesinar al muerto. Bastará con hacerle cosquillas, torcerle un brazo o entonarle a voz en cuello una canción tirolesa. Claro que este último recurso no será tan eficaz si el muerto padece sordera. Y hablando de cosas que no son tan eficaces…

El álbum Crime Scene, aunque resulte contradictorio por tratarse de crímenes, asesinatos y muertes, fue grabado en “vivo” (¡je!) durante el 2009 Bergen Festival.
La apertura, con Clint the Menace, mediante cintas pregrabadas y un inquietante aporte de los vientos en donde sobresale el clarinete bajo, edifica un clima de misterio que parece preanunciar algo muy pero muy importante pero que jamás sucederá. Y no sucede porque (así, de la nada) estamos en Prime Suspects, pieza en la que Rypdal rememora (como puede) algunas de las aspiraciones estéticas contenidas en los álbumes Aura y Siesta de Miles Davis, que por cierto no integran lo más sobresaliente de su producción discográfica. Tras una especie de triple salto mortal caemos en medio de un hard-rock llamado Don Rypero con muy buenas intervenciones de Jeff Beck en guitarra y Jon Lord en órgano… ¡Noticia de último momento! Parece que no son Beck y Lord sino Terje Rypdal y Ståle Storløkken asumiendo un… estee… un…
“Comportamiento sospechoso” es lo que significa en inglés Suspicious Behaviour, título del tema que tiene como protagonista casi excluyente al órgano Hammond-B3.

En el climático The Good Cop la trompeta de Palle Mikkelborg toma la posta y nos lleva de regreso a las influencias provenientes de Miles Davis ya apuntadas. Mientras que en el orquestal Is that a Fact y en la aproximación al acid-jazz de Parli con me?! recurre a incorporar samples extractados de los filmes The Godfather, Taxi Driver y otros. La idea no fue muy feliz pero al menos me permitió comprender los motivos por los cuales una persona querría asesinar a… un músico que usa samples de películas.
Los climas divergentes se suceden sin prejuicios, pasando de la improvisación jazzística en The Criminals al rock fusión de Action y de allí a un retorno a los climas y las cintas pregrabadas con One of Those. La enigmática atmósfera de It's Not Been Written Yet podría oficiar como banda sonora de cualquier película de cine negro, en tanto que en Investigation vuelven sin sonrojarse al rock fusión. Finalmente, tras el etéreo A Minor Incident sobreviene el cierre con la intrascendente ambientación de Crime Solved.
Crime Scene es un álbum desconcertante y desparejo en el que Terje Rypdal, en su afán de cambio, parece haberse quedado a medio camino entre el futuro y su pasado.

Lo peor que puede hacerse es cruzar un precipicio de dos saltos (Lloyd George)

Sergio Piccirilli

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