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Marcelo Katz Quinteto: Resortes

Resortes, Vertiginoso, Estrella de Mar, Vocablos, Eh?, Hamlet, Y tronó, Quise ser, Funky, Fausto, Cubana, Chifla Patito, De ningún modo, Broches, Tan tan go go, Uff

Músicos:
Marcelo Katz: piano, pista sonora en Chifla Patito
Luciana Bozzo: voz
Demian Luaces: violín
Martín Marina: guitarra, guitarra intervenida en Broches y voz en Eh?
Eliana Liuni: clarinete, saxo soprano, flautas dulces soprano y pícolo, silbido en Hamlet

Independiente, 2010

Calificación: Dame dos

Creo que estará de acuerdo conmigo en que todos sabemos más o menos lo que es un resorte; pero como suele ocurrir con muchos vocablos, sabemos lo que es pero nos cuesta definirlo. No se preocupe: hasta aquí hemos llegado para desasnarlo, para sacarlo de la oscuridad, para combatir su ignorancia (¡?). Un resorte, dicen, es una pieza elástica (en forma de espiral) utilizada en ciertos mecanismos por la fuerza que desarrolla al recobrar su posición original luego de haber sido deformada (comprimida, estirada, doblada, etc.). O sea que es capaz de almacenar energía y desprenderse de ella sin deformarse una vez que cesan las fuerzas o tensiones a las que ha sido sometido. Se los puede fabricar (y de hecho así ocurre) de acero (inoxidable, al carbono, al cromo – silicio, etc.), bronce, plástico, etc. Son utilizados en diversas aplicaciones, como cables de conexión, productos de uso cotidiano como relojes, bolígrafos y balanzas, herramientas especiales o suspensiones de vehículos. La misión de los resortitos (o resortones, depende) es la de ofrecer resistencia o bien amortiguar las solicitaciones externas. Cuando se portan bien, absorben impactos y reducen vibraciones. Se los clasifica generalmente en tres categorías: de tracción, de compresión y de torsión.
Siendo más prácticos y vulgares que otra cosa, digamos que todo resorte que se precie de tal se retuerce, se encoge, se estira, se comprime y salta. Pero no se deforma y, mucho menos, se rompe.

No sabemos exactamente por qué, el pianista y compositor Marcelo Katz decidió titular Resortes al álbum que grabara con su quinteto. Pero si me apura un poquito, puedo llegar a confesarle que sí, que en la propuesta de Katz encontramos una elasticidad que lo asemeja, y bastante, al comportamiento de un resorte. Y de los buenos.
Pero no es algo que a esta altura deba sorprendernos, habida cuenta de la manera en que Marcelo Katz ha encarado todos y cada uno de sus proyectos, ya sea como creador del Zo’loka? Trío (del que fue pianista, arreglador y director), como fundador de una orquesta de cámara, El Camarón, integrada por 32 (treinta y dos) músicos, realizando la música de acompañamiento en vivo de películas de Richard Oswald, Mumau, Sven Gade y Fritz Lang, componiendo (e interpretando) una obra musical utilizando las esculturas musicales de León Ferrari o compartiendo créditos en duetos con artistas como el pianista uruguayo Leo Maslíah o el vientista Marcelo Moguilevsky.

En el año 2008 creó el Marcelo Katz Quinteto, integrado por Luciana Bozzo en voz, Demian Luaces en violín, Martín Marino en guitarras, Eliana Luini en clarinete, saxo soprano y flautas dulces y el propio Marcelo Katz en piano, composición y dirección musical. Con esta formación el grupo registró, en septiembre de 2009, Resortes, un álbum que contiene 16 composiciones originales y textos correspondientes a Macedonio Fernández, Miguel Hernández y Liliana Cepeda.
El alegato estético del quinteto se balancea entre dos extremos claramente diferenciados como la música popular y la académica. Por ello no es extraño encontrar elementos divergentes, disímiles y hasta contrapuestos en una propuesta de corte camarístico en la que, además, no es difícil encontrar sutiles giros humorísticos pero no forzados sino naturalmente integrados en esta lectura personal y distinta de la música creativa contemporánea argentina.

Resortes funciona como una obra integral a pesar de cierta heterogeneidad que no amenaza con cortar el hilo conductivo del CD. Es más… a pesar de ese carácter heterogéneo, y aunque a usted le parezca un contrasentido, el álbum suena homogéneo, compacto, coherente y, además, atractivo, sugerente, arriesgado, molesto y, como era de suponer, inclasificable. La apertura, con el tema que da título al álbum, de comienzo y prosecución frenéticos, con Marcelo Katz como punta de lanza, Luciana Bozzo utilizando su voz como un instrumento más y Demian Luaces, Martín Marino y Eliana Liuni no sólo como simples laderos, ratifica lo antedicho. Resortes (el tema) es como si Egberto Gismonti hubiera sido atravesado por un Philip Glass lisérgico, no sé si me explico…
Hay continuidad en Vertiginoso, cuya base potente e intrincada, a cargo de Katz en piano y Marino en guitarra, es atravesada por una enérgica intervención de Luaces en violín; de pronto un atisbo de calma pero dura poco: el vértigo (justamente) vuelve a ganar la escena y el aquí trío brilla y no sólo por su velocidad, técnica y precisión. La calma necesaria llega en Estrella de Mar, una balada también interpretada en trío pero donde el clarinete de Eliana Luini reemplaza (con una formidable performance) a la guitarra de Marino. El quinteto se hace presente nuevamente para la hiperkinética Vocablos, con Luciana Bozzo interpretando de manera admirable (por momentos cantante lírica, a veces una Nina Hagen, de repente una voz aniñada) el poema de Liliana Cepeda: “Equivocados vocablos evocan vacuas vocaciones, vocablos vanos, vaciados de equivocaciones, evocados por voces vanas, vacías, equivocando evocaciones, vanidades, vicios, vocación de equívoco, vicio de la voz que vanamente busca en el vacío”. El humor sigue presente en Eh? con destacada intervención de Luaces en violín y un momento de lamentos y otro de pseudo gárgaras que parecen extraídos de alguna composición zappiana.

Con Hamlet vuelve el espíritu barroco donde otra vez el trío de piano, violín y clarinete paga buenos dividendos, al que se le suma el buen aporte vocal de Bozzo. Y tronó trae cierta atmósfera pop y la irreverencia que el texto de Macedonio Fernández impone desde “el colchón que se durmió, la cama que se acostó, la escalera que trepó, la silla que se sentó, el paraguas que llovió…Quise ser brinda un inicio de calma y reflexión a cargo de Marcelo Katz en piano y Demian Luaces en violín. Bozzo arriesga en la interpretación del texto (fragmento) de Miguel Hernández, en un cautivante dúo de voz y piano. Funky, además de sus referencias al estilo, otorga oníricas y lúdicas imágenes donde lo académico y lo popular se estrechan las manos con vehemencia. Gran performance de Katz aquí. Fausto y un espíritu épico a partir de la performance de Bozzo; en Cubana, Luaces y Katz nos meten de prepo nuevamente en un ambiente de extrema picardía del que no están exentos (como si se hubieran tentado) Martín Marino en guitarra, Luciana Bozzo en voz y Eliana Liuni (notable) en clarinete. Chifla Patito es una suerte de Tweety remixado y con severos traumas psicológicos (afortunadamente).

De ningún modo, en dueto de piano y violín, es otra maravillosa oportunidad de apreciar las dotes interpretativas de Katz y Luaces, con un diálogo por momentos trasnochado y siempre eficaz. Broches coquetea con la clásica contemporánea y, luego de ciertos vaivenes y escarceos, parece que se encaminan directo al Registro Civil. Tan tan go go tiene, además de su espíritu ciudadano sugerido desde el título, un humor corrosivo como para que algún compadrito vaya y les moje la oreja. El final es con Uff, la pieza más larga del CD (supera apenas los seis minutos) y que brinda gran parte de lo descripto anteriormente, con todos en estado de irreverencia, lucidez y efervescencia.

Resortes es el primer álbum de Marcelo Katz Quinteto. El combo integrado por Luciana Bozzo, Demian Luaces, Eliana Liuni, Martín Marino y el propio Marcelo Katz asoma como una gratísima revelación concretada en un disco de impecable factura y con innumerables aristas de disfrute, algunas de ellas peligrosamente adictivas. El quinteto demuestra una gran flexibilidad para retorcerse, encogerse, estirarse, comprimirse y saltar.
Como los buenos Resortes.

Marcelo Morales

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