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Ricardo Gallo

En tu ya prolífica labor como sesionista, ¿has encontrado un elemento común a todas esas experiencias? Algo que aún en diversos contextos musicales resulte fundamental para encarar una colaboración…

Creo que es esencial entrar en profundidad con la música planteada en determinado proyecto. También para mí es importante, al mismo tiempo, que uno trate de contribuir con su sonido y permitir que la contribución de los otros ayude al resultado final como un todo.

Hablemos de tu instrumento; ¿consideras que el piano es sólo una herramienta para expresar tus ideas musicales o te relacionas con él como si fuese una extensión física de ti mismo? ¿O acaso es un equilibrio de ambos enfoques?

Sí, es algo de las dos cosas; a mí me interesan los músicos que son creadores y lo expresan a través de su instrumento. En este sentido, me identifico con la idea del instrumento como herramienta para expresar mis ideas; pero, por otro lado, en la improvisación busco una expresión que también parte de lo físico. Precisamente estoy constantemente buscando un balance de estas cosas tratando de ampliar las posibilidades expresivas, conociendo más el instrumento físicamente pero también incorporando mis ideas musicales en el proceso.

Actualmente, ¿cuánto tiempo le dedicas a la práctica y qué tipo de rutinas utilizas?

Esto depende de lo que esté sucediendo.  Practico todos los días; el tiempo que le dedico depende de cuánto tiempo tenga disponible y también me gusta tomar una distancia de un día por semana o después de alguna presentación, si es que no tengo otra. Estudio música clásica, pero más que todo para mí. También algunos ejercicios técnicos. Trato frecuentemente de incorporar la improvisación libre como parte de la práctica y piezas de jazz. Y practico cualquier música que esté en ese momento por presentar, ya sea mía o de otra persona.

Sin perjuicio de preservar tu propia identidad estilística, ¿a qué pianistas frecuentas como fuente de inspiración o acudes en búsqueda de perfeccionar tu técnica?

Andrew Hill es un buen ejemplo del compositor-intérprete, además de tener un lenguaje bien original y al mismo tiempo bien jazzístico. Jaki Byard conocía muy bien su instrumento y la tradición, incluyendo la progresión de ésta. Thelonious Monk y Duke Ellington son otros grandes creadores-intérpretes. McCoy Tyner y Cecil Taylor son quizás pianistas más exuberantes físicamente, pero ambos con un estilo muy definido. Muhal Richard Abrams y Marilyn Crispell, deliberadamente, se salen de toda categoría. Gonzalo Rubalcaba, por su depuración técnica y, precisamente, por su manera de definirse como individuo y no como otro estereotipo afro-cubano. De pianistas más jóvenes últimamente he seguido el trabajo de Matthew Shipp, Vijay Iyer, Craig Taborn y Sylvie Courvoisier, todos ellos grandes improvisadores y creadores.

En la formación de un músico siempre tiene importancia capital la experiencia académica; por ello me gustaría que nos dijeras algo sobre tu paso por la Universidad Javeriana, tu graduación en la UNT y la actual asistencia a la Stony Brook University

En la Universidad Javeriana tuve muy buenas bases teóricas. Allí comencé con la composición y el piano jazz paralelamente. Dos maestros importantes para mí fueron el compositor estoniano Mart Siimer y el pianista y compositor colombiano Pablo Mayor, quien me dio muchos fundamentos de piano jazz y me impulsó a buscar mi propia voz.  En UNT (University North Texasmi énfasis fue en composición (por suerte); ya que el programa de jazz, si bien es muy grande y famoso, tiende a ser conservador aunque atrae a músicos talentosos. Tuve una buena experiencia con profesores de composición como Butch Rovan y Joe Klein. También tuve buenas clases de piano clásico con Berthe Odnoposoff y toqué en varios ensambles de jazz.  En Stony Brook University también me enfoqué en composición, pero allí estaba cerca de Nueva York y, paralelamente, busqué mantener una actividad con los proyectos que comenzaron a consolidarse allí y también en Bogotá cuando volvía. Tuve clases de composición con Dan Weymouth y Daria Semegen y conocí a varios intérpretes interesados en música contemporánea, que es parte del enfoque de ese programa. Fue muy importante conocer en Stony Brook a Ray Anderson, a quien mencioné anteriormente.

Para concluir: recientemente leí un artículo del doctor Carlos García-Bouquet en el que definía el proceso de la creatividad artística en seis pasos. El primero ocupado por la inspiración, los tres siguientes integrados por la formación educativa, el quinto manifestado en la exposición de lo aprendido y un último paso (sólo reservado a unos pocos) en el cual la pertenencia de la obra del artista se transfiere a la humanidad. En ese sentido me gustaría saber… ¿en qué punto de esa frecuencia sientes que se encuentra tu obra?

No creo que el proceso sea tan lineal. Para mí es importante continuar inspirándome y aprendiendo; es decir, los dos o cuatro primeros pasos y transmitir o, como se dice por ahí, “socializar” lo que uno hace, que me imagino son los dos últimos pasos. Pero esto de transferir la obra a la humanidad… Hoy en día, en este mundo global, es muy relativo a otros aspectos que no tienen que ver con la creación artística. Por último, pienso que si me salgo del primer paso creo que me pierdo.

Nota: Las dos primeras fotos de esta entrevista han sido cedidas gentilmente por Eliseo Cardona (Eliseo Cardona – Copyright © Chromatic Blues 2010)

http://www.ricardogallo.com/

Sergio Piccirilli

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