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Jazz a Luz: 21ème Festival D’Altitude. Hautes Pyrénées

Freenology / Bruno Chevillon / Das Kapital – New Film Project / Drums Noïse Poetry Rencontre Vladimir Tarasov / William Parker, Hamid Drake & Raoul Björkenheim / Christine Wodrascka, Jean-Luc Cappozzo & Gerry Hemingway / Syringe / Zu & Mats Gustafsson

Jueves 7 al domingo 10 de julio de 2011

Luz-Saint-Sauveur (Francia)

 

En 2011 el pequeño pueblo de Luz-Saint-Sauveur ha celebrado la edición número 21 de su festival Jazz A Luz. Aunque situado en Francia, en plenos Pirineos, la visita es una magnífica alternativa para quienes busquen saciar su hambre de improvisación en directo. A los nombres de primer nivel de la improvisación que conforman su cartel año tras año, se une el hecho de no estar lejos de España. Por situarlo en el mapa, está a unos doscientos kilómetros de San Sebastián, la ciudad que puede presumir del evento “jazzístico” más multitudinario (el Heineken Jazzaldia). Un festival con más de cien mil espectadores en sus últimas ediciones. Una cifra fabulosa, aunque conseguida a costa de programar todo tipo de propuestas musicales ajenas al jazz. Es un hecho que España en el mes de julio bulle con festivales de jazz aquí y allá, aunque la triste realidad es que la libre improvisación, al igual que otros estilos, permanece año tras año ausente de los programas de la mayoría de los festivales.

 

Los contrabajos y los contrabajistas tuvieron un papel muy importante en la edición de este año. Bruno Chevillon en solitario y el proyecto Syringe -dúo de Clayton Thomas y Werner Dafeldecker– se centraron en ese instrumento.

Bruno Chevillon exploró sus posibilidades sonoras de múltiples maneras, tantas como uno se pueda llegar a imaginar. Para ello utilizó multitud de barras metálicas, mazos y baquetas y hasta dos arcos, empleándolos en la totalidad de su instrumento para producir distintos sonidos. Sus manos, los arcos y todos esos artilugios repasaron el cordal, las llaves, el clavijero, el puente, el cable, la pica… incluso las cuerdas. También se acompañó por un buen número de pedales y samplers -sobre el escenario había unos quince- utilizando para ellos ambos pies. Sin embargo, y a pesar de tal cantidad de medios, el resultado fue un tanto frío. La exploración tuvo algunos momentos interesantes, aunque fueron tantos los caminos abiertos y apenas transitados que el resultado final resultó un tanto deslavazado.

 

Por su parte, Clayton Thomas y Werner Dafeldecker optaron por un concierto dividido en cuatro segmentos, aunque en su caso prescindieron del aderezo de la electrónica. Su trabajo se centró en la obtención de sonidos con distintas texturas, favorecido por la interacción entre los dos músicos. La brevedad del concierto (poco más de cuarenta minutos) y la concreción en su búsqueda favorecieron el resultado final.

 

Otra formación no habitual fue la integrada por los bateristas y percusionistas Vladimir Tarasov, Didier Lasserre, Edward Perraud y Mathias Pontévia. Los cuatro músicos se colocaron en un pequeño escenario situado en el centro del improvisado patio de butacas del Chapiteau rodeados por el público. Sus improvisaciones crearon una música en la que el equilibrio fue la nota dominante. Los cuatro intérpretes fueron dialogando entre sí, dirigidos por el veterano jazzman ruso Vladimir Tarasov. Para ello fueron cediéndose el papel de líder, guardando silencio por momentos pero sobre todo siempre atentos a las intervenciones de sus compañeros. Además de las cajas y los platos, todos ellos utilizaron distintos elementos adicionales: cuencos tibetanos, arcos, triángulos, campanillas… El momento más espectacular llegó en el bis, que fue reclamado con insistencia. Los cuatro músicos optaron por tomar un perfil de bateristas más clásico en un juego de llamadas y respuestas, utilizando únicamente los platos y los parches. Las sonrisas al finalizar el concierto no fueron exclusivas de los rostros de los músicos.

 

El baterista Gerry Hemingway, la pianista Christine Woodrascka (de quien se recomienda repasar sus dos discos en dúo con Ramón López en Leo Records) y el trompetista Jean-Luc Cappozzo se estrenaron como trío en el festival. Los tres explotaron en sus improvisaciones tanto su lado más libre como su vena más melódica. Christine Woodrascka se paseó por el teclado de arriba abajo. Jean-Luc Cappozzo realizó un recorrido de un lado a otro del fondo del escenario mientras soplaba unas pequeñas trompas metálicas que complementaron su empleo de trompeta y fiscorno, reclamos para pájaros o distintos instrumentos tradicionales de viento. Gerry Hemingway demostró que es un camaleón para quien no hay terreno en el jazz que se le resista, tal y como ha demostrado con creces a lo largo de su carrera.

 

Edward Perraud, participante en el concierto para cuatro bateristas, también lo hizo en sendos conciertos como integrante del trío Das Kapital. El segundo de ellos se trasladó de los escenarios habituales a la central hidroeléctrica de Esterre. Allí el terceto improvisó poniendo la banda sonora a una proyección de imágenes cuyo leitmotiv fue la generación de la energía eléctrica. Por fortuna, tanto las imágenes como la música evitaron centrarse en el aspecto puramente industrial. El paisaje con sus detalles a pequeña escala, las instalaciones y sus usuarios -los trabajadores-, así como su entorno, fueron los protagonistas del documental sin palabras. La música, improvisada toda ella, se ajustó perfectamente tanto a las imágenes como -sobre todo- al espíritu de los fotogramas.

 

Otro baterista, Paul Lovens, toda una institución del jazz en Europa con más de treinta participaciones en el sello alemán FMP, acompañó al veterano Sonny Simmons en la presentación de su proyecto Freenology.

Sonny Simmons, nacido en 1933, sigue activo y en buena forma. Los otros dos integrantes del cuarteto fueron el trompetista Guy Bettini y el ya mencionado Clayton Thomas. El concierto que ofrecieron fue música de una sola pieza, free lleno de composiciones y melodías, más un primer bis en solitario de Simmons al saxo y un bis final en corno inglés. A los cuatro músicos se les vio tocar a placer, aunque quien más sorprendió por su actitud fue Sonny Simmons. Sus años aconsejaron la presencia de una silla en escena, aunque a lo largo del concierto no dejó de levantarse para intervenir junto a sus compañeros.

 

Los conciertos del trío formado por William Parker, Hamid Drake y Raoul Björkenheim y del trío Zu con el añadido de Mats Gustafsson, lograron los momentos más brillantes del festival llevándolo a los terrenos del rock y la improvisación. El primero de ellos fue un paradigma tanto de lo que no tiene que ser, como de lo que debe ser un grupo y un concierto de jazz. El guitarrista finlandés inició su participación en el concierto como un émulo de Hendrix sobre acelerado, como un guitar-hero pasado de revoluciones. En los primeros compases de nada sirvió el magnífico groove que le servían William Parker y especialmente Hamid Drake. Su concierto, que no el del trío, parecía más bien una competición llena de un exhibicionismo hueco y un tanto onanista. Por fortuna no pasó demasiado tiempo hasta que el guitarrista se fue acoplando al ritmo marcado por sus compañeros, gracias a lo cual el concierto llegó a un nuevo estadio en el que el grupo y la música funcionaron como una maquinaria engrasada a la perfección. A partir de allí las improvisaciones nos trasladaron a Chicago, al Caribe y también a África, especialmente cuando William Parker cambió el contrabajo por el gembri. Tras una hora y media, el concierto se había convertido en algo radicalmente distinto a lo escuchado en sus inicios. El final con William Parker al gembri, Hamid Drake al frame-drum (una lástima no cantase) y Raoul Björkenheim a la guitarra, llegó a un nivel de espiritualidad al alcance de pocos grupos.

 

El fin de fiesta, con sorpresa incluida, llegó con el concierto de Zu y Mats Gustafsson. Todo comenzó cuando sobre el escenario apareció la silueta de Paal Nilssen-Love, integrante de Atomic y compañero de Mats Gustafsson en mil aventuras, como por ejemplo en los imprescindibles The Thing. Gabe Serbian, integrante del trío italiano, no pudo participar en el concierto. Su puesto fue suplido con creces por uno de los mejores bateristas en la actualidad.

Tras ocupar sus sitios en el escenario, Massimo Pupillo conectó su bajo eléctrico. El zumbido estático que surgió del amplificador sirvió para confirmar la advertencia -de los organizadores a los padres desprevenidos- de alejar a los niños de las primeras filas, debido al volumen de la descarga que se avecinaba y que no paró durante más de noventa minutos. Mats Gustafsson demostró una vez más el porqué de su medalla como campeón al barítono, aunque Luca T. Mai (al barítono también), no se quedó atrás. Massimo Pupillo fue el encargado de marcar la base con un bajo que en todo momento parecía que iba a reventar el amplificador (y algún tímpano), mientras que Paal Nilssen-Love se convirtió en una perfecta caja de ritmos. Los temas de Zu, aderezados y enriquecidos por las improvisaciones sin límites de los cuatro músicos (la primera parada fue tras una hora), así como por las versiones de temas de Albert Ayler y John Coltrane (la improvisación de Gustafsson en “India” fue un momento especialmente glorioso), dejaron sin resuello tanto a los músicos como a los espectadores.

No pudo ser un mejor final para la edición de 2011 de Jazz a Luz.

 

Pachi Tapiz

Editor de la revista on-line TomaJazz

www.tomajazz.com

 

Fotografías: Sera Martín

 

Freenology:


Sonny Simmons: saxofón y oboe

Guy Bettini: trompeta

Clayton Thomas: contrabajo

Paul Lovens: batería

 

Bruno Chevillon:


Bruno Chevillon: contrabajo y electrónica

 

Das Kapital – New Film Project:


Daniel Erdmann: saxo tenor

Hasse Poulsen: guitarra

Edward Perraud: batería

 

Drums Noïse Poetry Rencontre Vladimir Tarasov:


Didier Lasserre: batería y percusión

Edward Perraud: batería y percusión

Mathias Pontévia: batería horizontal y percusión

Vladimir Tarasov: batería y percusión

 

William Parker, Hamid Drake & Raoul Björkenheim:


William Parker: contrabajo y gembri

Hamid Drake: batería y frame-drum

Raoul Björkenheim: guitarra

 

Christine Wodrascka, Jean-Luc Cappozzo & Gerry Hemingway:


Christine Wodrascka: piano

Jean-Luc Cappozzo: trompeta

Gerry Hemingway: batería y percusión

 

Syringe:


Clayton Thomas: contrabajo

Werner Dafeldecker: contrabajo

 

Zu & Mats Gustafsson:


Paal Nilssen-Love: batería

Massimo Pupillo: bajo eléctrico

Luca T Mai: saxo barítono

Mats Gustafsson: saxo barítono

 

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