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@Fer Isella: #Cosecha

Perfume de carnaval + Layers, Chacarera de una sola nota, What Will Rumi Do?, En el limbo (parte 1), El tiempo, Go to Sleep, Vidala para mi sombra, En el limbo (parte 2), God Only Knows

 

Músicos:

Fer Isella: piano, Rhodes, canto, kaoss pad

Lulo Isod: batería

Ramiro Flores: bajo eléctrico

Lucio Balduini: guitarra eléctrica

Richard Nant: percusión, bombo, trompeta

 

Invitado:

Juan Carlos “Mono” Fontana: teclados en Vidala para mi sombra

 

Sello y año: Acqua / Limbo Music, 2011

Calificación: A la marosca

 

Más allá de sus creencias religiosas (si las tuviere o tuviese), permítame recurrir a la primera parte del versículo 22 del capítulo 8 del Génesis, que dice: “Mientras la tierra exista, habrá siembra y cosecha (…)”. En agricultura, la siembra refiere a la acción de arrojar y esparcir semillas para la posterior recolección de sus frutos. Esta recolección lleva el nombre de cosecha. Aunque también se denomina así a lo que se obtiene como resultado de sus cualidades o actos.

Así surge la frase “sembrar para cosechar” que, ni falta hace que se lo comente, excede con creces el ámbito dela agricultura. Trasladándonosal área de la meteorología, sin ir más lejos, encontramos que “quien siembra vientos, cosecha tempestades”; ahora… no conozco a nadie que haya sabido indicarme con certeza dónde se consigue el viento ni quién se gana su pan (y algo más) recolectando tempestades. Pero no me distraiga con banalidades, que aquí no estamos para andar encontrándole significado a los refranes; tratemos de hacer las cosas bien… que el que mal anda, mal acaba (con perdón).

 

Lo cierto es que toda cosecha requiere (salvo alguna que otra deshonrosa excepción) de una buena siembra. Porque si es mala, fuiste, alpiste, perdiste. Sembrar para cosechar.

Y ahí tenemos ese statement con forma de título de telenovela: Cosecharás tu siembra, 120 capítulos, 1991, Canal 9 Libertad, Giuliana y Luca, Kuliok y Laport, o sea.

Me permito deducir que, durante muchos años, Fer Isella se ha dedicado (consciente o inconscientemente) a la siembra. Si quiere, llámela búsqueda. Pianista, compositor, productor, arreglador y emprendedor cultural argentino nacido en 1975, luego de su paso por Berklee recaló en Sony, siendo responsable de la venta de más de 2.000.000 de álbumes y de la obtención de más de 15 discos de oro y platino. Es el Director de Limbo Music, responsable de Folklorear, Limbo Festival, Limbo Arts y Limbo Digital y obtuvo numerosos premios y reconocimientos que si se los mencionamos aquí, seguramente quedarán desactualizados (no dudamos que desde este momento y hasta la publicación de estas líneas, algo más estará agregándose a la lista).

 

Joven, experimentado, inquieto, provocador y talentoso. Un bingo explosivo que parece ser sólo una plataforma de lanzamiento para infinidad de proyectos e ideas, algunas ya concretadas y (muchas) otras en vías de desarrollo y cristalización.

La sensación permanente, con Fer Isella, es que esto “recién empieza”. Porque la certeza es que el pianista (y etcéteras) no para de sembrar. Pero ha decidido reflejar parte de esa siembra en su último álbum, al que tituló #Cosecha, donde es acompañado por Lulo Isod (batería), Ramiro Flores (bajo eléctrico), Lucio Balduini (guitarra eléctrica) y Richard Nant: (percusión, bombo, trompeta). Como invitado, en un tema, Juan Carlos “Mono” Fontana.

 

La tapa del álbum, a decir del propio Isella, es la primera en Argentina en poseer un código gráfico QR (Quick Response o Respuesta Rápida), una vía para ampliar información y trazar un puente entre un objeto físico y otro digital; algo así como un código de barras bidimensional. El músico agrega que “al apuntar a la tapa del CD un celular inteligente con la cámara y una aplicación gratis cualquiera (lectora de QR’s), te lleva a un sitio de #Cosecha: http://cosecha.ferisella.com/ . Así, te podés escuchar el disco entero en el celular; pero, además, lo interesante es que el sitio está abierto a que fans envíen sus obras inspiradas en el disco y también ver obras de otra gente: fotos, videos, dibujos, remixes, etc. Por eso, es interactivo. Lo presenté en la galería de arte de Milo Lockett rodeado de iPads que tenían las obras inspiradas en el disco, de los fans. En la vidriera de (la disquería) Zival’s, si pasabas con tu celular escuchabas el disco antes de entrar”. Desde aquí agregamos que aunque #Cosecha puede escucharse gratuitamente, no implicó una merma en la venta sino todo lo contrario, en relación a entregas anteriores del mismísimo Isella.

 

Abrumado, sorprendido y conmocionado, créame que si hasta el momento no hemos hecho referencias estrictamente musicales sobre #Cosecha no es por la ausencia de bondades en el mismo. Porque generalmente (me) ocurre que cuando aparecen tantos elementos adicionales, es para disimular las carencias del contenido de base. Una puesta extraordinaria en un concierto tiene validez pura y exclusivamente si acompaña a lo ofrecido musicalmente. Si la ecuación se invierte (es decir: lo visual por encima de lo auditivo), algo no funciona como corresponde. Es como ir al cine y rescatar la banda de sonido por encima de la trama, la dirección, las actuaciones.

Pero #Cosecha tiene méritos indiscutibles e indisimulables, incluso, para quienes la tecnología es un monstruo enorme que (no sólo) pisa fuerte. Yo, sin ir más lejos (ni menos cerca), me enteré de toda esta cuestión de los QR mucho después de haber escuchado el álbum, que fue lo que despertó mi real interés.

 

Interés surgido ya desde el inicio mismo con esa suerte de medley entre Perfume de carnaval (de Peteco Carabajal) y Layers (de Fer Isella), un claro ejemplo de lo que podría denominarse folclore contemporáneo aunque los rótulos, en un álbum como éste, suenan –por lo menos- anacrónicos y desubicados. Isella rockea, es un rocker, Peteco Carabajal también lo es, el quinteto suena tan afiatado que subyuga, desde la contagiosa y contagiante base a cargo de Lulo Isod, Richard Nant y Ramiro Flores, un Balduini ínclito y lúcido y Fer Isella, que más que cantar, interpreta y, con su imperfección (bienvenida), emociona. Me surge “baguala-rock” sin parar de mover los pies y casi (¿casi?) deseando que el perfume no se evapore más… así empezamos…  Chacarera de una sola nota pasa del comienzo intimista a complejidades rítmicas y sonoras que convierten al título del tema en una falacia (en el más puro -¿recalcitrante?- sentido, ni chacarera, ni una sola nota). El viejo y querido Francisco (Zappa) bien contento estaría con la relectura de What Will Rumi Do?, con esa base cuasi disco, un Isod notable y el protagonismo subyugante de Richard Nant en trompeta. Y así… como quien necesita un rebaje, Isella propone con En el limbo (parte 1), acercarse a Satie. Ojo… dije acercarse… la atmósfera minimalista propuesta desde el piano cautiva, hipnotiza, pero no paraliza.

 

El tiempo, de Guillermo Klein, es una balada de las buenas que el líder entona con pasión que (no sé… extraño efecto dominó, tal vez) remite (o “me” remite) al Cuchi Leguizamón. Y todo vuelve a explotar con Go to Sleep (Radiohead), en irreverente y justiciera versión, con el quinteto nuevamente a pleno, con soberbios pasajes instrumentales a cargo de Nant, Isella y Balduini, potentes, reflexivos, siempre adictivos… de cómo encarar un cover y triunfar en el intento.

La calma retorna en la sentida Vidala para mi sombra (de Julio Santos Espinosa), con el muy buen aporte de Juan Carlos “Mono” Fontana en teclados; en tanto que En el limbo (parte 2) exorciza humores buenos y malos, viejos y nuevos, pop-rock sin demasiadas complejidades, con el tándem Isod/Flores símil relojito (suizo) y cierto descontrol contenido y de intensidades diversas.

El cierre es con una breve e instrumental God Only Knows (The Beach Boys), comandada por Isella y sonando muy, pero muy cerca a un spiritual.

Y así se nos termina #Cosecha.

 

Un álbum que Fer Isella registró junto a su grupo, con todas primeras tomas, grabando y tocando en vivo en el estudio, sin ediciones posteriores ni sobre-grabaciones y por el que el pianista, compositor y etcéteras ha sembrado mucho.

Y créame que esta #Cosecha no es de las buenas.

Es de las imprescindibles.

 

Marcelo Morales

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