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Giovanna Pessi & Susanna Wallumrod: If Grief Could Wait

The Plaint, Who by Fire, If Grief Has Any Pow’r to Kill, The Forester, A New Ground, You Know Who I Am, Hangout, O Solitude, Which Will, A New Scotch Tune, Music For a While, A New Scotch Tune Variation, An Evening Hymn

 

Músicos:

Giovanna Pessi: arpa barroca

Susanna Wallumrod: voz

Jane Achtman: viola da gamba

Marco Ambrosini: nickelharpa

 

Sello y año: ECM, 2012

Calificación: Dame dos

 

Lo que llamamos absurdo es nuestra propia ignorancia (Julio Cortázar)

 

El concepto de absurdo identifica a todo aquello que luce contrario y opuesto a la razón, describe al pensamiento ilógico y refiere a las conductas consideradas extravagantes o que se apartan de lo convencional. La noción del absurdo ha sido utilizada y aplicada por el hombre de distintas maneras y en diferentes campos de expresión. En la historia del arte, el absurdo dio pie al desarrollo de técnicas ligadas a la experimentación que tienden a introducir elementos de coherencia nula en un contexto lógico previsible. El apego a dicha tendencia se materializó en múltiples géneros, corrientes y períodos artísticos. Los rastros del absurdo pueden hallarse en los juegos de palabras que transgreden las formas comunes de la sintaxis y la semántica hallados en las figuras literarias del nonsense, en la combinación de humor y metáfora contenida en la greguería, en las tramas sin significado aparente, las atmósferas oníricas y los rasgos existencialistas del teatro absurdo, en la provocación abierta al orden establecido y el rechazo absoluto a la tradición del dadaísmo, en el automatismo psíquico sin la intervención reguladora de la razón del surrealismo y también en la disparatada comicidad del humor absurdo. Una apretada crónica de la relación entre arte y absurdo nos llevaría a enlistar un cúmulo de obras icónicas del género, tan diversas entre sí como: los textos breves y aforismos contenidos en Greguerías o la obra teatral Los Medios Seres de Ramón Gómez de la Serna, el cuadro La Persistencia de la Memoria de Salvador Dalí o sus películas en sociedad con Luis Buñuel como Un Perro Andaluz y La Edad de Oro, la pieza teatral La Cantante Calva de Eugene Ionesco, el libro de poesías Los Campos Magnéticos de André Breton, el ensayo El Mito de Sísifo de Albert Camus y hasta en el ciclo televisivo El Circo Ambulante de los Monty Phyton, entre muchos otros valorados ejemplos en donde el absurdo tiene una presencia cardinal.

El absurdo es lo que rompe la línea de la lógica vital, es aquello que distorsiona el equilibrio de la sensatez y perturba el orden de los usos adquiridos, es lo que sorprende por su carácter inusual o atípico y es también lo que se aleja de la realidad para luego volver a ella, sumergiéndonos en sus valores esenciales.

 

A pesar de lo mencionado, sorprende que la palabra “absurdo” sea comúnmente utilizada para (des)calificar ideas, acciones y conductas. Es cierto que algunos casos lo ameritan pero, en su mayoría, aquello que conceptuamos erróneamente como “absurdo” no expresa otra cosa más que -como indica la frase de Cortázar del epígrafe- nuestra propia ignorancia. Incluso en ocasiones, si me permite el juego de palabras, lo auténticamente absurdo es que desestimemos algo sólo porque nos resulta o parece absurdo. Ergo, aun cuando en ocasiones una propuesta musical –ya sea por la extravagancia de su contenido, el carácter atípico e inusual de su estructura o el aparente sinsentido de su concepción- pueda lucir absurda, siempre lo más apropiado será abstenernos de interpretar esa condición como un demérito o menoscabo de su contenido estético.

En ese sentido, el álbum If Grief Could Wait, encabezado por la arpista suiza Giovanna Pessi y la cantante noruega Susanna Wallumrod, podría oficiar a modo de ejercicio práctico de lo antedicho, ya que la apariencia absurda de su concepción no sólo no impide su valoración y disfrute sino que además lo potencia y dinamiza.

 

El núcleo conceptual de este trabajo se funda en la paradójica yuxtaposición de un repertorio basado mayormente en la recreación de piezas pertenecientes a Henry Purcell –uno de los compositores emblemáticos de la música barroca del siglo XVII- intercaladas con temas de consagrados cantautores de la música popular como Nick Drake y Leonard Cohen. La interpretación de ese programa musical –aparentemente contradictorio- corre por cuenta de una alineación tímbrica no menos inusual que incluye a dos instrumentos característicos del barroco como el arpa barroca y la viola da gamba (a cargo de Giovanna Pessi y Jane Achtman, respectivamente), un instrumento típico del folclore sueco como el nickelharpa (ejecutado aquí por Marco Ambrosini) y una voz líder (Susanna Wallumrod) que no proviene del ámbito académico sino de la música pop. Sin embargo, pese a lo disparatado de las fuentes en donde abreva, el álbum resulta –para sorpresa de propios y extraños- tan sólido y coherente en el plano sonoro como asequible y exquisito en su percepción estética. No sería justo ingresar de lleno en el análisis de If Grief Could Wait sin antes recordar que el barroco es un género musical cuyas características más definitorias son el uso del bajo continuo, el desarrollo de la armonía tonal, el gusto por los contrastes sonoros, la textura bipolar o de monodia acompañada, la aparición del estilo vocal recitativo en el cual el ritmo de la palabra determina el discurso melódico y el auge progresivo de nuevas formas musicales tales como la sonata, el oratorio, el ballet, la ópera y el concerto grosso.

 

Tal vez no sea necesario referirnos en detalle a la obra del famoso compositor Henry Purcell ya que todos conocemos al dedillo de quién se trata, qué hizo, por qué lo hizo y cuándo lo hizo. Apenas bastará con decir que nació y murió (en ese orden). En realidad no se sabe a ciencia cierta cuándo nació e incluso algunos ni siquiera sabían que había nacido; pero sí se conoce con precisión la fecha de su fallecimiento en… ehh… más o menos en el siglo XVII. Creo que fue un martes o miércoles. ¡No importa! Lo concreto es que falleció y eso, además, comprobaría que nació… ya que un requisito básico para poder fallecer es haber nacido en algún momento (preferentemente anterior). ¿Qué más se puede agregar, no? Quizás resulte importante recordar que Henry Purcell tenía el mismo nombre que su padre pero, para evitar confusiones, él le decía “papá” y este último -cuando lo llamaba- le decía “vení”. Y a veces no lo llamaba pero igual venia. Bueh… la verdad es que podría seguir durante horas aportando datos que ayuden a desentrañar los códigos secretos de la obra de Henry Purcell pero creo que lo esencial ya ha sido dicho.

 

If Grief Could Wait abre, justamente, con una página perteneciente a dicho compositor titulada The Plaint. Esta pieza integró en origen el primer acto de la “semiópera” (genero lírico del barroco inglés que combinaba canto, baile y episodios de mascarada) The Fairy Queen –en castellano La Reina de las Hadas– de 1692, con música de Henry Purcell sobre textos adaptados de la comedia de William Shakespeare “Sueños de una noche de verano”.  El tratamiento ofrecido aquí recorre texturas ligeras y etéreas (a cargo del arpa barroca de Giovanna Pessi y la viola da gamba de Jane Achtman) que, además de sentarle bien al carácter intimista de la página, permiten que brille en todo su esplendor Susanna Wallumrod con una voz amplia, bien timbrada, perfecta dicción (resaltada por el hecho de que el idioma inglés es su segunda lengua) e innegable conciencia de estilo.

Tras afrontar con éxito la difícil tarea de adaptar al estilo barroco el clásico de Leonard Cohen Who by Fire (del álbum New Skin for the Old Ceremony de 1974) –aquí con destacada intervención de Marco Ambrosino en nickelharpa-, sobreviene una recreación de If Grief Has Any Pow’r To Kill (pieza de Henry Purcell extractada de The Theatre of Musick de 1685) de pastoral belleza e incorpóreo temperamento.

 

El clima que rodea al álbum es una invitación a huir del caos ciudadano para recluirnos en un palacio de estilo rococó y disfrutar de una joven doncella que toca el órgano con pasión, mientras un grupo de cortesanas nos complacen con sus bellos cantos una y otra y otra vez (¡con tres esta más que bien, eh!). Eso sí, no se entusiasme mucho con participar en mi fantasía… Sólo queda una vacante disponible y es de cortesana.

El extenso The Forester –cuya autoría corresponde a Susanna Wallumrod– si bien es el único inédito contenido en el álbum, no se aparta un ápice de los delicados aires barrocos que caracterizan a esta propuesta. No obstante, permite comprobar que los aportes vocales de su autora son un eslabón indispensable en la cadena sonora diseñada por el cuarteto. Por su parte, el instrumental A New Ground –pieza de Purcell en origen titulada A New Ground in E Minor perteneciente a Welcome to All Pleasure de 1687- ubica al arpa barroca de Giovanna Pessi en el centro de la escena con singular destaque.

A continuación se suceden una tierna relectura del tema de Leonard Cohen You Know Who I Am extractado de Songs from a Room de 1969, una impagable recreación de Hangout –canción de Susanna Wallumrod que formara parte de su álbum de 2007 Sonata Mix Dwarf Cosmos-, la atemporal belleza de la pieza de Purcell O Solitude (en origen O Solitude, My Sweetest Choice) y una tierna adaptación de Which Will, composición de Nick Drake incluida en el álbum Pink Moon de 1972. En tanto que las piezas instrumentales A New Scotch Tune y su secuela A New Scotch Tune Variation –ambas pertenecientes a Purcell- lucen correctas pero sin dejar un especial recuerdo.

Music for a While es una pieza de música incidental que acompañara la primera escena del tercer acto de la obra de Purcell Oedipus de 1692, aquí tratada con particular delicadeza, sin acelerarse y manteniendo el tempo aun a riesgo de caer en el estatismo.

El álbum cierra con una versión catedralicia e introspectiva de An Evening Hymn, página de Henry Purcell que proviene del antológico Harmonia Sacra de 1688.

 

La atemporal elegancia de If Grief Could Wait ayuda a revalorizar el concepto del absurdo, nos aleja de las modas y transforma algunas dudas en unas cuantas certezas.

 

Si uno comienza con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas (Francis Bacon)

 

Sergio Piccirilli

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