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Babel Label x 4: Indigo Kid, Mark Hanslip + Javier Carmona, Oltremare Quartet, Alexander Hawkins Ensemble

Existe un lenguaje que va más allá de las palabras y que todos comprenden: es el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con voluntad en busca de aquello que se desea (Paulo Coehlo)

 

El mito de la Torre de Babel surge a partir de una construcción mencionada en el Antiguo Testamento. De acuerdo al relato bíblico contenido en el capítulo 11 del Génesis, los babilonios mandaron a construir una torre con la altura suficiente para alcanzar el cielo. Pero Dios los castigó. Primero, convirtiendo el lenguaje común de sus constructores en múltiples idiomas diferentes; luego, obligándolos a dispersarse por todo el mundo y finalmente (según lo citado en el capítulo 18 del Apocalipsis) destruyendo la edificación con “grandes vientos y rayos salidos del cielo”.

El mito de la Torre de Babel no sólo ha tenido distintas interpretaciones a lo largo de la historia sino que, además, aparece representado de manera similar en diferentes épocas, culturas y civilizaciones. En ese sentido, el Corán ubica el mito en Egipto durante la época de Moisés; y el Talmud dice que la torre fue destruida porque quienes subían por ella querían declararle la guerra a Dios. También un mito de origen mesoamericano nos habla tanto de una gran pirámide ubicada en Cholula que “arrasó el cielo” como de la confusión de lenguas de los trabajadores y la posterior destrucción del monumento por parte de los dioses e, incluso, historias equivalentes se cuentan entre los toltecas, las tribus del lago Ngami o en Nepal, China y el norte dela India.

 

Más allá de las interpretaciones existentes en torno al mito dela Torre de Babel -sean éstas filosóficas, teológicas o esotéricas- y de las consecuentes investigaciones arqueológicas e históricas realizadas para desentrañar su misterio, el hecho de encontrarnos con la misma leyenda en diferentes culturas -aunque no legitima su existencia real- nos ilustra sobre la sempiterna búsqueda de lo absoluto, ejemplifica el afán integrador de una humanidad dividida y sirve para entender a la fragmentación de lenguas como una alegoría sobre el grado de incomprensión e intolerancia que ha impulsado la discriminación que caracteriza a nuestra civilización.

Aun cuando resulta lógico colegir que cada uno vea la realidad desde su propio sistema –así como se ve la torre desde el propio suelo- e intente que esa realidad encaje con su propia visión del mundo, de ningún modo eso justificará jamás la pretensión de que esa perspectiva sea la única posible, invalidando a todas las otras que pudieran existir. Por fortuna, hay muchos emprendimientos –sobre todo en el campo del arte- destinados a integrar conceptos y lenguajes diferentes o que en lugar de etiquetar, rechazar y diferenciarse del otro, sólo buscan comunicarse y aceptarlo para beneficiarse mutuamente e intercambiar ideas en igualdad de condiciones.

Buena parte de ese alegato integrador en términos de lenguajes y conceptos musicales también está presente en los objetivos de la casa discográfica londinense llamada –casualmente- Babel Label.

 

Este sello, fundado en 1994 por Oliver Weindling, se ha encargado de documentar la amplia gama de expresiones musicales que caracterizan a la escena jazzística británica a través de un prolífico catálogo que incluye a bandas esenciales de la avanzada del circuito londinense como Led Bib, Portico Quartet, Acoustic Ladyland, Big Air, Fraud y Polar Bear, figuras estrechamente vinculadas al prestigioso movimiento denominado F-IRE Collective (Fellowship for Integrated Rhythmic Expression) tales como Tom Arthurs, Pete Wareham, Finn Peters y Seb Rochford, músicos experimentados del calibre de Huw Warren, Iain Ballamy, Billy Jenkins y Steve Noble y artistas de notoria reputación en el acontecer de la música creativa del nuevo milenio como Alexander Hawkins e Ingrid Laubrock, entre muchos otros.

A modo de ilustrar la amplitud estilística representada en Babel Label –y por ende en la escena londinense- nos abocaremos a comentar de manera sucinta cuatro de sus lanzamientos discográficos más recientes: el nuevo trabajo del Alexander Hawkins Ensemble titulado All There, Ever Out, la reunión del saxofonista Mark Hanslip con el baterista Javier Carmona materializada en Dosados, el álbum debut del cuarteto multigeneracional Indigo Kid y la presentación en sociedad de Oltremare Quartet a través de Uncommon Nonsense.

 

Alexander Hawkins Ensemble: All There, Ever Out

Ologbo (Double Trio), Tatum Totem III, Owl (Friendly) A Star Explodes 10.000 Years Ago Seen by Chinese Astronomers, AW/LJ (Differently), Ahab, (Untitled Free Improvisation), Marta, Elmoic, So Very Know

 

Músicos:

Alexander Hawkins: piano, órgano Hammond B3

Javier Carmona: batería, percusión

Otto Fischer: guitarra eléctrica

Dominic Lash: bajo

Hannah Marshall: cello

Orphy Robinson: marimba

Kit Downes: órgano en So Very Know

 

Sello y año: Babel Label, 2012

Calificación: Dame dos

 

El joven pianista, organista y compositor británico Alexander Hawkins se ha constituido en uno los principales referentes de la nueva generación jazzística europea. Su ubicación de privilegio en el firmamento musical del nuevo milenio ha sido posible merced al impulso de los múltiples proyectos – con impronta estética diversa pero de similar calidad- que lo tienen como protagonista. Hawkins es uno de los vértices (junto a Taylor Ho Bynum, Harris Eisenstadt y Dominic Lash) del ensamble cooperativo Convergence Quartet, proyecto corporizado en los álbumes Live in Oxford de 2007 y Song/Dance de 2011. Encabeza Decoy en compañía de Steve Noble y John Edwards, trío -con epicentro en el órgano Hammond- que diera a luz los álbumes Vol.1: Spirit en 2009 y Oto en 2010 y tiene en su haber un importante despliegue como sesionista que comprende participaciones en Louis Moholo-Moholo Unit, el Dominic Lash Quartet, Evan Parker Trio, el Nick Malcom Quartet y Mulatu Astarke Steps Ahead, entre otros.

Alexander Hawkins Ensemble, en el álbum All There, Ever Out -al igual que en su elogiado predecesor No Now is So de 2009-, configura una obra de riqueza temática extraordinaria y cuya estrategia compositiva parece trazar una bisectriz imaginaria entre formas orquestales derivadas del jazz tradicional e innovadores conceptos implícitos en la avanzada de la música improvisada contemporánea.

La lógica interna de cada una de las composiciones pergeñadas aquí por su autor, integra en un mismo temperamento sonoro estructura e improvisación libre, lirismo y elaboración exhaustiva, tradición y vanguardia. Y todo eso se manifiesta con invariable coherencia expresiva, propiciando interacciones instrumentales que aprovechan al máximo los recursos tímbricos disponibles e impulsando democráticos espacios para unas intervenciones solistas que nunca lucen presuntuosas, mecánicas ni artificiosas.

Alexander Hawkins, en All There, Ever Out, configura un álbum que impacta desde su primera lectura pero que requerirá de sucesivas audiciones para una valorización estética acorde a las elaboradas ideas armónicas, melódicas y rítmicas que contiene.

En síntesis: una obra poco menos que imprescindible para comprender el actual pensamiento de la avanzada musical británica.

 

Mark Hanslip + Javier Carmona: Dosados

A Pointy Pointy, Mucha Mierda, Nipple 1, Preambolo to Nipple 2, Boules, Horse-y, ffs, Deadline (Steve Lacy), (the filler), Jowls and a Beard, Third Nipple with Coda

 

Músicos:

Mark Hanslip: saxo tenor

Javier Carmona: batería, percusión

 

Sello y año: Babel Label, 2012

Calificación: Está muy bien

 

El dúo de saxo y batería ha sido históricamente –en especial desde Interstellar Space, álbum que reuniera en 1967 a John Coltrane con Rashied Ali- un campo fértil para el desarrollo de formas asociadas a la improvisación libre, el free-jazz y la exploración vanguardista. No obstante, en los últimos años esa sociedad timbrica se vio vigorizada por la edición de múltiples registros que documentan la afinidad existente entre esos dos instrumentos. A manera de comprobación de la vigencia del dúo saxo/batería en el jazz, bastará con citar los álbumes que reunieran recientemente a Evan Parker y Zlatko Kaucid (Round About de 2011), a Aram Shelton con Kjell Nordeson (Incline de 2011), a Dave Rempis y Frank Rosaly (Cyrillic de 2010) o a Frank Gratkowski y Hamid Drake en el álbum homónimo de 2010, los dúos presentados en 2011 por el legendario saxofonista Joe McPhee junto a Chris Corsano en Under a Double Moon y con Michael Zerang en Creole Gardens – A New Orleans Suite, sendos dúos integrados por Ken Vandermark, uno en sociedad con el baterista Tim Daisy (Conversation de 2011) y otro en compañía de Paal Nilssen-Love corporizados en los álbumes Milkwaukee Volume y Chicago Volume de 2010 y Letter to a Stranger de 2011 o los registros que asociaron a Gerry Hemingway con los saxofonistas Ellery Eskelin (Inbetween Spaces de 2011), Ivo Perelman (The Apple in the Dark de 2010) y Anthony Braxton (Old Dogs de 2011).

A este selecto lote debemos agregar ahora el álbum Dosados del dúo integrado por el saxofonista británico Mark Hanslip (Tom-Mix, Twelves, Outhouse, Nostalgia 77) y el baterista español Javier Carmona (Tony Bevan, John Edwards, Orphy Robinson, London Improviser Orchestra, Tsukiko Amakawa/Javier Carmona dúo, etc.).

En Dosados, el dúo exhibe una tendencia dirigida al terreno de lo abstracto y la experimentación que, sin alardes técnicos improductivos ni desbordes exploratorios innecesarios, exponen con naturalidad y equilibrio un encomiable dominio de los códigos de la improvisación y un especial aprovechamiento de las cualidades tímbricas de sus respectivos instrumentos.

 

Indigo Kid: Indigo Kid

First Light, Waitent Wantant, Mr Lepard, New Man New Place, Indigo Kid, Pages to a Friend, One to Gilly, The Man I Love, Bioluminescence

 

Músicos:

Dan Messore: guitarra

Iain Ballamy: saxo tenor

Tim Harries: contrabajo

Gethin Jones: batería

 

Sello y año: Babel Label, 2012

Calificación: Buena gente

 

El álbum Indigo Kid marca el debut de la banda del mismo nombre que reúne a dos jóvenes promesas de la escena británica como el guitarrista Dan Messore y el baterista Gethin Jones con los experimentados Iain Ballamy (Food, Anorak, The Little Radio, Loose Tubes, Bill Bruford’s Earthworks) y Tim Harris (Steeleye Span, Bill Bruford’s Earthworks, Brian Eno, Iona). Las nueve piezas contenidas aquí (ocho originales cuyas autorías corresponden a Messore y la restante, una versión del clásico de George Gershwin de 1924 The Man I Love) propician una accesible combinación de estilos –que van del jazz fusión a la world music y de la bossa nova al folk rock-, una espaciosa impronta sonora que privilegia la claridad melódica y el enfoque afable a la experimentación armónica y el arresto exploratorio e inocultables influencias estéticas heredadas de guitarristas como Lionel Loueke, Bill Frisell, Kurt Rosenwinkel y, muy especialmente, de Pat Metheny. Este último elemento, sin llegar a convertir la propuesta de Indigo Kid en un clon de la obra del exitoso guitarrista de Missouri, abre la puerta a que dicha asociación genere inmediatas adhesiones de sus más devotos seguidores del mismo modo que terminará alejando definitivamente a aquellos que buscan en la música más preguntas que respuestas, un pasaje a lo desconocido o un gesto firme de originalidad e innovación. Sin perjuicio de lo mencionado –o intentando abstraerse de ello- el material exhibido por el cuarteto luce bien trazado, interpretado con precisión, técnicamente impecable y ornamentado con premeditada delicadeza y buen gusto.

 

Oltremare Quartet: Uncommon Nonsense

Antonimie, Miriam, One Swan, Este dÍa de Cuatro Cuerdas, Chanson, Until I Look Down, Pinastra, Even Shorter, Nino, Carta Blanca, Relations Copia

 

Músicos:

Andrea Di Biase: contrabajo

Antonio Zambrini: piano

Michael Chillingworth: saxos

Jon Scott: batería

 

Sello y año: Babel Label, 2012

Calificación: Está más que bien

 

El álbum Uncommon Nonsense de Oltremare Quartet documenta el debut como líder de banda del joven contrabajista y compositor milanés –con residencia en Londres- Andrea Di Biase. En el ideario musical del cuarteto encabezado por Di Biase convergen influencias y estilos provenientes tanto de la escena jazzística londinense como de su Italia natal, ya que su propuesta se nutre en partes iguales de algunos elementos armónicos y rítmicos heredados de verdaderos íconos del jazz británico como Kenny Wheeler y John Taylor y una concepción melódica de traza lírica e impregnada de romanticismo a la manera del compositor italiano Nino Rota.

La versatilidad que exige esa amplitud de intereses musicales, encuentra a sus interlocutores más apropiados en una formación de primera línea que incluye al experimentado pianista italiano Antonio Zambrini (Antonio Zambrini Trio, Lee Konitz, Ron Horton, Maurizio Bucca, Giorgio Licalzi), el saxofonista británico Michael Chillingworth (Mike Chillingworth Quartet, Richard Turner’s Round Trip, Jack Davies Big Band) y al joven baterista de Manchester Jon Scott (Andre Canniere Group, Hannes Riepler Quintet, Kairos 4tet, Dialogues Trio).

Todas las piezas incluidas en el álbum –ocho de Andrea Di Biase y dos pertenecientes a Antonio Zambrini– se destacan por su claridad expositiva, solidez conceptual, equilibrada resolución de estilo y una minuciosa lectura entre líneas de la partitura por parte de los solistas.

 

Así como la confusión de lenguas a la que fueron sometidos los constructores de la Torre de Babel motivaron el fracaso de su gestión y la dispersión de un pueblo, la diversidad de lenguajes estéticos documentados de manera perseverante por Babel Label parece haber contribuido al exitoso desarrollo de la escena musical británica.

Tal vez por ello, debamos empezar a creer que la delgada línea que separa el éxito del fracaso de una misión, sea la perseverancia.

 

La perseverancia es la virtud por la cual todas las otras virtudes dan fruto (Arturo Graaf)

 

Sergio Piccirilli

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