Steve Coleman and the Council of Balance: Synovial Joints
Acupunture Opening, Celtic Cells, Synovial Joints (Suite: Part 1 – Hand and Wrist, Part II – Hip and Shoulder, Part III – Torso, Part IV – Heat and Neck), Tempest, Harmattan, Nomadic, Eye of Heru
Músicos:
Steve Coleman: saxo alto
Jonathan Finlayson: trompeta
Maria Grand: saxo tenor (excepto en Acupunture Opening y Tempest)
Tim Albright: trombón (excepto en Part 1 – Hand and Wrist y Part IV – Heat and Neck)
Miles Okazaki: guitarra (excepto en Celtic Cells y Tempest)
David Bryant: piano
Jen Shyu: voz (en Acupunture Opening y Celtic Cells)
Marcus Gilmore: batería
Anthony Tidd: bajo eléctrico (en Harmattan y Nomadic)
Greg Chudzik: contrabajo
Alex Lipowski: timbales, xilofón, triángulo, gongs
Nei Sacramento: bongó, tambor parlante, birimbao (en Acupunture Opening, Celtic Cells, Harmattan y Nomadic)
Ramón García Pérez: congas (en Harmattan y Nomadic)
Mauricio Herrera: bongó (en Tempest, Harmattan y Nomadic)
Barry Crawford: flauta
Rane Moore: clarinete, clarinete bajo
Jeff Missal: trompeta (excepto en Nomadic)
David Nelson: trombón bajo (excepto en Part 1 – Hand and Wrist y Part IV – Heat and Neck)
Kristin Lee: violín
Chris Otto: viola
Jay Campbell: cello
Sello y año: Pi Recordings, 2015
Calificación: A la marosca
Los artistas conceptuales son místicos más que racionalistas. Llegan a conclusiones a las que no llega la lógica (Sol LeWitt)
Los conceptos son construcciones mentales que nos permiten comprender las experiencias que se suscitan en la interacción con nuestro entorno. Todo proceso de conceptualización es el resultado de la integración de nuevos conocimientos y experiencias con los que ya se encuentran almacenados en la memoria. Ese procedimiento dota de formalidad a las experiencias y les asigna un valor lógico que nos permite interpretarlas, clasificarlas y ordenarlas. La formación del concepto es subjetiva, única e irrepetible pero en su máxima abstracción; es decir, cuando el concepto se vuelve independiente de la experiencia concreta e individual para hacerse pública -como sucede con el arte– puede alcanzar una dimensión social, cultural y filosófica de carácter universal.
El creador genuino de arte conceptual –o creador de arte sustentado en conceptos- ha sido considerado de distintas maneras. Algunos lo describen como una persona alineada a una realidad superior que se manifiesta a través de él y lo convierte en un instrumento de lo divino; por su parte el filósofo Immanuel Kant, en su “Critica del juicio”, lo enlazó con el talento para producir ideas inimitables; en tanto que el artista conceptual y minimalista Sol LeWitt prefirió asociarlo más con lo místico que al racionalismo; y el psicólogo y ensayista suizo Carl Jung emparentó el concepto de la creatividad artística con una instancia de la mente sin espacio ni tiempo –a la que denominó “inconsciente colectivo”- en donde reside todo el caudal del conocimiento humano.
En un punto de intersección imaginario donde convergen el arte, la experiencia, los procesos de conceptualización, el conocimiento, la mística, lo racional y el talento, se erige la figura del notable compositor y saxofonista Steve Coleman.
En el fascinante devenir de su obra, además de sus cualidades puramente musicales, han ido asomando los principios del M-Base, los conceptos ancestrales de la Geometría Sagrada y la incorporación al lenguaje musical de los patrones rítmicos hallados en el interior del cuerpo humano, entre otros principios aplicados a su labor estética. Esa vocación por hurgar en nuevos territorios, ideas y conceptos desplegados a través de los años, se profundiza con el álbum más ambicioso de su carrera: Synovial Joints.
En este trabajo Steve Coleman, secundado por The Council of Balance (ensamble que alinea a miembros de su banda Five Elements y músicos provenientes del jazz, de la música clásica contemporánea y de las tradiciones afro-cubana y afro-brasilera), elabora una propuesta con epicentro en la exploración de las articulaciones sinoviales del cuerpo humano y en la aplicación de un concepto, denominado “camouflage orchestration”, inspirado en la escucha de sonidos naturales grabados por el propio Coleman durante sus periódicas estadías en la amazonia brasilera.
El inicio del álbum, con Acupunture Opening, encuentra su fuente de inspiración en los principios de la medicina tradicional china. La acupuntura (del latín acus: aguja, y pungere: punción) es una terapia basada en la inserción de agujas en el cuerpo que tiene por objetivo restaurar la salud del paciente; y dicha técnica asoma representada en la composición de Steve Coleman mediante un pulso rítmico de irresistible sincronía, interceptado por estratégicas disonancias de los vientos que ofician –en semejanza con la acupuntura- como si se aplicasen “agujas” en puntos específicos para favorecer el flujo de la energía. En el compacto bloque sonoro y la fortaleza estructural que distinguen a la pieza, sobresalen los aportes vocales de Jen Shyu, una magnífica exposición solista en saxo alto a cargo de Coleman y un enlace resuelto en contrapunto entre la trompeta de Jonathan Finlayson y el piano de David Bryant.
El temperamento pastoral de Celtic Cells hace centro conceptual en la iconografía religiosa de los druidas celtas (los celtas fueron un grupo de pueblos indoeuropeos establecidos antiguamente en la región de la Galia y sus sacerdotes eran llamados, justamente, “druidas”). El espacioso dictado de la partitura es defendido con singular lirismo por el ensamble y propicia, en el segmento adjudicado a los solistas, el lucimiento de Maria Grand en saxo tenor y Tim Albright en trombón.
Synovial Joints –la pieza central del álbum- es una épica obra en cuatro movimientos inspirada en las articulaciones móviles del cuerpo humano (también llamadas diartrosis) encargadas de ligar al sistema esquelético mediante un líquido espeso, denominado sinovial, que facilita nuestra capacidad para realizar una amplia gama de movimientos. La idea pergeñada aquí por Coleman enhebra su concepto de “camouflage orchestration” a través de un formato estructural en suite cuyos respectivos movimientos resultan “articulados” –a la manera de articulaciones sinoviales- con breves interludios instrumentales. La primera parte de la suite, Hand and Wrist, ofrece una laberíntica construcción que admite lejano parentesco con algunas nociones provenientes del concepto de M-Base (acrónimo de “macro-basic array of structured extemporization”), sobre las que se deslizan los ornamentos de las cuerdas a cargo de Kristin Lee, Chris Otto y Jay Campbell y destacadas intervenciones de Barry Crawford en flauta y Jeff Missal en trompeta. La segunda parte –Hip and Shoulder– da comienzo con el solo en batería de Marcus Gilmore para luego evolucionar en un crescendo signado por el pesado ostinato que edifican el piano de David Bryant, el contrabajo de Greg Chudzik y el trombón bajo de David Nelson. Part III – Torso acumula tensión para, finalmente, desembocar en el clímax orquestal del último movimiento de la suite: Part IV – Heat and Neck.
El carácter episódico de Tempest evoca la periódica alternancia de lluvia, vientos y calma producidos durante una tormenta. En su exposición se suceden periódicos cambios en el tempo de la pieza, apariciones de tono camerístico por parte de las cuerdas, un colorido pasaje de llamada y respuesta –que simboliza al arco iris- entre el saxo alto de Steve Coleman y el bongó de Mauricio Herrera y un remate vagamente asociado a formas procedentes de la música clásica contemporánea.
Harmattan alude a un viento alisio que sopla todos los años al sur del Sahara entre finales de noviembre y mitad de marzo. La pieza pretende captar el efecto surrealista que producen los remolinos de viento mediante una secuencia de frases asimétricas respaldadas por el ensamble percusivo de Ramón García Pérez, Mauricio Herrera, Alex Lipowski y Nei Sacramento, la habitual solidez de Anthony Tidd en bajo eléctrico y el protagónico relato desplegado por el saxo alto de Steve Coleman.
Nomadic es la representación simbólica de un viaje por las rutas de mercadeo que vinculaban al África subsahariana con Oriente Medio durante el apogeo del imperio Kanem-Bornu en los siglos XVII y XVIII. Esto se traduce en una pieza que confronta las melodías monofónicas que caracterizaban a las danzas de la época y el carácter de fanfarria de la música tradicional de Chad con la avanzada del jazz del nuevo milenio.
La multiforme estructura composicional de Eye of Heru hace referencia a la antigua deidad egipcia del mismo nombre que –además de sus características purificadoras, mágicas y sanadoras- simbolizaba el orden, lo imperturbable y la estabilidad cósmica. En el vasto territorio sonoro que va configurando la pieza –acentuado aquí por el vigoroso ascenso dinámico que imprimen las cuerdas– se destacan el luminoso fraseo de la guitarra de Miles Okazaki y un notable solo de Steve Coleman en saxo alto.
Steve Coleman, en Synovial Joints, alcanza un punto cenital de su trayectoria artística pero también manifiesta una envidiable facultad para asumir los riesgos que implica exponer ideas y conceptos estéticos innovadores.
Un hombre que no arriesga nada por sus ideas, o no valen nada sus ideas, o no vale nada el hombre (Platón)
Sergio Piccirilli