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Ross Hammond’s Humanity Suite en concierto: Somos lo que elegimos ser

 

ross hammond unoJueves 6 de agosto de 2015 – 20:00 hs.

Hammer Museum (Los Angeles, USA)

 

El concepto de humanidad tiene diferentes aplicaciones y significados; pero, en su uso más general y amplio, define al “conjunto conformado por todos los seres humanos”. La palabra humanidad encuentra su origen en el latín y deviene de humanitas, vocablo formado por humus (cuyo significado es tierra), anus -equivalente a pertenencia- y el sufijo tat, que corresponde a los abstractos de cualidad. Ergo, puede convenirse que el concepto original de humanidad representa la cualidad de lo equivalente o perteneciente a la tierra y, en consecuencia, debe ser entendido como una manifestación esencial del ser humano. Asimismo, la palabra humanidad sirve para describir la bondad y sensibilidad que una persona demuestra a su prójimo y el sentimiento compasivo frente al sufrimiento del otro. En ese sentido, podemos inferir que la humanidad –entendida como cualidad– se opone a la crueldad, la ausencia de compasión, la falta de empatía ante el sufrimiento de los otros y, en definitiva, a todo lo que exprese un comportamiento inhumano.

La noción de humanidad, trasladada al mundo concreto y cotidiano, deja de ser una mera abstracción para adquirir la forma de los rostros de nuestros familiares, los amigos, los compatriotas y también se visualiza en el rostro –a veces demasiado lejano y difuso– del pobre, el sometido, el olvidado, el que sufre.

En el contexto de una economía global manejada por el negocio de las armas y la guerra e inescrupulosamente digitada por la especulación financiera sin límites, la humanidad (en cuanto “conjunto conformado por todos los seres humanos” y no como cualidad) ha permitido que las palabras: hambre, hacinamiento, muerte, persecución, genocidio, dolor, tortura, sufrimiento e injusticia, sean noticias de todos los días.

Sin embargo, una existencia auténticamente humana impide estar bien con uno mismo mientras haya alguien que no esté en igualdad de condiciones frente al derecho a la vida. No sólo por un sentimiento compasivo y sensible ante el sufrimiento del otro sino, fundamentalmente, porque ese “otro” es un espejo de nosotros mismos. Debemos intentar comprender que, en el concierto de lo humano, nuestros derechos y libertades son compartidos con otros; pero también es hora de entender que los seres humanos –aunque parezca una paradoja– somos “individualmente universales” y, como tales, tenemos una responsabilidad sobre todo lo que pasa en nuestra sociedad.

ross hammerHay muchas maneras de asumir esa responsabilidad y el arte puede ser una de ellas.

Lo cierto es que algunos de los conceptos sobre humanidad ofrecidos aquí aparecerán -de manera explícita e implícita– en la magnífica presentación de Ross Hammond’s Humanity Suite llevada a cabo en el Hammer Museum de la ciudad de Los Angeles.

Ross Hammond es uno de los guitarristas más sobresalientes y con mayor proyección que dio la escena jazzista de la costa oeste estadounidense en los últimos años. En la frescura estilística y la amplitud de vocabulario que lo distinguen, convergen influencias provenientes del jazz, el folk estadounidense, el blues, la tradición de la música espiritual y la world music. Hammond acredita colaboraciones con Vinny Golia, Vladimir Tarasov, Nicole Mitchell, Max Johnson, Alex Cline, Jamaaladeen Tacuma, Scott Amendola, Oliver Lake, Pheeroan AkLaff, Ken Filiano, Dwight Trible, Lisa Mezzacappa y Mike Pride, entre muchos otros. Su prolífica discografía incluye a los álbumes Gauche de 2003, Optimism en 2004, Sometimes Nocturnal de 2005, Teakayo Mission de 2007, Duets de 2008, An Effective Use of Space de 2009, Ambience, Antiquite and Other Love Songs, dos entregas en cuarteto con Alex Cline, Vinny Golia y Steuart Liebig (Adored de 2012 y Cathedrals en 2013), el elogiado Humanity Suite de 2014, sendos obras a dúo -con Jon Bafus en Shiner y junto a G. Calvin Weston en Daily News– y sus producciones en 2015: el álbum para solo de guitarra acústica Flight, el trío con Jon Bafus y Steuart Liebig materializado en Lowburn y los álbumes Mean Crow (en trío con Luke Stewart y Nate Scheible) y Microdecibel en compañía de Shawn Hale, Dax Compise y Lucio Menegon.

ross hammond bandLa representación escénica del álbum Humanity Suite en la noche angelina –que abrió la décima edición anual del prestigioso ciclo JazzPop curado por la contrabajista Lisa Mezzacappa- contó con su formación original, es decir: Ross Hammond en guitarra eléctrica, Vinny Golia en saxo soprano, clarinete bajo y cuenco tibetano, Catherine Sikora en saxo tenor, Clifford Childers en trombón, eufonio, trompeta baja y armónica, Kerry Kashiwagi en bajo eléctrico y Dax Compise en batería.

Un detalle que no podemos soslayar es que el álbum Humanity Suite está inspirado por la obra de Kara Walker y que algunos de sus trabajos, coincidentemente, estaban en exhibición en el Hammer Museum al momento del concierto que motiva esta reseña. Kara Walker es una célebre y polémica artista contemporánea afroamericana  caracterizada por sus retratos siluetados en negro sobre blanco que nos hablan de historias terribles ambientadas en el sur esclavista anterior a la guerra civil estadounidense. La belleza formal de sus obras contrasta con la brutalidad de los temas que trata; pero, también, parecen asumir la “responsabilidad” de denunciar los postulados racistas, nacionalistas o de cualquier otra forma de supremacía y sometimiento que haya usado la humanidad a lo largo de la historia.

La recreación de Humanity Suite ofrecida por el sexteto que lidera Ross Hammond no estuvo dividida en dos partes como en la versión original, sino que se desarrolló sin detenciones ni intervalos; pero, además, incluyó el agregado de nuevos fragmentos y un mejor aprovechamiento de las posibilidades tímbricas del variado instrumental a disposición.

vinny catherineEl concierto abre con una breve introducción en solo de guitarra por parte de Hammond que va edificando un clima íntimo, espacioso y melancólico. Los aportes subterráneos de la percusión de Dax Compise y el sólido pulso de Kerry Kashiwagi en bajo eléctrico, fertilizan el territorio sonoro para el impactante ingreso de los vientos, aquí con Vinny Golia y Catherine Sikora en los saxos –soprano y tenor, respectivamente- mientras Clifford Childers alterna trompeta baja y trombón.

La pieza inicia un lento descenso dinámico desde donde empiezan a divisarse los lejanos contornos del blues –acentuados, estratégicamente, por texturas en claroscuro que parecen hacer referencia a la obra de Kara Walker– del que nacerá una intensa exposición solista de Catherine Sikora en saxo tenor. Dicha intervención se transforma luego en sendos contrapuntos, primero con el saxo soprano de Vinny Golia y más tarde con la armónica de Clifford Childers.

El sexteto en pleno regresa al motivo principal mediante una reexposición grupal de inocultable lirismo y gran temperamento armónico, coronada por la sobresaliente entrega de Vinny Golia en saxo soprano. A continuación, el tema se aletarga deliberadamente para dar cabida a los atinados aportes solistas de Clifford Childers en trombón y Kerry Kashiwagi en bajo eléctrico.

Esas aportaciones oficiarán como plataforma para un impactante crescendo que exuda una fortaleza sonora que nos remite a los albores del jazz-rock y en cuyo clímax asoma el fenomenal solo en guitarra con el que Ross Hammond se llevará una de las mayores ovaciones de la noche.

El juego de contrastes que dictamina la evolución de la suite deriva en un conmovedor pasaje –inexistente en la versión original– a dúo entre la guitarra de Ross Hammond y el saxo soprano de Vinny Golia.

Seguidamente, un estratégico interludio comandado por los vientos desemboca en el contenido y preciso solo de Dax Compise en batería y, a partir de allí, la banda se encolumna detrás de la armónica de Clifford Childers para ingresar en un clima de belleza pastoral y con inocultables aires de americana.

cliffordEl carácter episódico de la obra luego se traslada con naturalidad a una sección que sigue la ruta del folk-rock y permite el especial lucimiento de la guitarra con slide de Ross Hammond.  Ese vibrante pasaje da lugar a un lento descenso estructural que incluye una exposición –protagonizada a trío por el clarinete bajo de Vinny Golia, el saxo tenor de Catherine Sikora y la trompeta baja de Clifford Childers– que aparenta rememorar a las bandas que acompañaban los cortejos fúnebres en la antigua Nueva Orleans y el posterior desarrollo de un paisaje sonoro a cargo del sexteto, cuyo carácter meditativo resulta subrayado con precisión por el aporte de Vinny Golia en cuenco tibetano.

El cierre de la suite nos ofrece una superlativa entrega grupal en donde descuella la exuberante intervención solista de Vinny Golia en saxo soprano y un hermoso final de lectura abierta -resuelto en fade– seguido por una merecida ovación.

El filósofo Jean Paul Sartre dijo que “cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”; y eso presupone la aceptación de la realidad –por más cruda que sea- pero también nos pone cara a cara con la necesidad de hacer algo para modificarla.

ross finalTal vez por ello, propuestas como la de Ross Hammond’s Humanity Suite o Kara Walker y otros tantos artistas comprometidos con su tiempo, invitan a pensar que además de darle consuelo al que sufre tenemos la obligación moral de neutralizar a los que provocan ese sufrimiento. La decisión sobre el futuro de la humanidad está en las manos de cada uno de nosotros.

Al fin de cuentas en esta vida… Somos lo que elegimos ser.

 

Nota: Agradecemos el aporte fotográfico de Noel Bass

 

Sergio Piccirilli

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