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Dan Weiss Quintet en concierto: El Asombro

 

DanOneJueves 5 de octubre de 2017 – 21:30 hs.

Zebulon Café (Los Angeles, USA)

La palabra asombro describe la acción y efecto de asombrar o asombrarse. El origen del término deriva de la conjunción entre el prefijo en latín ab –que significa “sacar de” o “sacado de”– y sombra, como valor asociado a la oscuridad o ausencia de luz. Por lo tanto, en consideración a su etimología, debe colegirse que el asombro consiste en la idea de sacar a alguien o algo de la oscuridad para exponerlo a la luz o iluminarlo.

El asombro suele vincularse además con el descubrimiento de algo insólito o con la vivencia de una situación inusual; de ahí su relación con las sensaciones de sorpresa, estupefacción, extrañeza o perplejidad que pueden producirse ante la llegada de un acontecimiento inesperado.

La pérdida de la capacidad de asombro lleva a experimentar apatía, tristeza e indiferencia porque la ausencia de esa cualidad invalida el interés por adquirir nuevos conocimientos, anula el valor de la curiosidad e inhabilita el poder de adaptación ante los cambios en las expectativas.

Experimentar asombro implica la humilde aceptación del propio desconocimiento, dado que sólo nos asombra aquello que ignoramos. Es por ello que el asombro debe ser entendido como un punto de partida para indagar en lo que no sabemos, para formular las preguntas esenciales, buscar las respuestas y, en definitiva, para trascender al status quo y empezar a ser protagonistas de nuestro propio mundo.

Después de todo, tal como aparece al principio de la Metafísica de Aristóteles, “el asombro es el comienzo de la filosofía”; es decir, que al asombrarnos estamos abriendo la puerta del saber y el conocimiento.

El asombro, justamente, fue la inevitable reacción experimentada ante el sorprendente, majestuoso y superlativo concierto ofrecido por el Dan Weiss Quintet en el marco de la décima edición anual del Angel City Jazz Festival.

Esa noche se materializaría el debut escénico del nuevo proyecto que encabeza el baterista y compositor Dan Weiss e incluye las rutilantes presencias de Craig Taborn y Matt Mitchell en teclados, Ben Monder en guitarra y Trevor Dunn en bajo eléctrico.

Dan Weiss no sólo es uno de los bateristas más sobresalientes de la actualidad sino también un excelente compositor; pero, además, en ambos roles se distingue por sus cualidades técnicas y la originalidad de sus ideas.

En su fructífera recorrida musical acredita contribuciones a favor de Matt Mitchell (materializadas en los magníficos Vista Accumulation de 2015 y A Pouting Grimace en 2017), Rudresh Mahanthappa (en el trío Indo-Pak Coalition y el cuarteto Gamak), Lee Konitz, Miguel Zenon, Jen Shyu, Tim Berne, Miles Okazaki, Amir ElSaffar, Lana Is, Rez Abbasi, David Binney, Florian Webber, Quinsin Nachoff y Michael Dessen. Sin embargo, el epicentro de su ideario musical como líder de banda aparece corporizado en el trío que conforma junto al contrabajista Thomas Morgan y el pianista Jacob Sacks (con quienes editó los álbumes Now, Yes When en 2006 y Timshell de 2010) y el ensamble a gran escala que lo acompañó en los excepcionales Fourteen de 2014 y Sixteen: Drummers Suite en 2016.

DanTwoLos pergaminos que ostentan el resto de los miembros del quinteto no son menos sorprendentes y admirables.

Matt Mitchell es un consagrado pianista, compositor y líder de banda e integra Tim Berne’s Snakeoil, Steve Coleman’s Natal Eclipse, Kate Gentile’s Mannequins, John Hollenbeck Large Ensemble, Jonathan Finlayson and Sicilian Defense, Anna Webber Simple Trio y el Dave Douglas Quintet, entre otros proyectos. Por su parte, el notable pianista y tecladista Craig Taborn encabeza sendas formaciones en trío y cuarteto, trabaja a dúo con Ikue Mori, Vijay Iyer, Kris Davis y Mats Gustafsson y forma parte de las agrupaciones Chris Lightcap’s Bigmouth, Chris Potter Underground Orchestra, Nicole Mitchell’s Sonic Projections y Rocket Science. Ben Monder exhibe una prolífica producción como líder, ha trabajado con una amplia y variada lista de artistas –que va desde Paul Motian a David Bowie y de Maria Schneider a Guillermo Klein– y mantiene un sólido enlace musical con el vocalista Theo Bleckmann. En tanto que la infatigable labor musical desplegada por el experimentado Trevor Dunn incluye el liderazgo de Trio-Convulsant y MadLove y colaboraciones en Endangered Blood, John Zorn’s Electric Masada, Mr. Bungle, Secret Chiefs 3, Melvins, The Nels Cline Singers, Fantomas, Tomahawk y muchos más.

En el alegato estético del Dan Weiss Quintet (cuyo álbum debut -aún sin título al igual que los temas incluidos en él- será editado por el sello Pi Recordings en el segundo trimestre de 2018), aparece amalgamado un interés común entre su líder y el resto de los miembros del quinteto por la conjunción –desde una perspectiva asociada con la música creativa del siglo XXI– de jazz, metal y música clásica contemporánea.

Esos elementos implícitos en la nueva obra composicional desarrollada por Dan Weiss y la originalidad de su contenido, se manifestarán con inusitada fortaleza desde el inicio del concierto ofrecido en la ciudad de Los Angeles.

Un imaginativo dueto en teclados a cargo de Craig Taborn y Matt Mitchell abre el camino para el despliegue de una plástica de enorme fuerza expresiva y alejada de hibridaciones amañadas, en donde se concatenarán diferentes estadios dinámicos que yuxtaponen la avanzada del jazz con elementos inherentes al doom metal y atisbos del clasicismo contemporáneo. En ese contexto –que combina vigor con una detallada elaboración- resultarán esenciales las atinadas texturas y matices que aporta Ben Monder en guitarra, la implacable solidez del bajo de Trevor Dunn y los notables patrones percusivos que imparte desde la batería Dan Weiss.

La asombrosa y enérgica propuesta enarbolada por el quinteto se extenderá al segundo tema estrenado en la noche angelina, mediante la construcción de una creciente masa sonora desde donde emergerán las protagónicas apariciones de Ben Monder en guitarra y Trevor Dunn en bajo y una fase resolutiva de temperamento etéreo e incorpóreo sustentada por los teclados de Matt Mitchell y Craig Taborn.

La pieza siguiente entrega un triunfal e impetuoso collage sonoro a escala sinfónica que asciende vigorosamente para luego coronarse mediante la descomunal intervención solista de Dan Weiss en batería.

A continuación cristalizan una declaración de voraz expresividad musical e inocultable fortaleza interpretativa en la que parecen converger la atmósfera pesada y las tonalidades oscuras del metal más extremo y una forma de permutar el motivo central que admite vagas influencias de Igor Stravinski.

Un cuidadoso prólogo en guitarra por parte de Ben Monder da inicio a otro tema de alto vuelto dictaminado por sus escrupulosas progresiones armónicas, una narrativa episódica, la sensación de pesantez implícitas en las dinámicas y ornamentos, tan certeros como originales.

DanThreeEn las tres últimas composiciones –de las ocho que integraron el repertorio ofrecido en Los Angeles– se irán sucediendo un relato sonoro de trazos elaborados e incontrastable vigor en el que sobresalen, especialmente, los aportes de Trevor Dunn en bajo y Dan Weiss en batería, una pieza signada por sus impactantes contrastes que ubica en el centro de la escena a los teclados de Craig Taborn y Matt Mitchell y un tema de cierre que debido a sus cualidades –es decir, contundencia expresiva, originalidad temática y exuberante construcción estructural- terminará oficiando a manera de sinopsis del alegato musical propuesto por el quinteto de Dan Weiss.

Inmejorable epílogo para un concierto impactante, luminoso e irrepetible que elevó al auditorio a un estado colectivo de asombro.

Al fin y al cabo, lo más elevado a que puede llegar el hombre –como alguna vez dijo Johann Wolfgang von Goethe– es, precisamente, El asombro.

Sergio Piccirilli

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