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Martín Misa

 

MartinOneEl sobresaliente y experimentado baterista Martín Misa nació en Quilmes (Provincia de Buenos Aires, Argentina) y reside desde hace varios años en Salta.

En su sólida formación académica convergen estudios de percusión con el maestro Néstor Astutti en el Conservatorio Nacional López Buchardo y clases particulares con Walter Rinavera, Rodolfo de Luca, Miguel Tallo, Fernando Martínez y Sergio Verdinelli.

La amplitud de intereses que componen el ideario artístico de Martín Misa ha permitido una natural convivencia de su labor musical -ámbito donde transita diversos géneros con similar idoneidad tanto como sesionista, líder o formando parte de propuestas colectivas- con los roles que ocupa como educador, dictando clases de percusión en la Orquesta Infantil y Juvenil de la provincia de Salta y también como organizador del Festival Salta Jazz desde 2013.

Martín Misa acredita colaboraciones con Martha Argerich, Bruno Gelber, Horacio Lavandera, Dino Saluzzi, Fernando Lerman, Richard Nant, Guillermo Klein, Mariana Baraj, Gabriela Montero, Guillermo Delgado, Escalandrum, Luis Salinas y Nito Mestre, entre muchos otros. Además, se ha desempeñado como percusionista en variadas formaciones orquestales (Orquesta de la Fundación Filarmónica de Quilmes, la Banda Sinfónica de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), la Orquesta Libertador Gral. San Martín, Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires, Orquesta Compañía de Ópera Juventud Lyrica, Orquesta Compañía de Ópera Buenos Aires Lírica y Orquesta Estable del Teatro Colón) y, actualmente, es uno de los percusionistas de la Orquesta Sinfónica de Salta.

La prolífica trayectoria desplegada por Martín Misa aparece documentada, entre muchas otras producciones, en los trabajos donde acompaña al pianista y compositor argentino Daniel Tinte (Variaciones de la puna en 2006, Jazz Calchaquí de 2007 e Incafonismo en 2008), el álbum de 2010 Concierto del Bicentenario: 200 años de música argentina (allí como parte de la Orquesta Sinfónica de Salta), el disco de “Fefe” Botti y Guillermo Klein Otro Sueño en 2014 y la edición, ese mismo año, del consagratorio Orillas junto al saxofonista Pablo Ledesma, el pianista Pepe Angelillo y el contrabajista Horacio “Mono” Hurtado.

En 2015 presenta su primer trabajo solista titulado Siento Norte, proyecto en el que es secundado por “Fefe” Botti en contrabajo, Pablo Ledesma en saxos alto y soprano, Juan Pablo Mayor en trompeta y Mariana Carrizo en voz y caja.

MostriLuego llegan sendas propuestas colectivas en trío: Pulpo en 2017 (de la banda homónima conformada por Martín Misa en batería, “Fefe” Botti en bajo y voz y Nicolás Mu Sánchez en guitarra) y el recientemente editado La niña del rayo de Mostri, grupo donde comparte créditos con el guitarrista Juan Pablo Arredondo y el bajista “Fefe” Botti.

Aparte de lo mencionado, Martín Misa colabora en los álbumes de 2019 Operativo Dragón de la agrupación Livelli y los Saravia y Vientos Nuevos de la cantante Lucía Díaz del Vivar, acompaña al guitarrista Darío Arroyo en su disco solista de próxima edición, forma parte del Quinteto Mayor (banda encabezada por el trompetista Juan Pablo Mayor y que -además de Martin Misa– incluye a Eugenio Tiburcio en clarinetes, Matías Saluzzi en contrabajo y Leo Goldstein en piano), secunda en escena a la cantante y compositora Mariana Baraj e integra -junto al clarinetista Eugenio Tiburcio y el guitarrista Darío Arroyo- el trío cooperativo Arroyo, Tiburcio, Misa.

 

Martín Misa compartió con nosotros algunas de sus experiencias, ideas y proyectos musicales en la siguiente entrevista:

 

Nada más apropiado que comenzar por el principio: ¿podrías describir tu primer recuerdo relacionado con la música y el contexto en el que se produjo?

La música estaba siempre presente en mi casa. Mi mamá tocaba el piano –y aún lo hace- y siempre ponía música en un viejo combinado que había en la casa… Le gustaba la música clásica, el folclore, la música del Brasil y de todo un poco. Mi papá era tanguero y todos los domingos arrancaba temprano (risas), pero esos comienzos vienen por el lado de mi mamá. Más tarde empecé a tomar clases de instrumento… algo de guitarra en la niñez y, ya entrando en la adolescencia, comencé con los tambores.

 

¿Cuál fue la razón por la que elegiste a la batería como tu instrumento principal y qué bateristas fueron tus primeras influencias?

MartinFourLas primeras influencias estuvieron ligadas al rock en un cien por ciento. Mis hermanos son mayores que yo, mi hermano escuchaba un rock más ligado a lo progresivo como Yes, Rush, Genesis, etc., y mi hermana lo hacía con Pink Floyd, The Cure y varios más. Siempre me sentí atraído por el rock inglés. Debo decir que algunos bateristas por los que me vi altamente influenciado en esa época fueron Ian Paice (Deep Purple) y John Bonham (Led Zeppelin)… ¡y lo siguen siendo! (enfatiza) Pasaba horas escuchando cada fill y aún me fascina el audio que tienen.

 

¿Hubo un momento exacto en el que esa pasión e interés por la música dejó de ser un pasatiempo para convertirse en tu vocación o todo ese proceso fue dándose de forma natural y día a día?

Cuando estaba por finalizar el secundario sentía que eso era lo que quería hacer; pero, a la vez, no sabía cómo hacerlo. Por suerte recibí el apoyo de mi familia y también de la familia Eusebi, que eran gente muy ligada a la música en la ciudad de Quilmes. Ellos me empujaron a hacer la carrera en el Conservatorio y a creer en esto fielmente.
En realidad quería estudiar batería, pero en esa época solo tenía disponible al Conservatorio de Avellaneda y entrar era casi imposible, con pocos cupos y demás requisitos. Así fue como arranqué en el Conservatorio Clásico, cuando ya estaba haciendo mis primeras armas en la Orquesta de la Fundación Filarmónica de Quilmes. Entonces, a partir de ahí, sí podría decirte que la cosa se fue dando naturalmente y sin siquiera imaginar que iba a terminar trabajando en una orquesta profesionalmente. De todas maneras, seguí haciendo otras músicas porque no me siento un músico clásico y nunca me gustaron los rótulos.

 

Hablemos de tu paso por el Conservatorio. Me gustaría saber cómo fue esa experiencia y también si consideras que adquirir una formación académica es imprescindible para desarrollarse como músico.

MartinThreeEl Conservatorio fue una buena experiencia en muchos aspectos. Conocí mucha gente y con las cuales hoy me sigo cruzando en trabajos y proyectos. Tuve algunos profesores excelentes y que me marcaron muchísimo. También, como suele pasar, hubo otros que provenían de la vieja escuela y eso no era lo que estaba buscando en aquel momento… Haciendo un balance diría que la experiencia fue buena. De todas maneras siempre estudiaba con profesores particulares y, tal vez, era allí donde encontraba mi mayor motivación. Cosa que se agudizó con el correr de los años y ahora más que nunca. Creo que es fundamental estudiar ya sea en un establecimiento o de manera particular, pero siempre teniendo en claro cuál es el objetivo por el que uno está haciendo música. Pienso que lo más importante es juntarse después a tocar e intentar volcar todo lo que se va aprendiendo. En este momento lo veo como el mayor de los aprendizajes; por eso siempre intento hacer proyectos con gente con la que sé que voy a pasarla bien pero, sobre todo, con quienes voy a aprender y me van a enriquecer como músico.

 

Picasso decía: “Aprende las reglas como un profesional para poder romperlas como un artista”. ¿Cuándo te diste cuenta de que conocías esas “reglas” y que había llegado la hora de romperlas? Me refiero a los primeros trabajos y proyectos que sentiste que formaban parte de tu propio camino.

Ésa es una gran verdad. Ya estando en Salta (llevo quince años viviendo acá) me di cuenta de que, a pesar de estar siempre abierto a todas las músicas, mi formación venia de una escuela donde había muchas reglas y poco espacio para romperlas. Creo que cuando empecé a meterme en el jazz, comencé a romper con muchos prejuicios que tenía a la hora de tocar y de escuchar música. Cuando comenzamos a hacer el festival (se refiere al Festival Salta Jazz), pude relacionarme con muchos de los músicos que venían a tocar. Músicos que siempre escuchaba y admiraba.
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Puedo afirmar que la interacción con ellos fue como una especie de quiebre en mi vida porque me permitió entender que es necesario creer en lo que estás haciendo, intentando hacerlo de la mejor manera y sin hacer comparaciones ni nada que se le parezca. Al principio -y me pasaba mucho- sentía algo así como que había entrado tarde en esto y como que estaba ahí de prestado (risas). Tenía muchos prejuicios conmigo mismo; pero después, compartiendo tocadas y charlas con músicos que admiraba, todo eso fue desapareciendo. Te podría nombrar muchísimos de esos músicos y también debo agradecerle a la vida que termináramos siendo amigos. Puedo afirmarte que, a partir de todo eso, fui encontrando el camino que hoy quiero transitar con la música. Es un camino que siempre se va abriendo a búsquedas y cosas nuevas. Siento que eso me mantiene en movimiento y, a pesar de vivir en un lugar como Salta donde las cosas son más difíciles que si estuviera en Buenos Aires, estoy convencido de que siempre vale la pena el esfuerzo.

 

Tu contribución a la escena musical salteña es invaluable, pero decir eso ahora y con “el diario del lunes” es fácil (risas). Supongo que no debe haber sido fácil tomar la decisión de radicarte en Salta, comenzar a abrirte un camino propio en ese lugar y mucho menos contribuir al desarrollo de un proyecto colectivo como el Festival de Jazz…

A Salta llegué de casualidad; vine contratado por la orquesta para un programa y después tenía que regresar… y ya van quince años (risas). Como toda persona que llega a un lugar nuevo, abrirse un espacio lleva tiempo. Hoy puedo decirte que me siento muy cómodo con el lugar donde estoy. Siento una especie de compromiso con hacer crecer el jazz y las músicas libres en Salta. Por supuesto que es un camino difícil, pero creo que debe ser igual en cualquier lado.
Festival
Con el festival siempre intentamos hacer crecer esta música desde dos lugares: primero, acercando a un público que tal vez no era adepto a esta música y romper con el prejuicio que es música elitista o para entendidos; y segundo, tratando de acercar a los músicos jóvenes para que la cosa se mantenga con talleres, jams, etc. Creo que a partir de esto la escena creció bastante, aunque siento que recién estamos arrancando. Aun así, espero poder seguir con esto siempre, porque si te quedas quieto te come el lobo. Todo sigue funcionando de manera autogestionada y eso también lo sigo viendo en grandes músicos de la escena nacional. Lamento que hoy en día las políticas culturales, tanto nacionales como en la provincia, brillen por su ausencia; pero sí me alegra mucho cómo estamos conectados con los músicos de todo el país y seguimos haciendo movidas. Todos estamos empujando por la misma causa.

¿Consideras, entonces, que los artistas deben estar comprometidos con la realidad social? ¿Puede un músico cambiar esa realidad? ¿De qué manera?

Creo que es imposible no estar comprometido con la realidad social. Desde mi lado como artista, continuamente hay que ir mutando para que las cosas sigan funcionando, para que todo siga en movimiento. Hay muchos factores necesarios para cambiar la realidad. Creo que la música y el arte en general pueden mejorarla muchísimo. Ayudar a las personas a creer en la belleza de la vida, alejarlas por un rato de sus obligaciones y problemas y, básicamente, compartir ese momento. Mucho más en estos tiempos que estamos viviendo.

 

Antes de que pasemos a hablar de tus propios proyectos musicales o de aquellos donde compartiste créditos con otros colegas, me gustaría abrir un breve capítulo dedicado a tu rol como músico de sesión. ¿Cómo enfocas y te involucras en un proceso creativo cuando son otros los que toman las decisiones?

MartinFiveGeneralmente, cuando alguien me invita a tocar o ser parte de su proyecto, hay una necesidad de que sea alguien con quien tengamos cosas en común, ya sea en lo personal o musical. Tengo la necesidad de que haya una cuestión de energía fluyendo de manera natural; y cuando eso ocurre desde el arranque del proyecto, siento la convicción que siempre saldrá bien. No puedo ser parte de un proyecto donde eso no ocurre ya que para mí es una prioridad que estemos todos apuntando en la misma dirección, por lo menos en los proyectos que me involucro desde lo creativo. Alguna vez me tocó participar en proyectos más comerciales, ligados a otras músicas, pero intento que se mantenga lo mismo. Salvo alguna excepción, por lo general ha sido así. Intento poner lo mío de la mejor manera respetando la idea de quien lidere el proyecto

 

No creo equivocarme si digo que el álbum Orillas fue un espaldarazo en tu trayectoria musical. ¿Cómo se originó el proyecto y de qué manera se desarrolló?

Para mí hay un antes y un después de Orillas, definitivamente. Nunca había grabado un disco de música improvisada y encima con tres “musicazos” como Pablo (Ledesma), Pepe (Angelillo) y el “Mono” (Hurtado). Keko (se refiere a Keko Ferro, Argamonte), el gestor del proyecto, me invitó a participar y acepté sin pensarlo. Como ya te dije, era un desafío tremendo y quería aprovecharlo al máximo. Para ser sincero, aún no puedo creer todo lo bueno que trajo ese proyecto en cuanto a las críticas, comentarios de colegas y ni qué hablar de todos los proyectos que surgieron a partir de Orillas. Fue una experiencia de las mejores y me ayudó muchísimo a creer en lo que estaba haciendo. Un proyecto que fue amor puro.

 

Poco después llega Siento Norte, tu debut como líder. ¿Cuál fue el núcleo conceptual de ese trabajo y la forma en que lo fuiste elaborando hasta llegar a hacerlo realidad?

SientoNorteCon Siento Norte tenía la necesidad de plasmar en un disco varias cosas… Tocar con músicos amigos como “Fefe” (Fernando Botti), que es un hermano con quien hice mi primera banda y tenemos toda una vida de amistad, Juan Pablo (Mayor) que también es un hermano que hice acá en Salta y Pablo (Ledesma) con quien, a partir de Orillas, nos hicimos amigos y me encanta cómo toca. También mostrar un poco algunas de las cosas de Salta que me marcaron mucho, la música del “Cuchi” (Leguizamón), la poesía de Jacobo Regen, la naturaleza de Vaqueros (localidad en la que vivo) y la copla de Mariana Carrizo, gran amiga, a la cual admiro muchísimo y que cuando canta una copla parece que se detiene el mundo. También sentí la necesidad de grabarlo acá, que sea un disco salteño, como un humilde regalo al lugar que me dio y me da mucho todos los días. En cuanto a la instrumentación, quería que sea así: batería, contrabajo y dos caños. Fue un momento donde sentí muchas ganas de hacerlo y le puse el mayor empeño. Estoy muy feliz por el resultado

 

Luego se materializan dos emprendimientos colectivos, ambos en trío y los dos incluyendo a Fernando “Fefe” Botti: Pulpo y el reciente Mostri. Hablemos de todo eso (risas). De cómo tu amistad con “Fefe” se traduce en la música y de cuáles son las características principales de esos dos grupos…

 

MartinFefeMuCon “Fefe” (Fernando Botti) somos amigos desde hace treinta años (exclama). Empezamos juntos a tocar y es un hermano de la vida. A través suyo conocí al Mu (el guitarrista Nicolás Mu Sánchez) y el proyecto comenzó como empezamos casi todos los proyectos acá. Vinieron un fin de semana, hicimos un par de tocadas, nos copamos y ya dejamos armada la grabación que hicimos en el siguiente encuentro. Algo parecido sucedió con el “Colo” (el guitarrista Juan Pablo Arredondo), me llamó un día para decirme que quería venir a tocar a Salta. Armamos la tocada y, como teníamos un día libre, nos metimos en el estudio. Ahí grabamos un par de temas, después nos propusimos terminarlo e hicimos otra sesión para completar el disco.
En ambos casos se armó un grupo humano increíble; eso se manifestó no sólo en las tocadas sino también en las charlas, sobremesas y en los momentos compartidos. Creo que cada disco que armamos acá refleja ese momento, así es como lo siento. En cuanto a la música, voy descubriendo la manera de tocar de cada uno e intento meterme en ese viaje. A “Fefe” (Botti) ya lo conozco mucho y Mu (Nicolás Mu Sánchez) y el “Colo” (Juan Pablo Arredondo) son dos guitarristas impresionantes, cada uno tiene su estilo. Siento que Pulpo tiene un espíritu un poco más rockero, por así decir; y con Mostri es más como un manejo de climas. Dos improntas distintas y que tienen que ver mucho con lo que propone cada uno de esos guitarristas.

 

¿Qué otros proyectos están en desarrollo o tienen planes para ser documentados próximamente?

MartinSixAhora estamos con ganas de presentar el disco de Mostri. A veces armar proyectos viviendo a la distancia lleva más tiempo de organización, pero calculo que en un par de meses le daremos forma definitiva. Después estoy pensando en concretar un proyecto en formato de dúos y grabarlo por partes; recién lo estoy “craneando”, así que todavía está verde (risas).
En muchas ocasiones, los amigos en los que pienso para llevar adelante los proyectos no viven acá; entonces, llevan bastante más tiempo que lo que uno quisiera. Cuando es así me gusta pensarlo bien para que puedan hacerse realidad y no pensar en algo gigante o complicado de armar y que después quede en la nada. Toda esa logística lleva tiempo, dinero, etc.; pero como te decía antes, siento que ése es el camino para transitar y por ahí quiero ir.

 

¿Cuál es la distancia entre aquel chico que empezó tocando con la batería de un amigo y el Martín Misa actual? ¿Es posible hacer un balance de todo ese largo camino recorrido y resumirlo en unas pocas palabras?

(Hace una pausa) Hay algo que me hace muy feliz y es que siento la misma felicidad al tocar que cuando era un pibe. Pude romper con muchos prejuicios que tenía y agradezco a la vida todos los amigos que me dio la música… Desde acá voy a seguir aprendiendo, disfrutando y compartiendo todo lo que pueda, siempre.

https://www.facebook.com/martin.misa.58

 

Sergio Piccirilli

 

Nota: Agradecemos el aporte fotográfico realizado por Carolina Vera.

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