Por Los Codos

Axel Krygier

¿Era el Tom Lupo Show?

Exacto. A Luca le gustó mucho y me invitó al Parakultural a tocar… fue un momento de ebullición, a finales del ’87. Luca murió; al año siguiente salió una entrevista donde él me elogia entre la música que le gusta porque claro… era por esos días del encuentro… Esto a mí me dio… en realidad lo que pasó fue que me agarró cagazo y cierto pudor. Hice la música para una obra de El Clú del Claun, El burlador de Sevilla, que fue mi primera música para un espectáculo. Después seguí componiendo para danza y más adelante, para cine. Esto me permitió centrarme en la producción y en la prosecución del objetivo de sonar bien. Porque yo no tengo la pulsión del cantautor de decir “oh… le voy a escribir una canción al zorzal…”; bueno… me pasó con Zorzal (risas), evidentemente no fue un buen ejemplo (más risas), pero no es algo que me ocurra habitualmente. No es que me la pase componiendo temas todos los días. Ahora terminé un disco, entonces me centro en un video; y luego me centraré en el show y después en alguna otra cosa. No estoy todo el tiempo buscando una canción…

¿Las buscás o te encuentran?

Me encuentran. No tengo ambición por componer, por eso me viene muy bien el trabajo “a pedido”. Porque ahí sí lo busco.

Vos decís que no tenés ambición por componer, pero en tus discos hay solamente composiciones tuyas…

Claro… pero se dan en un momento donde el estanque está quieto y las gotas que caen hacen una canción. Ahora el estanque está en movimiento y el agua va hacia otro lugar. A ver… si “tengo que” componer algo, lo compongo. Pero en este momento “no tengo que” componer, entonces… no compongo…

Y tampoco sentís la necesidad.

Ahora mi libido está orientada hacia otra cosa.

Es raro esto que decís porque vos venís comentando que, en tus años mozos participabas en distintos proyectos que tenían poco que ver unos con otros; pero ahora no te estás permitiendo eso, como que aprendiste a canalizar y a poner los patitos en fila…

Mirá… si alguien me paga un año de laburo para que esté en mi casa sin necesidad de trabajar, lo primero que hago es estudiar piano. Eso se convierte en una rutina agradable; de ahí puede surgir algo que me guste y que entonces diga “me voy a grabar”. Grabo una idea, a la mañana siguiente sigo estudiando, a la tarde recupero mi idea. Y aparece otra; y tal vez aparezcan cuatro o cinco ideas al mismo tiempo pero… a la mañana sigo estudiando piano. Esto, que a mí me ocurre en las vacaciones, se ve interrumpido (y ahora vuelvo a la vida real) por (además de las necesidades monetarias), una propuesta para musicalizar una película, o una obra de teatro o lo que fuere. Ahí tengo que componer una obra determinada y hasta ahora no tuve estancamientos que me hayan impedido hacer algún trabajo. Eso sí… algunos más felices que otros. Lo último que hice fue esta ópera (se refiere a 3 Tangos), que en realidad fueron tres óperas, donde todo fluyó de manera increíble, porque el guión de Gonzalo Demaría y Alfredo Arias era muy motivante. Yo me divertí muchísimo haciéndolo porque para mí no todo trabajo es una carga y aspiro a sólo tomar trabajos que me inspiren felizmente. Pero en un momento dado terminé y volví a mis temas, que ahora son seis o siete y tal vez algo del trabajo encargado me sirve para lo propio. Entonces, una vez terminado ese encargo y con el estudio de piano abandonado hace años (risas), me dedico a terminar el disco durante tres meses. En el medio surge un viaje, me llevo los demos, vuelvo y ahí sí, en un mes termino todo.

¿Sos de compartir lo que vas haciendo?

Sí… porque soy bastante inseguro de algunas cosas y me interesan las críticas.

¿Y le das bolilla?

Sí… recién nomás terminé el video de Pesebre (el tema); mi amigo Diego Chemes me dijo “no a los fundidos, no a los negros…” Y le hice caso.

Pero una cosa es que te diga algo alguien a quien conocés; una crítica negativa, ¿te molesta?

(categórico). Me jode… pero no me destruye…

¿Te jode pero no te enoja?

Claro… no me enoja para nada… A un tema del disco, Muñeco de trapo (que en realidad es “Ansia”), vos le hiciste una crítica muy similar a la que me hicieron varios amigos. Pero ganó la mayoría (risas). Soy bastante democrático con eso… Juana Molina, por ejemplo, me dijo: “No podés…” El kitsch o la cursilería no a todo el mundo le causa la misma gracia. Otro amigo me dijo “es mierdoso… pero tiene que estar”. Cavilando y cavilando, me quitó algunas noches de sueño pero me decidí porque esté.

Igualmente mi comentario fue posterior a la edición del disco, así que en el recuento de votos no entró (risas)

Está claro… está claro…

Yo creo que cuando se participa del proceso creativo de alguien, si bien la objetividad no existe, en esos casos es prácticamente imposible. Si estás participando de un disco, vas entendiendo los porqués, cosa que el oyente, en esa suerte de violación auditiva puede quedarse afuera… porque los temas no vienen con un guión adicional explicativo. ¿No se te da por hacer, entonces, esa misma consulta pero a desconocidos?

Sería bastante complicado llegar a esa gente; deberían ser personas que respetara por alguna razón… Uno no es los otros; por eso, la música que me dan ganas de hacer no es la que todo el mundo quiere escuchar, o, al menos… (sonríe) no querría satisfacer a ciertos oyentes. Quiero decir…

No te hagas problemas (risas), dejalo así…

No… (risas), no es porque… o sea, sí me interesa que genere una sonrisa o que le agrade a cualquier persona, por supuesto; pero a la hora de trabajarlo, en la previa, generalmente uno invita al que conoce. Es más, si se trata de un desconocido, empezás a conocerlo una vez que entra al estudio…

De todas maneras a vos te gusta incomodar…

Sí… incomodar me gusta, pero antes de imprimir el disco hice muchas audiciones y por supuesto que había sugerencias que iban en dirección contraria a lo que yo quería. Pasa eso. Es más, he retocado varias cosas en función de ciertas sugerencias. Por supuesto que tengo que estar convencido de que el cambio sume y mejore lo hecho. Lo hice en todos mis discos. Las buenas críticas, las absorbo. En realidad el disco está hecho por muchos… Los amigos han aportado muchísimo. Tuve muchos consultores, Gaby Kerpel, (Diego) Chemes, Kevin (Johansen)… Melingo, por ejemplo, fue vital en Pesebre… él escuchó el material sin las baterías y me advirtió seriamente que debía haber baterías grabadas. Y si bien yo lo tenía pensado, no me parecía que fuera tan determinante. Él puso su oído y fue prácticamente una exigencia. Hubo en el disco un antes y un después de Melingo.

¿Qué buscás cuando hacés un disco’

Primero, desembarazarme de los temas que estuve haciendo.

Pero ¿hay una línea conductora, existe una interrelación entre los temas, seguís alguna línea sonora o se trata de una cantidad de composiciones agrupadas de forma aleatoria?

Yo creo que por estar hechos en una misma época, ya son parte de “algo”. Hay temas que no entraron en el disco porque no estaban en sintonía con ese “algo” que quería transmitir, algo chispeante y no tan melancólico, a pesar de que entre el primer tema que grabé y el último murieron mis dos viejos. Mi intención no fue ser melancólico, todo lo contrario. Hay algo que aparece por épocas… una intención que no podés decirla con una sola cosa… (piensa). No es una sinfonía, incluso en una sinfonía vas a encontrar que hay cuatro movimientos, muchos instrumentos… o sea… la multiplicidad hace a la unidad. Y hay pocos discos que sean de un solo tema de 40 minutos. Pesebre es una colección de temas pero donde, a la vez, sí hay una interrelación entre ellos. Estoy usando determinados instrumentos, determinados micrófonos, tenés esta edad, esta voz… todo eso hace a la unidad conceptual.

¿Pero vos creés que temas de Zorzal podrían estar en Pesebre?

No (categórico).

¿Por qué?

Más por el sonido que por la composición. A Zorzal lo grabé entre Barcelona y Buenos Aires y fui al estudio con (Fernando) Samalea y la batería fue grabada de manera más bien “hogareña”, porque si bien estábamos en un estudio (el de Los Pericos), no había técnicos y fui yo quien puso los compresores, habían microfoneado pero yo no entendía muy bien cómo era la cuestión y, además, los temas no estaban terminados; quería completarlos con las baterías grabadas… En cambio en Pesebre terminé los temas hasta el último detalle y recién ahí lo llamé a Samalea para grabar en un flor de estudio (ION). La grabación de Zorzal fue mucho más caótica y el sonido de la batería mucho peor que en Pesebre. Peor en el sentido de que, para mi gusto, quedó menos logrado.

Esto que decís, va en referencia a los temas ya terminados. Pero si partís de los esqueletos de esas canciones, ¿es lo mismo?

No lo sé (piensa). Creo que no, que no es lo mismo. En Zorzal tenía las cosas menos claras, fue un disco más de edición que Pesebre, que me parece más ordenado, más simple en relación al sonido, a la edición. En Zorzal hay muchos más instrumentos y músicos. En Pesebre estamos solamente Samalea y yo, más Lucas (Totino) en un tema y Manuel (Schaller) en dos. En Zorzal trabajamos durante meses limpiando los temas para que suenen. En Pesebre fue mucho más sencillo. Hay menos cosas y me parece más libre, más concreto.

Vos tocaste mucho en el exterior y se me ocurre preguntarte si el pop-rock argentino está condenado a ser de cabotaje.

¿El rock? No. Ha viajado más bien por Latinoamérica. Yo todavía no pude tocar en Latinoamérica… lo mío pasa más por una… ¿cabotaje dijiste? Pará que había entendido otra cosa… ahora sí. El rock es más local, pero sí tiene su expansión en Latinoamérica. Lo mío, que es más un trabajo de estudio, de fusión de elementos acústicos y eléctricos, con groove, más relacionado con cosas que tienen más difusión en Europa y probablemente también en Estados Unidos. Al no estar tan puesto el acento en la voz, es más fácil de comprender; a pesar de que, en lo que hago, considero que la poética es muy importante. Pero también es cierto que es una música más emparentada con lo instrumental, si se quiere. Aclaro: con lo instrumental… no virtuoso (risas). Creo que tiene más que ver con el “club”. Hoy vas a uno en París y te encontrás con música gitana, el balkan beat está muy de moda, la nueva cumbia… creo entonces que mi música está más emparentada con la “danza”.

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