El Ojo Tuerto

Corrupción Copada: Skerik’s Syncopated Taint Septet

14 Below – Santa Monica
01 de septiembre de 2006 – 23:00 hs.

14 BelowEl 1 de Septiembre se presentó en el 14 Below de la ciudad de Santa Monica y como parte de la gira de lanzamiento de su nuevo disco Husky, el Skerik’s Syncopated Taint Septet, banda que lidera el saxofonista Skerik y que integran Dave Carter en trompeta, Craig Flory en saxo barítono y clarinete, Joe Doria en órgano Hammond b-3, Hans Tauber en saxo alto y flauta, John Wicks en batería y Steve Moore en trombón y Wurlitzer.
Syncopated Taint (corrupción sincopada) es una frase que pertenece a un tal Harry J. Aslinger, quien en la década del treinta definiera de esa manera a la supuesta decadencia moral causada por el encuentro del jazz y la cultura de las drogas.

SkerikSkerik y sus muchachos, en respuesta a lo que describen como una declinación ideológica del jazz, encontraron inspiración en las fuentes contraculturales e incorporaron fuertes resonancias del jazz tradicional, elementos propios del funk, el hip-hop y el grunge y una clara confluencia entre el jazz experimental, el hard bop y el punk.
Del funk reciben musicalmente la estructura de 5 vientos sincopados sobre un consistente groove con reminiscencias de los James Brown’s JB Horns, pero también su factor de cambio ideológico y sociológico como ejercicio de reacción ante el status quo político y cultural.
Del punk y el grunge adoptan la supremacía del valor de la intensidad por encima del equilibrio, otorgando preferencia a la inquietud antes que al reposo y al grito o el silencio sobre el simple enunciado.
Queda claro que, conceptualmente, Skerik suscribe a aquella categórica frase de Charles Mingus: “Que la música haga a la gente menos sumisa”.

GoroNuestra ansiedad nos hizo llegar al lugar de la cita con bastante antelación. Como si hubiésemos accedido al nivel más alto de Mortal Kombat, en la entrada del 14 Below nos recibe Goro en persona. Las dimensiones anatómicas de esta gigantesca mutación, podrían servir de estuche para toda mi familia. Con la valentía y virilidad propia de una ameba me paro a su lado y le espeto a voz en cuello: “Puedo pachar, chi?”. No estoy en condiciones de precisar si me ignoró o me confundió con un ácaro, pero la táctica dio resultado. Ya ingresamos.
Sin tiempo para festejar la victoria, se me acerca un pato vica (pero con la voz de un pato Donald) y ordena que debo volver a encontrarme con Goro para que selle mi mano (¡?).
Breve cronología de lo hechos posteriores:

1) ¡De ninguna manera!
2) ¡Le dije que es inaceptable!
3) ¡Ayyy!
4) Mano sellada.

Skerik SyncopatedEl 14 Below se asemeja a esos bares del sur de Texas en los que cualquier diferendo se resuelve amablemente… a los botellazos (siempre que los parroquianos estén de buen humor).
9:30 pm. Tenemos en escena al solista soporte Mr.Trevor & Green. Dos nombres para alguien que ni siquiera llega a constituir una persona. El individuo en cuestión, que se autodenomina la Nueva Hamburguesa de la Música (sic), está envuelto en un juego de luces intermitentes y rodeado de teclados, computadoras y perillas varias. Una mezcla de científico loco y tecladista navideño. Durante la siguiente hora irán desfilando los pintorescos invitados, todos provenientes del mismo neuropsiquiátrico. Un tipo con faldas y un escudo que interpreta gestualmente la música mientras anuncia “alquíleme y le interpreto sus ideas”, una cantante sexy y de voz aguardentosa que se olvida la letra y recrimina en público al arbolito de navidad (“esto no fue lo que ensayamos”) y otros que no recuerdo porque es mejor olvidarlos.
Paulatinamente el lugar se va llenando. Podemos observar a dos tipos haciendo break dance, tres marineros musculosos y con apariencia de haber estado en altamar los últimos 4 ó 5 años, algunas señoritas de soiree y hasta algún despistado haciendo meditación trascendental.
Eso sí… todos con sus respectivas bebidas alcohólicas ingresando al torrente sanguíneo via oral, endovenosa y/o por ósmosis.
Parece una reunión de alcohólicos anónimos distribuida de la siguiente manera: 90% alcohólicos y 10 % anónimos.
El sr. arbolito ha terminado su inspirador show.
Sin ir más lejos a mí me inspiró… lástima.
Durante la espera, constato que el lugar no está lleno… rebalsa.
A mi diestra se ubica, bamboleante, una botella de cerveza con forma humana. Creo que podría embriagarme con sólo aspirar hondo…

Skerik Band11:15 pm. Con el telón cerrado, se escucha un groove contundente a cargo del órgano de Doria y la batería de Wicks. Esto recién empieza pero la monada está excitada y con intenciones de perpetuar la especie lo antes posible. Por las dudas, pego mi espalda y áreas colindantes contra la pared. Se descorre el telón y se une el resto de la banda para hacer The Third Rail, tema de Steve Moore que abre Husky, en una versión con más espacio para la improvisación que incluye un muy buen solo de Tauber en flauta y una furiosa intervención de Skerik en tenor. Suenan como el Thelonius Monk Octet en variante punk-jazz.
Ovación general a excepción de mi vecino, el humanoide cervecero, quien pretende demostrar su perfecto dominio de la situación lanzando una mirada desafiante mientras hace el cuatro… en números romanos.

Skerik CarterSiguen con Summer Pudding, composición de Hans Tauber que también está incluida en Husky. Se suceden los solos. Primero la trompeta de Carter, luego el trombón de Moore y finalmente el tenor de Skerik. En la estructura de la banda resulta fundamental el aporte del baterista John Wicks quien combina beat loops, groove, free, drum’n’bass, jazz y punk rock; y todo con una precisión, espontaneidad y potencia demoledoras. El final del tema será un zapatazo de puntín justo en el lugar que habitualmente usamos para sentarnos. Eso nos obligará a permanecer de pie el resto del concierto.
Así le arrancan al público la segunda ovación de la noche.
Y, sin anestesia, la verdad es que duele un poco.

Skerik se acerca al micrófono y aclara los tantos: ”si quieren cenar cómodamente mientras ven un show de shazz… váyanse al carajo”.
Para rubricar el concepto, embaten con una furiosa versión de Too Many Toys, tema de Hans Tauber incluido en el disco debut de la banda.
John Wicks

Sobre la base que construye Wicks, luce bien hasta una seguidilla de estornudos. Brillantes intervenciones de Tauber y Skerik.
La gente salta descontrolada. Hay gritos, avalanchas y hasta algún intento de homicidio, pero todo en perfecto desorden.
Pensar que tantas veces soñé con la vida eterna y con ser inmortal… pero ahora me sentiría conforme con poder sobrevivir esta noche.

FloryLlega Don’t Wanna también del disco Husky, con los saxos al frente al igual que en las big bands integradas por un alto, un tenor y un barítono. El ensamble es perfecto pero eso tiene su explicación…
Cuando se toca un do del pentagrama con un saxo alto afinado en mi bemol, la nota suena como un mi bemol pero una sexta por debajo de la nota escrita; en un tenor afinado en si bemol, la nota sonaría como un si bemol pero una novena por debajo. El barítono en mi bemol (y en el suyo también) está una octava por debajo respecto del alto; y el soprano (o la soprano) en si bemol, una octava por encima del tenor (¿o la tenora?). Pero siempre que el tenor no sea muy alto. Digamos… entre José Carreras y Plácido Domingo… estee… bueno…
Creo que es un buen momento para que alguien se vaya al infierno y hacen Go To Hell Mr. Bush.
Merecido título para uno de los hits incluidos en Husky.
La versión es subversiva, conmocionante, bestial, cavernícola…
En una sencilla ceremonia deposito mi cerebro en el escenario.
Continúan con un tema de Steve Moore, el delicioso Taming the Shrew, que brinda marco para una sobresaliente performance de Joe Doria en Hammond B-3. La gente sólo interrumpe sus aplausos para aclamar.

SkerikLuego llegará uno de los momentos culminantes del show. Un extenso medley que incluye Jump Monk y Hora Decubitos de Mingus, Testify de Rage Against the Machine, pegado a Daddy Won’t Taint Bye-Bye del álbum Husky. Usted seguramente habrá escuchado algún gato con relaciones pero jamás un jazz ídem. Skerik aprovecha el “aro, aro” para tirar consignas desopilantes como “pañales para adultos gratis para todos” o “quisiera ser una mamá para todos ustedes y darles de mamar”. Sobre el final vuelve el groove sostenido por órgano y batería que escucháramos al inicio del show.
Intuimos que es el final.
Intuimos mal.
La fiesta continúa con Fry His Ass que me fry el cerebro y me patea el ass. Siguen siguiendo… pero antes un poquito de dunga dunga…
Llega Irritant, un funky con claras reminiscencias de The Meters y todo el mundo a mover nalga, cuadril y osobuco.
El cierre será con una inesperada versión de Do You Know the Way to San Jose? de Burt Bacharach. Más que un homenaje, parece ser un acto de repudio. Apenas dos horas veinte minutos…
¿Por qué tan poco?
Nos vamos felicísimos mientras Aslinger se retuerce en su tumba…
Es que esta noche, la corrupción sincopada estuvo más “copada” que nunca.

Sergio Piccirilli

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