Por Los Codos

Fer Isella

Son bravos los ciegos…

Son bravos…(risas y luego cambia el semblante para agregar con respeto) yo estudié con (Horacio) Larumbe….

Volvés de Berklee…

No, antes estuve en New York, hasta el 2005. Me daba mucho miedo venir para acá… aunque ir a New York también (risas). Estuve tocando y produciendo discos. Cuando llegué no conocía a nadie, después sí empezaron a llegar amigos de Boston. Pero yo ya había formado Makanudos (en Boston), que eran Julio Santillán en guitarra, Franco Pina en batería y Daniele Camarda, un bajista italiano que es uno de mis músicos favoritos; tiene dos discos experimentales en solo bajo que son tremendos. Y en New York empecé a conseguir fechas para actuar con la banda; estuvimos tocando durante unos dos años en el Knitting Factory, el Tonic… y con un público ecléctico y a la vez muy abierto… nosotros tocando chacareras rabiosas y la gente bailando… a su manera (risas). Durante esos dos años nos fue muy bien; luego empecé a sentir la necesidad de tocar con distinta gente e involucrarme en proyectos diferentes; así fui desde tecladista de cantante pop (con partitura y dos teclados) a tocar música experimental con una laptop tirado en el piso; la experiencia más valiosa para mí fue con Miho Hatori, la cantante de Cibo Matto; mis últimos dos años fueron con ella y fue como el diálogo con el mundo de todos los estilos, porque ella también mezclaba todo… por momentos parecía funk, a veces parecía una Bjork japonesa, por momentos jazz… y una banda muy interesante con, por ejemplo, Trevor Dunn en bajo, cada tanto aparecía Sean Lennon, Yuka Honda a tocar los teclados… para mí fue el momento de mayor gloria en cuanto a la celebración de poder estar en New York compartiendo música con estos personajes (sonríe) valiosos musicalmente y que me permitieron absorber artísticamente un montón de cosas, entre ellas un eclecticismo infinito. Cuando, por decantación, volví a Buenos Aires (me casé, tuve una hija…), sentí que todo lo vivido sirvió para empezar a encontrar mi voz. Sentí que se empezaba a cerrar un bloque de diez años; entonces agarré lo que habíamos grabado con Makanudos en New York y comencé a post-producir el disco, respetando lo que se había grabado pero sumándole, en la mezcla, muchas cosas que desde entonces había vivido y descubierto. Y además era el primer disco, que debería haber sido muy relajado pero, en mi caso, no lo fue. Lo estuve laburando mucho, prácticamente un año. Y el desafío era que lo grabado originalmente no perdiera su esencia pero, a la vez y de alguna manera, aggiornarlo. Recurrí al Kaos Pad; logré respetar la base pero modificando la superficie. Y terminar el proceso, me calmó. Se editó recién en octubre de 2007.

Y la creación del sello, ¿fue una necesidad personal, artística o de otra índole?

Yo volví a Buenos Aires en octubre del 2005; en diciembre, Esteban (Sehinkman), con quien habíamos compartido aula en Berklee, me dijo "estoy por grabar un disco, ¿me lo producís?" Y yo recién había llegado y le dije… "¿te parece?" Porque para mí Buenos Aires era Marte. Y tampoco conectaba con la movida del jazz y no sé por qué… estaba en otra y no me siento muy orgulloso de eso. Y recién cuando me bajé del avión me empecé a acomodar. Hubo una apertura personal. Y empecé a producir Búfalo, que fue el despegue de (el sello) Limbo. Y…yo sé que hay que llamarlo de alguna manera, pero si hay algo que no quiero hacer es un "sello". Me cierra más algo que podría denominarse "productora de contenidos" de música independiente argentina. Y al entrar al estudio… (piensa… bastante) porque en New York hay unos parámetros donde a todo se le tiene muchísimo respeto. Y sí (recalca con vehemencia) se le falta el respeto a las cosas que hay que faltarle el respeto para poder avanzar: la búsqueda. Acá, en general, se le tiene muchísimo respeto a cosas a las que no habría que tenerle tanto respeto y no es que no sean valiosas, sino porque al quebrar ciertas barreras se duda y se avanza. En Estados Unidos el baterista se dedica a su instrumento, el productor a producir y a nadie se le ocurriría traspasar esa barrera. Respetan mucho las "funciones". Y para eso hay que confiar. Si te convoco, es por algo. Si me llaman, también. Ni se habla esto. Está todo muy ordenado. Acá hay una enorme diferencia pero está mucho mejor (de verdad) que antes. Creo que vamos por un buen camino. Y la sesión en el estudio fue bárbara. Ahí empecé a germinar la idea del sello. Esteban (Sehinkman) también estuvo cerca en la cuestión. Pero a mí el sello me chupa un huevo, a mí lo qie me interesa es involucrarme, defender el disco, ver qué se quiere comunicar, la tapa del CD y su booklet… eso me interesa. Ahora se me está yendo un poco de las manos porque la cosa está creciendo. Y es un desafío que me gusta, que se expanda… pero también da un poco de miedo. Después pintó lo de Guillermo Klein. Yo no podía entender que "el" compositor argentino más respetado en el exterior acá no tuviera un disco editado. Y me interesa, si se quiere, más una cuestión cultural, aunque sea a pérdida. Armémoslo como podamos. Por supuesto que te encontrás con ciertas trabas que no podés soslayar que tienen que ver con "la" estructura.

¿Y la distribución?

Y… es muy jodido… pero lo que yo pueda hacer y que esté a mi alcance, lo voy a hacer lo mejor que pueda para que se difunda. Y me siento acompañado. Así se fueron sumando los proyectos: la edición de Una nave, mi disco, se acercó Richard Nant con Argentos, produjimos Flores (del saxofonista Ramiro Flores) que editó el sello BAU. Y con eso, llegamos a este "festejo" en Thelonious por el primer año de existencia de Limbo y de comulgar con gente increíblemente talentosa que está en otros sellos, como la gente de Tres Bien Ensamble o de Hernán Jacinto. Y esto a mí me levanta no te puedo explicar cómo. Porque yo quiero avanzar.

¿Hubo palos en la rueda?

Nada es literalmente claro; a veces se siente una vibración un tanto extraña. Pero es un resentimiento que no viene exclusivamente del jazz. Yo no la voy con la mediocridad que no te permite avanzar o crecer. No quiero sentir "culpita" porqu me vaya más o menos bien. Y… de última… ¿que te vaya bien en qué… en vender un par de discos más… eso es que te vaya bien? No… de todas maneras prefiero que me puteen a que me ignoren.

¿Y vos en qué…?

No… no me voy a quejar… no entro en ese juego… sí es cierto que no sentirte acompañado te tira un poco abajo. Pero tampoco puedo quejarme en ese sentido, he sido afortunado. Y sigo siéndolo… por ahora… (risas).

¿Vos sentís que, incluyendo a otros sellos, hay un bloque que está avanzando hacia algún lugar o se trata de arrebatos esporádicos y espasmódicos?

Al sello lo hacen las movidas de los artistas… no hay mucho más que defender, ¿no? Entonces, de última, es culpa de los artistas y no de los sellos. (Piensa) Si no hay un buen disco que mostrar no es culpa de los sellos, así que…

A ver… dicho de otra manera, lo que se denomina el (con tono rimbombante) "Movimiento de la actual música creativa argentina" (carcajadas), ¿creés que está avanzando o ves que existe y que, cada tanto, mete un estiletazo?

Antes de volver a Buenos Aires, mi contacto era por internet, generalmente. Y cuando llegué me di cuenta de que la idea que me había hecho no era tan así como se la pintaba. Imaginé algo más establecido y empecé a preguntarme "¿dónde está el boom?" Porque estamos hablando del Quinteto Urbano para acá, ¿no? (Piensa) A ver… si me tengo que sacar de la posición en la que estoy, donde veo que hay un movimiento es en la gente que me está acompañando. Y lo digo con humildad… creo que hay mucho por ahí, porque que Hernán Jacinto no haya hecho nunca un trío hasta ahora… yo lo empujé y ahí anda. Por otro lado nunca hubo una big band tan grossa como la de Mariano Otero… es muy importante eso. Ahora… sí… veo que son más bien cuestiones individuales. Yo me siento en un momento especial y además se dio el hecho de que muchos volvimos al mismo tiempo, pero yo (recalca) me siento bien. Y está Ramiro Flores, Esteban (Sehinkman), Guillermo (Klein), Richard (Nant), Santiago Vázquez, que también está creando una movida, ya sea con el Colectivo Eterofónico, con La Bomba de Tiempo… Así que por momentos me siento acompañado por esta gente que te mencioné y de pronto lo tenés a Otero que en cada show muestra temas nuevos… es impresionante lo que está haciendo ese guacho… y hay que reconocérselo, porque se nota que se está rompiendo el tujes. Y eso, a su vez, genera una movida.

¿Estás más cerca de adherir al hecho de que hay un "movimiento" pero no un "boom"?

Totalmente… a mí me gustaría poder abrir un poco el juego.

¿Y por qué creés que no se avanza tanto? ¿Por cuestiones artísticas, económicas, políticas, sociales?

Sigue habiendo falencias en los medios de comunicación y aquí incluyo a los lugares, que son muy pocos para tantas propuestas. Y sin lugares, no hay escena. Cierran los tres lugares que hay y no nos vamos a juntar en un bar vos, yo y todos los músicos. Y sin poder tocar regularmente, ¿cómo proyectás una movida? Si pedís una fecha hoy y te la dan para dentro de 4 meses… y un lunes (risas). Después… ¿qué tenemos? ¿Dónde están los diarios, la televisión, las revistas, la radio? No hay nada… Yo estoy probando en otros ámbitos porque…

Pero… ¿por qué? convengamos que lo que hay adelante no es una zanahoria sino un trozo de plástico…

Es muy cierto lo que vos decís, pero hay que probar. Creo que hay un público cautivo que está un poco dormido. En algún momento algo tiene que ocurrir y tenemos que trabajar todos para eso. Porque la gente, si no tiene canales para enterarse de lo que pasa, no va a ir a presenciar conciertos y, tal vez, ni se entere de la cantidad de CD's que se están editando en la Argentina. Porque si no… apaguemos la luz y vayámonos todos. Estoy de acuerdo con vos… pero a la vez trato de ser optimista y seguir para adelante. En el Limbo Fest había varios amigos, pero también muchas caras nuevas. Y eso me envalentona. Porque después está en la gente decidir si vuelve o no.

Yo no es que sea pesimista, sino que pienso que los que podrían acompañar (de verdad) no acompañan. Lo único "pseudo masivo" que hoy el "movimiento" tiene es un segmento semanal reducido en un diario.

Puta madre… es muy difícil de rebatir eso… Igualmente yo tengo fuerzas para… digamos… un año más (risas) de seguir intentando cosas. Es más… ojalá que el público empiece a tirarnos cosas… pasó con Ástor (Piazzolla) y con Stravinski. Pero que pase algo, sino es como decís vos: todos los músicos juntos, tocando en el living de alguien. Y eso sí que no sirve…

Volviendo al Isella músico, ¿qué estás proyectando ahora?

Cuando armé una banda nueva para presentar el disco, me di cuenta que era imposible porque eran otros músicos, otro momento de mi vida y andaba con otras ideas en la cabeza. En el grupo están Ramiro Flores, Richard Nant, Lulo Isod y Lucio Balduini. Sonamos más a post-rock (sonríe). Pero hoy mi cabeza está en la edición y apoyo de Filtros (último álbum de Guillermo Klein). En lo personal tengo un par de proyectos para el 2009 y ando a la búsqueda de bandas para poducir. Estoy optimista, tal vez no tanto como hace un año, pero son momentos…

Avancemos hacia el futuro; ¿qué le va a quedar a la gente de Fer Isella cuando se dedique a la plantación de berberechos en alguna zona alejada del mundanal ruido (risas)?

Me gustaría que quede lo que pasa en los shows. Una textura, un color, una sensación, que quede una onda de esto. Me pasa con (el productor) Nigel Godrich, que produce a Beck, a Radiohead, a McCartney o The Divine Comedy y siempre notás que él estuvo ahí. Eso quiero lograr.

¿Y qué color sería?

Qué sé yo… (risas). Esperemos un poco… Ese color o esa sensación, tiene (para mí) más validez que una canción. Y aprender a ser flexible, que se pueda pasar de un azul a un celeste, a un lila, pero que se note desde dónde surge. Eso, para mí, es lo más importante.

http://www.ferisella.com/

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