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Floating Points, Pharoah Sanders & The London Symphony Orchestra: Promises

 

Movement 1; Movement 2; Movement 3; Movement 4; Movement 5; Movement 6; Movement 7; Movement 8; Movement 9

 

Músicos:

Pharoah Sanders: saxo tenor, voz

Sam Shepherd: piano, clavicémbalo, celesta, Fender Rhodes, Hammond B3, Oberheim 4 voice & OB-Xa, Solina String Ensemble, Therevox ET-4.3, EMS synthi, ARP 2600, Buchla 200e

 

London Symphony Orchestra:

Sally Herbert: conducción

Laura Dixon, Gerald Gregory, Maxine Kwok, Claire Parfitt, Laurent Quenelle, Harriet Rayfield, Sylvain Vasseur: violín 1

David Alberman, Miya Vaisanen, Naoko Keatley, Alix Lagasse, Iwona Muszynska, Csilla Pogany, Andrew Pollock, Paul Robson: violín 2

Edward Vanderspar, Haddow Malcom Johnston, Anna Bastow, Robert Turner, Luca Casciato: viola

David Cohen, Jennifer Brown, Noel Bradshaw, Eve Marie Caravassilisand, Amanda Truelove: cello

Collin Paris, Joe Melvin, José Moreira: contrabajo

David Cohen: solo de cello en “Movement 6”

Carmine Laurie & David Alberman: solos de violines en “Movement 9”

 

Sello y año: Luaka Bop, 2021

Calificación: Excelente

 

El arte híbrido puede ser la deconstrucción de los lenguajes icónicos que representan al arte contemporáneo (Jacques Derrida)

 

En la historia del arte las hibridaciones son una fuente donde permanentemente han abrevado experimentación, inspiración e innovación. El arte híbrido se sitúa siempre a extramuros de los géneros tradicionales y desde allí puede establecer referencias cruzadas entre diferentes disciplinas, culturas, estratos sociales y generaciones.

La heterogeneidad del arte hibrido aspira a superar categorías y fronteras artísticas, no sólo como una forma velada de interpelación a la tradición sino también con el ánimo de llegar a construir un alegato estético en el que no se distinguen límites o diferencias y donde las obras terminan constituyéndose per se en complejos fenómenos de entrecruzamiento creativo.

Sin lugar a duda, esas hibridaciones transdisciplinarias han aumentado de manera exponencial en lo que va del siglo XXI y eso, probablemente, se deba a la imperiosa necesidad de reflexionar y repensar desde el ámbito del arte sobre el rol que ocupan –o deberían ocupar- en la era de la globalización el intercambio entre diferentes culturas, razas, credos, espacios sociales y formas de pensamiento.

Una de las manifestaciones de hibridación artística más reciente en el ámbito de la música creativa ha sido el sorprendente e inesperado cruce entre un DJ y artista sonoro británico (Sam Shepherd), una leyenda del jazz (Pharoah Sanders) y una consagrada orquesta sinfónica (London Symphony Orchestra) documentado en el álbum que lleva por título Promises.

Sam Shepherd, más conocido como Floating Points, es un DJ, productor y artista británico de ascendente trayectoria en el campo de la música electrónica. 

Su formación académica incluye estudios de piano en el Chetham’s School of Music y sendos doctorados en neurociencia y epigenética obtenidos en el University College de Londres. El multifacético trabajo desarrollado por Shepherd durante el último decenio comprende el liderato del grupo Floating Points Ensemble, la fundación del sello discográfico Eglo Records, su labor como DJ en el club londinense Plastic People y las ediciones de los álbumes de música electrónica Elaenia de 2015. Reflections – Mojave Desert (soundtrack del filme homónimo) en 2017 y Crush de 2019, todos ellos presentados bajo el nombre de Floating Points.

El legendario saxofonista estadounidense Pharoah Sanders –nacido como Farrell Sanders el 13 de octubre de 1940– ha desarrollado una prolífica labor musical en donde confluyen el free jazz y el denominado cosmic jazz o jazz astral, corriente de la cual fue uno de sus pioneros junto con John Coltrane, Alice Coltrane y Sun Ra.

En su vasto recorrido artístico asoman los consolidados enlaces musicales que mantuvo con John Coltrane, Alice Coltrane y Tisziji Muñoz y las contribuciones realizadas a favor de Don Cherry, McCoy Tyner, Sun Ra, Ornette Coleman, Sonny Sharrock, David Murray, Randy Weston y otras luminarias de la escena jazzística. 

La extensa discografía solista de Pharoah Sanders -iniciada en 1965 con Pharoah’s First– abarca obras esenciales como Karma y Jewels of Thought de 1969, Deaf Dumb Blind (Summun Bukmun Umyun) en 1970, Black Unity y Thembi de 1971 y el disco en vivo Live at the East de 1972.

London Symphony Orchestra es una de las orquestas sinfónicas más destacadas del mundo. Desde su fundación en 1904 hasta la fecha ha sido dirigida por Hans Richter, Willem Mengelberg, Pierre Monteaux, André Previn, Claudio Abbado, Michael Tilson Thomas, Valery Gergiev y Simon Rattle, entre otros afamados directores.

A lo largo de su historia la London Symphony Orchestra, además de conciertos y presentaciones en diversos contextos, ha colaborado en grabaciones de música popular (incluyendo el icónico Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles) y también participó en innumerables bandas sonoras de películas, tales como la saga completa de Star Wars, Harry Potter and the Chambers of Secrets, Avengers Endgame, Shape of Water, Superman, Titanic, Who Framed Roger Rabbit, Gandhi, Doctor Zhivago, Raiders of the Lost Ark y muchas más.

Promises es un proyecto discográfico colaborativo que reúne a Sam Shepherd -quien compuso la música, escribió los arreglos y se hizo cargo de numerosos instrumentos eléctricos y acústicos- con Pharoah Sanders en saxo tenor y voz y la London Symphony Orchestra, aquí representada por su sección de cuerdas y bajo la experta batuta de Sally Herbert.

El proceso creativo de la obra demandó varios años de elaboración y producción. Las partes de teclados y saxo tenor fueron grabadas en los estudios Sargent Recorders de la ciudad de Los Angeles (California, Estados Unidos) durante el verano de 2019; y las cuerdas de la London Symphony Orchestra se registraron un año más tarde en el AIR Studios de Londres, Inglaterra.

El álbum consta de una única composición musical escrita por Sam Shepherd dividida en nueve movimientos sin interrupciones y con epicentro en un ascético motivo en piano, sintetizador y clavicémbalo que se repite a lo largo de toda la pieza mediante sucesivas variaciones.

La portada del disco muestra una ilustración en tres planos de Congress, cuadro perteneciente a la célebre artista visual y pintora etíope-estadounidense Julie Mehretu. Ese circunstancial enlace transdisciplinario tuvo su secuela con el reciente estreno de Promises: Through Congress, filme sobre la obra de Mehretu dirigido por el cineasta Trevor Tween y cuya banda sonora ha sido la música ofrecida por Floating Points, Pharoah Sanders y la London Symphony Orchestra en el álbum Promises.

Desde su inicio, con Movement 1, la obra nos sumerge en un clima espacioso y de temperamento asociado a la música ambiental que se sustenta en el breve y subyugante motivo elaborado por los teclados de Sam Shepherd. Al promediar este pasaje ingresa el saxo tenor de Pharoah Sanders con un sobrecogedor fraseo para luego evolucionar, a través de lejanos aportes en sintetizador de cuerdas y Fender Rhodes, hasta desvanecerse con una deliberada ausencia de clímax.

Promises sigue su curso con Movement 2, fragmento que prolonga los postulados de origen pero adosando sutiles variaciones en el motivo central y con mayor variedad cromática sobre el tenue paisaje sonoro que construyen el saxo y los teclados.

La evanescente atmósfera que transita Movement 3 tendrá como protagonista excluyente a los teclados de Sam Shepherd; mientras que los difusos contornos por donde se desplaza Movement 4 serán subrayados por el contenido lirismo e incontrastable ternura que aporta Pharoah Sanders, primero articulando una improvisación vocal sin palabras y luego con una cardinal contribución en saxo tenor.

En tanto que la sobria expresividad destilada por Movement 5 encontrará su característica predominante en el reposado diálogo que edifican el piano eléctrico de Sam Shepherd y el saxo tenor de Pharoah Sanders.

El sublime Movement 6 –la pieza central de Promises– encadenará una breve formulación del motivo de la obra en teclados y saxo tenor con el cautivador solo en cello a cargo de David Cohen y la majestuosa contribución realizada por la sección de cuerdas de la London Symphony Orchestra dirigida por Sally Herbert. Este pasaje, tras sucesivos crescendos, alcanza su clímax hasta evaporarse por completo y permitir el regreso de la figura melódica germinal impulsado por Shepherd y Sanders.

Movement 7 –tema con el que Pharoah Sanders cierra su participación en el álbum- encuentra un punto imaginario de intersección entre lo abstracto, la psicodélica y lo onírico; a la vez que Movement 8 exuda aires de temperamento catedralicio remarcados estratégicamente por Sam Shepherd en un órgano Hammond B3.

El álbum concluye -tras la desaparición del motivo principal y una serie de falsos finales- en Movement 9, el cual estará protagonizado por la London Symphony Orchestra y los breves soliloquios de Carmine Laurie y David Alberman en violines.

Sam Shepherd y Pharoah Sanders junto a la London Symphony Orchestra ofrendan, en el magnífico Promises, una estética de hibridación dada por la yuxtaposición y mezcla de elementos diversos desde donde emergen propiedades que antes no existían y nacen nuevos caminos por recorrer.

 

El todo es más que la suma de las partes (Aristóteles)

 

Sergio Piccirilli

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