Por Los Codos

Guillermo Klein

En tu música, ¿vos le das una importancia similar a la improvisación que a la composición?

A mí me gusta que se improvise cuando no hay otra alternativa. Yo no la busco. Que se improvise cuando sé que quien vaya a hacer el solo me va a emocionar. Que por ahí lo podría haber escrito yo, pero a veces pienso “acá, que Richard (Nant) meta un solo”. Igual… así es como lo veo y lo trabajo yo… Pero también disfruto muchísimo con la gente que estructura su música para los solos como una suerte de display para sus habilidades. A gente como Joe Lovano yo la disfruto realmente. Pero no es como yo trabajo, ¿entendés? Porque yo no me siento en casa a practicar eso. Yo me siento a componer; al piano o en mi cabeza. Yo reflexiono mucho en el sonido, en la forma, en el discurso, en el toque, en la orquestación… y así escribo. Uno tiene que tratar de exprimir al mango lo que uno piensa que es lo mejor que puede aportar.

Cuando tocás solo piano, ¿el encare es el mismo?

Yo muchas veces me siento solo en mi casa y toco lo que se me canta. Muchas veces, es más… te diría que casi todas (risas). Empiezo así porque en la música tenés que entrar y no somos máquinas. Ahora tengo un montón de data ajena a la música en mi cabeza, entonces me siento al piano y estoy una hora improvisando porque no hay más remedio… Y después sí, empezás a estructurar y a laburar de a poco. Y a veces en vivo también toco así… porque no hay más remedio (risas). Y esa sensación también me gusta. Me doy la bandera verde para dejarme llevar; eso también es parte del mundo del jazz. Porque el jazz también es eso, es dejarse llevar por lo que pasa en el momento. Que tal vez sea tocar la misma canción de la misma manera. Pero es lo que ocurre en cada momento…

¿Vos no te llevás bien con la tecnología?

No, la verdad que no.

Porque no tenés sitio de internet, ni myspace, ni nada de eso…

No, lamentablemente no.

¿Te negás o no te interesa, que no es lo mismo?

Mirá, cuando yo era más chico, a los 17 ó 18 años estaba muy metido con los samplers, tenía mi cuatro pistas… esas cosas. Pero estaba siempre con los auriculares puestos y me jodí el oído derecho, algo que se llama tinitis. Estuve dos años con un zumbido constante y muy fuerte y eso me alejó un poco de las máquinas. Dejé de usar auriculares, los samplers, las máquinas de ritmo… Entonces empecé a escribir música sin el instrumento, lo que me alejó cada vez más de la tecnología; que no la extraño… tengo e-mail, así que tampoco soy un cavernícola. Ojalá un día me ponga las pilas porque es algo muy positivo.

Con respecto a un sitio de internet no tenés por qué ocuparte vos…

Seguro que alguno me lo podría hacer; pero es que si está a mi nombre, me gusta estar yo ahí. A mí me metieron en facebook sin yo saberlo y pedí que me saquen, porque es mi jeta… Yo soy así, qué sé yo… imagino que, salvando las distancias, Sting no debe haberse inscripto en Facebook. En ese sentido soy demasiado de barrio. Es lo que hablábamos antes, cuando todavía estaba más nervioso, qué es lo que uno busca, por qué y para qué te querés promocionar…

A eso iba… ¿no te interesa?

Es que todavía no es algo que tenga claro, ¿sabés? Todavía no encontré la respuesta. Yo soy feliz haciendo música. También tenés que vivir y comer, por supuesto. Muchas veces cuando toco se promocionan los shows. Y de hecho todo lo lindo que me ha pasado a nivel musical fue todo sin promoción. Del Village Vanguard me llamaron por teléfono. Yo creo que lo mejor, sin tirar abajo toda la promoción que puedan hacer las agencias o los managers, para mí, es el boca en boca, que digan “este tipo es un crack”, o “este tipo está haciendo una música increíble” y que se corra la voz y que de pronto el lugar en que tocás explote.

Lo que pasa es que hay que tener con qué sostenerlo…

Y… con la música…

Por supuesto, pero la mayoría no son cracks ni se sostienen cuando los vas a ver. Entonce por ahí sí se necesita más la promoción.

¿Y vos pensás que piensan eso los muchachos?

Sin querer ponerme en opinador, uno recurre a esas cosas por necesidad o porque no estás muy confiado en lo que hacés.

Pero si no estás confiado entonces te metés en un infierno. Pienso en Michael Jackson, donde ves que la bola viene de afuera. Pero ves a los Stones y te das cuenta que esos cabrones la hacen ellos. Si vos estás desconfiado, mejor no te metas. En mi caso… a mí me gusta cantar. Cuando yo tenía la big band, la disolví, armé Los Guachos y me puse a cantar. Y yo sé que mi voz no tiene nada que ver con la lapìcera y que no voy a hacerle sombra a Pavarotti. Pero a mí me gusta cantar. Y vender mi voz no es algo que me guste. Son decisiones propias. Esa libertad me encanta y si yo la puedo sustentar sin promocionarme, adelante. En el momento que tenga que empezar a hacerlo (promocionarse) creo que me pondría a la defensiva, lamentablemente. Soy medio paranoico con eso. Si yo me estoy divirtiendo… ¿me quieren negociar la diversión? Es toda una data que cada uno la va piloteando como puede. Yo no tendría problemas en promocionar lo que escribo para big bands, para orquestas, pero hay ciertas cosas que son más de las entrañas, muy personales. Yo creo que los muchachos me entienden. Después tenés que plantearte hasta qué punto esto es artístico, esto es biográfico… hasta qué punto esto aporta al mundo de la música. ¿Estoy contando mi historia o estoy haciendo música? Es data que yo estoy constantemente tratando de mejorar. O de dilucidar, más ahora que estoy en medio de algunos cambios grandes. Si yo no tuviera un peso ahora, no tengas dudas que me promocionaría porque tengo que alimentar a mi familia. Haría lo necesario para ello. Y tal vez algunos lo hagan justamente porque no tienen un mango, o sea… no puedo juzgar. Son las vidas de cada uno. También están los casos de gente que conozco que por un concierto me manda 20 e-mails. A mí se me caería la jeta, no podría sostener eso. En definitiva yo hago lo que me parece bien, lo que me hace feliz. No dejo de preguntarme estas cosas porque soy un tipo que avanzo así: preguntándome. Si no me preguntara no avanzaría. Hay gente que no se pregunta y va para atrás. Pero es interesante esto, ahora, donde todos podemos tener fama instantánea (risas). Es muy interesante…

Recién hablabas de músicos que se meterían en un infierno; antes hablabas de un demonio y en un momento, cuando te referiste al momento de largar la música hacia afuera, lo relacionaste con un exorcismo. Para vos, el proceso creativo ¿es una batalla demoníaca?

Muy buena pregunta… A mí me sale muy fácil la música. Entonces, como soy muy crítico, la empiezo a mirar por todos lados. Y eso sí es demoníaco. Porque me sale muy fácil pero a la vez soy muy crítico. Por eso cuando lo muestro, es como que ya está.

¿Trabajás mejor bajo presión?

No es que trabaje mejor, no tengo opción. Lo tengo que liquidar. Todas las vueltas que fui dando las tengo que resolver. Siempre trato de mejorar eso. Mañana en Salta tengo que tocar un tema al que todavía estoy trabajándolo… (piensa y la sensación es que querría salir corriendo a reencontrarse con ello). Yo me junté hoy acá a hablar con vos porque hace rato que me lo propusiste. A mí me cuesta mucho porque me meto un montón de cosas en la cabeza y más cuando estoy laburando. Me meto muy profundo… Además lo que tengo en claro es que esto vos lo publicás y, en un altísimo porcentaje, quienes lo leen son colegas, gente que entiende de lo que estoy hablando. Es una forma también de ser parte de una comunidad. A veces leo lo que ustedes publican y está bien, me gusta, hay mucho pulmón, mucho huevo puesto. Y mató que hayas traído un grabador porque a veces se publican cosas raras…

Te aclaro que siempre hago las notas cara a cara; puede haber una excepción, pero para mí el cara a cara es insustituible. Creo que si hoy yo no te hubiese semblanteado personalmente cómo estabas, te hubiese hecho una nota telefónica que no llegaba a la tercera pregunta. Porque no hay chance de interacción y no me hubiese dado cuenta de que no tenía que preguntarte de cuando eras pibe.

Totalmente de acuerdo. Igualmente, en el mundo no hay misterios. Después de leer lo que hacés… vos estás haciendo algo positivo. Estás informando, estás yendo a conciertos, estás expresando tu parecer, hacés que un tipo se explaye… es muy positivo. Y por eso estoy acá. Mirá que no me gusta mucho dar notas, pero yo noto que lo tuyo suma. Porque si uno va haciendo cosas positivas, la cosa se retroalimenta. Es como tocar. Cuando uno va tocando bien, llega el momento en que se corre la bola, bah… yo soy muy optimista con eso. Aunque en realidad… no sé si es positivo que la gente me escuche a mí (risas). Puedo marear a más de uno…

¿Estás menos tenso ahora que cuando llegaste?

No… estoy igual, pero ahora nos conocemos más (risas)

Marcelo Morales

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