Por Los Codos

Hernán Núñez

En Italia había pasado algo similar, ¿no?

Sí… siempre aparece alguno a pesar de que se avisa, se explica… y de distintas maneras. Pero nunca falta el que rompe con eso y yo en parte entiendo la pasión, pero es que para nosotros es muy importante que el pacto con la audiencia se cumpla. Porque estás ahí arriba y te tensa, te incomoda. Es más: tenemos, con la Liga, dos tipos de shows ensayados. Uno con él y otro por si se paspa y se va (carcajadas). Claro… porque si se va en el primer tiempo nosotros tenemos que seguir… En Italia, promediando el concierto, se fue. Igualmente algunas cosas siempre se filtran. Y si no, fijate en Youtube… en la conferencia de prensa se refirió al respecto; porque él no dio notas… y eso nos complicó mucho el tema de la difusión del evento…

Pero igualmente es muy raro lo que ocurre con Fripp acá. Porque tiene un magnetismo tremendo

Sí… es rarísimo… y la verdad que estamos todos, Robert incluido, muy contentos con todo. Porque público como el de acá, y esto es verdad, no hay en otro lugar. Nosotros tocamos en todo el mundo y el público de acá es particularmente bueno. Porque es extremo. Porque por un lado tenés a uno filmándote desde la primera fila, pero por el otro lado hay un respeto, un silencio y un compromiso tremendos. Había un silencio tal que, por momentos, se sentía el pulsar de la púa…

Justamente te iba a decir eso; y no era que había silencio… porque estaban los Soundscapes a pleno y de pronto escuchabas nítidamente el “pic” de la púa sobre la cuerda…

Sí, es increíble. Por eso: nos vamos sin un mango, pero felices.

Como quien diría, con los bolsillos llenos de gloria…

Exactamente… porque esto es más o menos como El Intruso: una pasión. En Europa y en Estados Unidos sí que vemos el billete, por supuesto. Y es lo que nos permite venir acá.

Santos LuminososTe quiero llevar un poquito a la época pre-Fripp, ¿en qué andabas?

Trabajaba con Los Santos Luminosos (banda conformada junto con Andrés Jankowski y de quien se recomiendan los álbumes Leuchtende Heilige y Metalambiente). Estaba en Berlín, tenía mi estudio…

O sea que vos ya estabas viviendo allá; y te fuiste porque…

Porque si no, me mataban. Era 1975 y no andaba en nada extraño, pero esa época acá era así. Nos fuimos muchos. Yo estudiaba con Edelmiro Molinari, que se fue a Los Angeles en el ’74. Y al año nos fuimos varios, incluso hubo algún intercambio cultural; cuando estaba haciendo la secundaria allá se vino el golpe del ’76 y ya no había retorno. Y me quedé. No daba para volver y me quedé estudiando, tocando…

Y ahí fue cuando te contactaste con Fripp…

Eso fue mucho después, en los 80’s. Yo trabajaba para una empresa de conciertos y lo conocí en Munich en un show del ’81. Yo era un fan. A mí desde siempre me interesó mucho como músico y como persona. Pero para mí estaba muy lejos, algo inalcanzable. Siempre me interesó estudiar con él; sabía que daba clases, pero lo veía como algo muy lejano. Y le escribí una carta. Y a la semana, casi me muero. Yo vivía en un departamento muy modesto en Berlín, tocábamos mucho de noche y un día me encuentro con una carta de Robert respondiendo la mía. Nos pusimos en contacto y fui a un curso a ver qué era. Y cuando estuve ahí enseguida me dije “esto es lo mío“.

De esto hace ya como 20 años entonces…

Para ser más exactos, 21. Fue en 1986 mi contacto oficial con Guitar Craft, que en seguida me fascinó. Era lo que yo necesitaba en ese momento…

¿Y era muy distinto a lo que ocurre ahora?

Totalmente distinto. Es otra cosa, somos otro grupo y Fripp está más grande y tiene otra disponibilidad. Ahora ya no podés hacer cursos con él así nomás. Hay más filtros. En aquel momento era mucho más sencillo: escribías una carta, explicabas por qué querías entrar a Guitar Craft y la verdad que aceptaban a todo el mundo (risas). Éramos pocos, estaba muy poco difundido. En el curso que fui a Suiza había 12 personas y tampoco era caro…

¿Y no te parecía raro eso de estar encerrado una semana?

Metalambiente - Santos LuminososRarísimo. Cuando llegué lo primero que pensé fue que se trataba de una secta y que me iban a romper el tujes (carcajadas). Mejor me voy. Mi primera impresión fue ésa, no me gustaba nada de nada. Los veía a todos muy callados… ¿qué es esto? Y a las 4 horas, después del primer círculo, me enganché; y recuerdo que lo que presentó Robert ese día me pareció buenísimo, sobre todo porque no lo pude hacer. Y eso que yo me consideraba un muy buen guitarrista, tocaba profesionalmente en una banda top 40, tenía mi estudio, mis temas, sin éxito pero un artista. Y Robert presentó una cosa muy simple con la que no pude hacer nada. Es algo que nos pasa a muchos. Que ante algo muy sencillo, que no requiere de ningún virtuosismo en las manos, pero sí atención, no puedas hacer nada. Y me decía ¿cómo puede ser que no me salga esto?

Te saqué el tema porque cuando tuve mi primer encuentro con Fripp en Gándara, en el primer curso de Guitar Craft… bueno… en realidad no hubo encuentro ni nada porque ni abrió la boca.

Estaba muy enojado.

Claro… y cuando volví al año siguiente, en las mismas condiciones, me encontré con un Fripp locuaz, hablamos casi tres horas, descorchamos vinos, hacía chistes, estaba más relajado… ¿ese cambio es similar al existente entre el Fripp de los 80’s y el actual?

Totalmente. Es otra persona. Ha solucionado gran parte de su relación con el mundo de la música. Hoy es independiente. Tuvo juicios, luchó, ganó. Todavía tiene material que está ahí en el limbo, pero la sigue peleando.

Bueno… yo recuerdo que él contaba que no quería venir a la Argentina porque según los registros oficiales, King Crimson había vendido 7 discos en el país (risas).

Yo le decía que no era así. Le comentaba que era un grosso para mucha gente pero él estaba convencido de que acá no lo conocía nadie.

¿Tuvo que ver la venida de Peter Hammill en el ’92?

No, más bien creo que fue al revés. Porque su visita ya estaba decidida de antes. Pero no se daban las condiciones. El que realmente tuvo mucho que ver con la venida de Fripp a Buenos Aires fue Gustavo De Césare. Él merece ese crédito sin lugar a dudas; fue a quien yo acudí después de haber estado con muchísimos productores, desde Grinbank hasta quien te imagines y todos coincidían en que no se podía hacer algo así en Buenos Aires. Hasta que un día (Fernando) Kabusacki me dijo que fuera a verlo a Gustavo y a la media hora ya estábamos concretando todo. De Césare fue fundamental en todo lo que pasó de ahí en adelante. Él fue quien me ayudó a hacerlo porque yo no vivía acá y la verdad que ni imaginábamos que después íbamos a traer a King Crimson…

Y menos en la forma en que se dio…

Ni a palos. Nosotros armamos lo del Robert Fripp String Quintet y la otra alternativa era que viniera solo, hacer algo con Los Gauchos Alemanes y ver la posibilidad de empezar acá con los cursos porque yo notaba que había como una necesidad. Y mirá lo que pasó… Pero fue Gustavo y su experiencia con Hammill lo que nos facilitó muchísimo las cosas; y después seguimos haciendo cosas con él. Ahora le perdí un poco el rastro, pero no hay que olvidarse de lo que hizo.

Bueno… yo estoy tratando de convencerlo para que se anime y vuelva al ruedo trayendo a Van der Graaf, pero es muy difícil…

Que no te quepan dudas que es difícil. Nosotros pudimos hacer esto porque con Robert nos manejamos de palabra. Lo hacemos y después vemos lo que queda. Si no… es imposible. Con Hammill tiene mucha confianza y es así como Robert, se manda… así que andá a saber…

Yendo a lo tuyo, antes de Los Gauchos Alemanes, si mal no recuerdo, lo que existía era el Berlin Guitar Quartet

El Berlin Guitar Ensamble y el Berlin Guitar Quartet, con Martin Schuwtke, Kabusacki y un holandés, Paul Van Den Nieuwenhof, un pintor y escultor; dejó la guitarra en 1994 para dedicarse de lleno a su arte. Actualmente vive en Roma.

Little BeastMe acuerdo de una gacetilla faxeada…

Sí… el mail era una utopía. En realidad el Berlin Guitar Quartet lo que hacía era el repertorio de la Liga porque no teníamos repertorio propio. Estábamos desarrollándolo. Se vino Martin (Schuwtke) para acá, el holandés y empezamos a trabajar con Kabusacki. Y la gente se empezó a copar. Tocamos mucho y eso derivó en el trío Les Gauchos Allemands y después Los Gauchos Alemanes, que fue una buena experiencia que yo disfruté mucho.

¿Fue?

Y… ya no hay… una banda que no toca en vivo desde el ’99… tenemos un disco doble listo para editar… esas cosas típicas de una banda que no toca.

Pero el otro día en nel Ateneo sí tocaron juntos.

Eso para mí fue increíble. Hacer esta gira y poder tocar con Martin (Schuwtke) y Fernando (Kabusacki) fue una experiencia maravillosa.

Pero además en un momento del show ustedes tocaron solos, los tres…

Sí… Voices of Ancient Children… fue alucinante. Y tenemos ganas de volver a tocar. Pasa que con nosotros no funciona el hecho de sacar un disco y presentarlo tocando. El disco está y sabemos que se van a vender un par de miles de copias, a fans… sabemos quiénes son porque tenemos los mails (risas), es todo muy acotado. Entonces… no tenemos que juntarnos para promocionar un disco. Podemos juntarnos a tocar por la gente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *