Por Los Codos

Jim Black

Hablemos de Dogs of Great Indifference; mucha gente afirma que ha sido el mejor trabajo de tu carrera. ¿Lo sentís de esa manera?

Dogs of great indifference¡Wow! (exclama sorprendido) No sé… Puede sonar un poco estúpido, pero realmente me gusta cada uno de los álbumes de AlasNoAxis y por razones completamente diferentes. Afirmar que éste fue el más logrado, sería como decir que uno de mis hijos es el mejor. Sé que los fans tienden a preferir uno por sobre otro. Eso significa que estamos haciendo nuestro trabajo correctamente, porque es un pecado hacer el mismo disco una y otra vez. “Dogs…” fue nuestro intento de sonar en estudio como si estuviésemos tocando en vivo. Sin sobregrabaciones ni agregados y permitiendo que los temas se desarrollaran de la forma más natural posible.

Cuando hacés un disco, ¿buscás alcanzar una meta específica?

Actualmente sólo estoy tratando de componer música que quisiera escuchar. Trabajo sobre sonidos o una idea simple, aunque eso algunas veces vaya en contra de mi formación en la escuela de jazz (haciendo el inconfundible gesto con el dedo índice hacia arriba). Escribo todas las canciones en guitarras con diferente afinación. En verdad no sé tocar muy bien así que canto las melodías inventando letras… Por supuesto lo hago en la privacidad de mi apartamento de Brooklyn (suelta la carcajada). Hasta ahora los vecinos no se han quejado de mi catarsis terapéutica.

¿Componés todo el material con cada músico en tu cabeza?

¡Oh… sí! (responde con euforia). Obviamente amo a mi banda y sus sonidos y además todos ellos son viejos amigos. Sin embargo, sé que siempre están buscando algo nuevo. Nunca estoy seguro de cómo sonará la música hasta el momento del primer ensayo. Me gusta la idea de llevar un demo y me encanta ver qué pasa con ellos cuando condimentan las melodías, ritmos y armonías, sin decir nada. Cada vez que lo hacemos es un proceso diferente y a la vez envolvente.

AlasNoAxisTenés un equipo bárbaro, ¿cómo hiciste para juntarlos? (refiriéndonos a los integrantes de AlasNoAxis)

El mundo del alcohol ha juntado a mucha gente tanto como apartó a otra (risas). Conocí a Hilmar (Jensson) en una fiesta en Boston en la que había un montón de islandeses. Él nos llevó a mí, a Skuli (Sverrisson) y Chris (Speed) a Islandia para grabar nuestro primer disco. Nunca fue editado porque no pudimos encontrar un sello interesado en hacerlo. Eso no impidió que la música creciera rápidamente, lo que facilitó la relación entre nosotros cuatro. Cuando Stefan Winter (del sello Winter & Winter) me pidió que grabara un CD para él, inmediatamente pensé en esa combinación. Lo gracioso del asunto fue que le enviamos la vieja grabación del cuarteto. La misma que le habíamos dado diez años antes cuando todavía estaba en JMT Records y que él se había negado a escuchar.

Ya sabemos que los integrantes de AlasNoAxis son excelentes músicos pero… ¿Qué clase de tipos son?

Trataré. Nunca antes lo había hecho. Hilmar (Jensson) vivió con nosotros en Brooklyn durante un año así que nos matábamos tocando. Es casado, tiene dos niños y actualmente está viviendo en Islandia. Es un compositor extremadamente talentoso. Te sugiero que chequees el disco que grabó en Skirl Records con su banda TYFT (se refiere al álbum “Meg Nem Sa”). Es un tipo interesante y gracioso… y sobre todo un gran cocinero (risas). Skuli (Sverrisson) siempre ha sido una gran inspiración musical; él me convenció para que comprara una laptop y comenzara programación. Cuando lanzó su disco en Extreme diez años atrás, volvió loco a todo el vecindario. Era bajo solo pero sonaba como una orquesta del cielo… no, mejor dicho… del infierno (risas). Eso aumentó mi expectativa de hacer un disco como solista. Es un tipo de hablar suave y muy curioso, culturalmente hablando. Con Chris (Speed) hemos estado tocando desde los catorce años, pateándonos el culo uno al otro tanto musicalmente como en lo personal. Es un músico muy honesto y el amigo más confiable. Su sonido en saxo tenor es completamente único, es el “cantante” perfecto para AlasNoAxis.

Jim BlackHablemos de tu instrumento. ¿Tenés un kit principal?

Tengo un solo set, una Sonor Hi-Lite. La compré porque Jack DeJohnette usaba una y por aquel entonces estaba muy metido con su forma de tocar. Gran error. No tenía ninguna idea de cómo sacar un sonido de eso. Trabajé durante meses en un sótano en una villa alemana y terminé enamorándome de ella. Toco diferentes baterías cuando estoy de gira fuera de New York, pero nada como esa Sonor… Me encantan los cymbals UFIP de Italia, se agrietan, se rompen pero son impresionantes.

¿Siempre mantenés el control de lo que tocas?

Ésa es la gran pregunta…

Intuyo que a veces te encontrás a vos mismo tocando cosas inesperadas, ¿o me equivoco?

¡Oh! (con gesto de afirmación). Hago todo lo posible para tocar lo que puedo escuchar y viceversa, pero siempre que hay un gesto o un movimiento aleatorio se produce la sorpresa… Y vos tenés que tomar nota de eso; porque cuando ocurre, tu música interior se está dejando conocer. No puedo forzar esos momentos pero debo intentar conservarlos para después trabajar con ellos en términos de vocabulario o composición. Para mí, esa idea de improvisación es sólo composición instantánea; a veces para mejor, otras para peor.

Siguiendo el concepto, ¿qué diferencia relevante creés que existe entre tu estilo y tu método, en comparación con otros bateristas?

He estado dando un montón de clases en los últimos años y estuve trabajando en la búsqueda de aproximarme a la música y a la batería desde un concepto que nada tiene que ver con lo instrumental. Concentrándome específicamente en las ideas musicales que hallo en los diferentes estilos. He llegado a la conclusión que la guitarra y la batería sufren serios abusos técnicos de tipos que se aproximan al instrumento como si fuesen deportistas. Eso puede ser divertido, por supuesto, pero nada tiene que ver con lo que considero música. La técnica solo esta allí para servir a la gran fotografía musical…La técnica del genio es el beso de la muerte para la mayoría de los estudiantes. El simple hecho de no “escuchar” una nota que tocaron puede significarles una crisis de identidad. Muchos no lograr superar eso, pero si lo hacen habrán encontrado el “que” y el “porque” de la música. Eso es lo que estoy tratando de hacer. Cada día me hago a mismo esas preguntas, como una forma de autoinstruccion y realización personal.

En estos días estarás tocando con el Uri Caine Ensamble reinterpretando a Mozart, como te involucraste en ese proyecto?

Algunos años atrás, Uri (Caine) me llamó para tocar en el proyecto Mahler. Pensé que alguna gente podría encontrar esa aproximación a la música clásica como algo atroz… así que me sonó demasiado divertido como para decir no (risas). Uri es un monstruo musical, el más “enfermo” de los líderes que podés tener en un escenario. Sólo así se te puede ocurrir reducir a un sexteto de músicos e intentar que improvisen sobre la Sexta Sinfonía de Mahler completa… Parece absurdo pero es posible. A la audiencia de música clásica les encanta cuando nosotros destruimos y reensamblamos sus amados temas. Deben ser masoquistas (risas). Imaginate el caos que se produjo cuando tomamos a Mozart y sobre una base machacante, Nguyen Lê hizo un solo en la sinfonía número 41… sonó como Brian May con Queen (suelta la carcajada). ¡Qué lindo…!

Pensar que un músico de una sinfónica me dijo una vez que todos los músicos copian, que no hay nada original o que los músicos no hayan tocado antes…

Demasiado café y demasiado cigarrillo producen ese tipo de declaraciones (risas). Eso pasa cuando te enfocás demasiado en el “qué” y no lo suficiente en el “por qué” y “cómo”. Después de los 70’s pensé que había escuchado todos los sonidos posibles. Puede que así sea, pero de ninguna manera tenemos escuchadas todas las combinaciones… Variación es la llave, recombinando lo conocido para hacer algo nuevo. Eso te permite alcanzar tu propia identidad y servirá, a su vez, de inspiración a otras creaciones. Para ello, el compositor tiene que ir a niveles de mayor profundidad y el que escucha debe tener paciencia y suficiente curiosidad para comprometerse realmente con lo que escucha.

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