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John Hollenbeck: Songs We Like a Lot

 

songs we like a lotHow Can I Keep From Singing, True Colors, Constant Conversation, Close To You, Get Lucky Manifesto, The Snow Is Deep on The Ground, Up, Up & Away

Músicos:

John Hollenbeck: conducción, arreglos
Theo Bleckmann, Kate McGarry: voces
Uri Caine: piano
Gary Versace: melódica, órgano

The Frankfurt Radio Big Band / hr-Bigband:
Heinz-Dieter Sauerborn: saxo alto, saxo soprano, flauta
Oliver Leicht: saxo alto, clarinete alto, flauta

Tony Lakatos: saxo tenor, saxo soprano
Julian Argüelles: saxo soprano
Steffan Weber: saxo tenor, saxo soprano, flauta, clarinete bajo
Rainer Heute: saxo bajo, contralto clarinete, clarinete

Frank Wellert, Thomas Vogel, Martin Auer: trompetas, fiscornos

Axel Schlosser: trompeta, fiscorno, flumpet
Peter Feil, Günter Bollmann: trombones
Christian Jaksjø: trombón, bombardino barítono, trompeta baja
Manfred Honetschläger: trombón bajo
Martin Scales: guitarra
Thomas Heidepriem: bajo
Jean Paul Höchstädter: batería
Claus Kiesselbach: percusión

 

Sello y año: Sunnyside Records, 2015

Calificación: Sinuoso

 

El arte no tiene nada que ver con el gusto. No existe para que se le pruebe (Max Ernst)

 

El compositor y baterista John Hollenbeck es una figura de incontrastable predicamento en la música creativa de nuestro tiempo. En su trayectoria reciente han convivido en perfecta sincronía dos proyectos paralelos de equivalente calidad: The Claudia Quintet y el John Hollenbeck Large Ensemble. En el primero se amalgaman e interceptan el jazz, el post rock, la música de cámara y el folk; y en el segundo, esos mismo elementos se funden con un pensamiento orquestal de avanzada que aspira a profundizar algunos de los conceptos enarbolados en su momento por la denominada Third Stream o Tercera Corriente y, su precursor, el jazz sinfónico. En esa última veta, John Hollenbeck ha producido tres obras capitales: A Blessing de 2005 y Eternal Interlude de 2009 (ambas junto al John Hollenbeck Large Ensemble) y Joys & Desire de 2006, en este caso secundado por la Jazz Bigband Graz. Sin embargo, a partir de 2013 con el álbum Songs I Like a Lot, este proyecto dio un giro inesperado y Hollenbeck empezó a dejar de lado sus composiciones para privilegiar su rol como arreglista de temas pertenecientes a otros autores. En esa misma dirección se manifiesta ahora Songs We Like a Lot, producción discográfica que, al igual que en el álbum anterior, se materializa por intermedio de la Frankfurt Radio Big Band y las incomparables voces de Kate McGarry y Theo Bleckmann.

Los títulos de ambos trabajos –es decir; “canciones que me gustan mucho” y “canciones que nos gustan mucho”, respectivamente-  explican, sin eufemismos, cuál es la actual aspiración estética que impulsa y da vida a las formaciones extendidas encabezadas por John Hollenbeck.

El reemplazo de la acción creativa por la recreación enlatado en el contexto del gusto personal abre algunas incógnitas –que luego intentaremos develar – pero también da pie a reflexionar sobre la relación existente entre el arte y el gusto individual.

En el ámbito de la psicología del arte se ha establecido que el gusto individual tiene un carácter ambiguo e inconcluso ya que, siempre, está determinado por cuestiones étnicas, sociales, etarias y culturales. En ese sentido, algunos estudiosos en la materia han llegado a afirmar que los gustos y las preferencias musicales son una declaración de valores y actitudes. Incluso –como aseguraron A,J. Lonsdale y A.C North en Musical Taste and Ingroup Favouritism– “el gusto musical funciona como una credencial social de filiación grupal y contribuye al sentido de identidad para los individuos”  y puede ser también –según afirma J.H McDermott en Auditory Preferences and Aesthetics Music– que uno de los factores que más influye en el gusto musical “es la familiaridad con la pieza escuchada”  porque se tiende a preferir música “que ya se ha escuchado, que use el idioma del oyente o que sea reflejo de su propia cultura”.

Dejaremos para otro momento el intento por conjugar estas ideas con la tajante cita de Max Ernst que encabeza este comentario ya que, después de todo, la definición de lo que le gusta a cada persona termina reflejando quién es y, por ende, tiene el derecho a expresarlo sin perjuicio de que sea compartido -o no- por los demás.

Y John Hollenbeck no escapa a esta ecuación.

La apertura del álbum es con una versión del tradicional himno cristiano How Can I Keep From Singing, compuesto por el ministro bautista Robert Lowry y popularizado en la voz del cantante folk Pete Seeger,  a cuya memoria rinde tributo la lectura ofrecida por Hollenbeck. Un espacioso y aletargado preludio de temperamento minimalista es interceptado por arrestos orquestales que fertilizan el terreno sonoro para el ingreso de las voces de Kate McGarry y Theo Bleckmann –quienes se alternan, en ese orden, en el liderato vocal-  y la irrupción solista de Steffan Weber en saxo tenor. La pieza, tras un rutinario crescendo, se desvanece en una coda de pretendido lirismo que parece prescindir –deliberadamente- de matices expresivos.

A continuación, un etéreo pasaje cristalizado en la excepcional voz de Theo Bleckmann -primero secundado con delicadeza por el piano de Uri Caine y luego mediante una desangelada intervención de los vientos- da lugar a la, por momentos irreconocible, lectura del clásico de la cantante pop Cindy Lauper (compuesto por Billy Steinberg y Tom Kelly) titulado True Colors de 1986. Esta reinterpretación va adquiriendo, paulatinamente, una condición artificiosa y dulzona –acentuada por el acaramelado fraseo del saxo tenor de Tony Lakatos–  hasta resolverse mediante una obsesiva repetición del estribillo a la que parecen sobrarle un par de minutos. En definitiva, una versión que alterna momentos muy logrados con otros menos felices.

La siguiente propuesta es una aquilatada relectura de Constant Conversation, composición de John Hollenbeck incluida en el álbum Quartet Lucy de 2002, que se ha convertido en un clásico del repertorio escénico del John Hollenbeck Large Ensemble. El desarrollo de la pieza amalgama motivos arábigos con la lectura -a cargo de Kate McGarry- de un texto perteneciente al poeta místico sufí del siglo XIII: Rumi. La construcción dramática de la pieza elude el clímax pero resulta fortalecida por los aportes de Oliver Leicht en clarinete, Julian Argüelles en saxo soprano, Christian Jaksjø y Axel Schlosser en trompetas y, muy especialmente, por los ornamentos vocales de Theo Bleckamnn.

Close To You es una canción de Burt Bacharach y Hal David de 1963 -en su versión original interpretada por Richard Chamberlain- que luego alcanzaría fama mundial con la recreación ofrecida por The Carpenters en 1970. En la cálida y respetuosa rendición dispuesta por Hollenbeck van aflorando las aportaciones de Axel Schlosser en flumpet (hibrido de trompeta y fiscorno) y Martin Scales en guitarra, una protagónica labor vocal por parte de Kate McGarry y un cierre de carácter evanescente e inasible.

Lo más imaginativo de esta producción llega con la reformulación completa de Get Lucky del grupo Daft Punk. La exposición del tema –aquí rebautizado como Get Lucky Manifesto– confronta exuberantes arreglos orquestales y un clima asfixiante con la obsesiva lectura de la letra original (cuya autoría corresponde a Pharrell Williams y Nile Rodgers) traducida al ruso por un robot. El hecho de que la pieza más provocativa y arriesgada del álbum sea también la más breve, no parece ser un detalle menor.

A continuación entregan una atinada reinterpretación de The Snow Is Deep on The Ground, tema de John Hollenbeck sobre textos del poeta Kenneth Patchen que formara parte en 2012 del álbum What is the Beautiful? de The Claudia Quintet. La versión sigue el dictado de la partitura original pero adosándole adornos de dimensión orquestal y las sucesivas exposiciones solistas de Oliver Leicht en clarinete, Uri Caine en piano y Christian Jaksjø en trompeta baja.

El álbum concluye con el visible optimismo de Up, Up & Way, tema de Jimmy Webb que alcanzara celebridad a través de la versión proporcionada por The Fifth Dimension en 1967. La claridad en los ritmos, el enfático subrayado de una línea melódica enquistada en el inconsciente colectivo, los acertados aportes vocales de Kate McGarry y Theo Bleckmann y los tempos irregulares que exhibe la reexposición del estribillo en el final, terminan dando forma a una narrativa musical que –sin demasiadas exigencias auditivas- logra mantener su interés en todo momento.

John Hollenbeck, en Songs We Like a Lot, elabora una propuesta honesta, realizada a su gusto y con algunos destellos de talento pero bastante alejada de sus mejores trabajos. Y esto último, por cierto, también es una cuestión de gustos.

 

El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos (Francisco de Quevedo)

 

Sergio Piccirilli

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