El Ojo Tuerto

Juan Carlos Baglietto: El Cantante

Teatro Gran Rex – Buenos Aires
Viernes 24 de Noviembre de 2006 – 22:00 hs.

(Nuestro querido Horacio Poyo Magnacco asistió a este concierto de Juan Carlos Baglietto junto con Héctor Castellani quien, por las suyas, hizo una reseña del espectáculo. Con la generosidad que lo caracteriza, el Poyo decidió que no estaba para nada mal que se publicara lo escrito por Castellani, a quien desde ya le agradecemos infinitamente el magno aporte).

BagliettoDesde su irrupción en Buenos Aires, en aquellos días en que la dictadura daba su último manotazo tomando por asalto las Malvinas, Juan Carlos Baglietto es un caso curioso dentro del rock argentino. El género rock, en nuestro país, tuvo como una de sus características distintivas la proliferación de cantautores, es decir, solistas o bandas que naturalmente interpretaban -interpretan- sus propias composiciones. Esto que hoy puede parecer normal dentro del campo de la música popular, no  ha sido siempre así. El ejemplo del tango y del folclore dan cuenta de que las aguas entre autores e intérpretes han estado siempre –o casi- bien divididas.
En sus más de veinte años de trayectoria, sólo un pequeño puñado de las canciones que  grabó el rosarino cuentan con su firma (La censura no existe de Actuar para vivir, Modelo para armar del disco homónimo, Estaciones como siempre, de Ayúdame a mirar) y recurrió para el armado de su cancionero, fundamentalmente, a autores que, en muchos casos, interpetaron esas mismas canciones sin llegar al reconocimiento popular que si alcanzó holgadamente Baglietto, como el caso de sus coterráneos rosarinos Adrián Abonizio, Jorge Fandermole o Rubén Goldín.

BagliettoJuan Carlos Baglietto es, entonces, el intérprete, el cantante, el cantor de algunas canciones poderosas, de ésas que no faltan en cualquier fogón y que ya son inseparables de él y de su historia.
Todo lo dicho hasta ahora sirve para destacar la particularidad del artista Baglietto dentro de la escena del rock nacional y su importancia dentro del movimiento, aun sin destacarse como compositor. Es importante señalar que en aquel durísimo año ’82, la bolsa del rock argentino era enorme y cobijó a varias expresiones que en el recorrido posterior se fue desmadejando y acomodando de distintas formas. Algunos recordarán que el primer suplemento de cultura joven editado en un diario nacional, el Sí del diario Clarín, tuvo en su primer número al mismísimo Baglietto, año 1985.

Muchas cosas han pasado desde entonces; y después de  exactamente diez años el rosarino volvió a grabar un disco solista, luego de haber dedicado tiempo al dúo tangofolclórico con su amigo Lito Vitale y a su empresa de iluminación y sonido. Para acompañar el lanzamiento de su disco de estudio número 14 (sin contar discos en vivo y recopilaciones) Sabe quién…, Baglietto convocó a seis músicos intentando encontrar un buen apoyo en el equilibrio exacto entre juventud y experiencia; al cabo de algo más de dos horas de  música puede concluirse que el objetivo se ha logrado satisfactoriamente.
Con el siempre dúctil Daniel Homer (ex Víctor Heredia y el Che Trío) en guitarra, Cristian Judurcha (ex Vitale y Spinetta) en batería, Juancho Perone (ex Fandermole) en percusión, Adrián Charra en teclados y los  jovencísimos Víctor Charrión en vientos y Guido Martínez Quinzio en bajo, conformó una banda que puede expresarse con simplicidad en el ecléctico repertorio armado para la ocasión por el rosarino.

Sabe QuienDentro del nuevo material sobresalieron Parado, de Rubén Blades, Ángel y demonio de Daniel Salzano y Jairo, Azules de Adrián Abonizio, La casa de al lado del uruguayo Fernando Cabrera y Carcará, Marina y Tiempo de silencio de Jorge Fandermole. Este último tema, según se encargó de aclarar Baglietto, lo volvió a grabar (hay una versión previa en el disco Mami, 1986) en el nuevo trabajo ya que consideró que la canción requería de una interpretación más tranquila que aquella otra, más ostentosa, tal vez más acorde a la realidad de entonces.
El resto del material, como también señalara el cantante, deberá pasar por una segunda escucha para terminar de asimilarlo (especialmente Mundo Redondo y Tu decisión, cuyo autor, Javier Sánchez subió al escenario a interpretarlas junto con Baglietto, resultando lo más flojo del concierto).

BagliettoAlgunos hallazgos estuvieron dados por la elección de viejas canciones que pocas veces han vuelto a ser recorridas en vivo. La más sorprendente fue El loco en la calesita, aquel tema de Fito Paéz en forma de reggae, que Baglietto grabó en su tercer disco (Baglietto, 1983).
De aquel mismo trabajo (¿acaso el mejor de todos?) también reversionó Un gigante de ojos azules, Tratando de crecer (como siempre, con parte del público intentando algún paso de baile) y El Témpano (infaltable desde antes de ser registrada, en esta ocasión con una introducción con trío de cajón peruano ejecutado por Perone, Judurcha y el mismo Baglietto).
De trabajos más recientes no faltaron Corazón de madera, Príncipe del manicomio (una de las mejores letras de Abonizio), Solo de Fandermole y el punto más alto estuvo en la poderosa versión de Piedra y camino de Yupanqui, que en la interpretación de Baglietto logra una densidad pocas veces alcanzada.

Juan BagliettoPor último, la sorpresa de la noche, la frutilla para el público fiel que orilla los cuarenta, fue la presencia de Silvina Garré, invitada a cantar Era en abril, la primera canción que sonó en las radios de aquella movida llamada posteriormente Trova Rosarina. Canción que su propio autor, Jorge Fandermole, a esta altura del partido debe preferir no haberla escrito nunca. Para el caso, sin lograr un buen ensamble en la  interpretación, fue emotivo el reencuentro para los que vivieron ese cambio de aire que se avecinaba en el país y que ellos acompañaron poniéndole música.
El tiempo dirá, de ahora en más, qué, cuánto y cómo será el público que lo siga a Baglietto (por si a alguien le interesa). Queda claro que la intención, como su carrera, es seria y sencilla. Es de esperar que el rosarino sepa que aún tiene cuerda para rato, para seguir poniendo su voz al servicio de tantas canciones que, al contrario de lo que parece, lo siguen eligiendo, a él, El cantante.

Héctor Castellani

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