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Kris Davis / Ingrid Laubrock / Tyshawn Sorey: Paradoxical Frog

Iron Spider, Paradoxical Frog, Slow Burn, Canines, Homograph, Ghost Machine, On the Six, Feldman

Músicos:
Kris Davis: piano
Ingrid Laubrock: saxo tenor
Tyshawn Sorey: batería

Clean Feed, 2010

Calificación: Dame dos

El que domina a otros es fuerte, el que se domina a sí mismo es poderoso (Lao Tse)

Paradoxical Frog es un proyecto que reúne a tres de las personalidades artísticas más poderosas y con mayor proyección que han emergido de la nueva escena del avant-jazz y la música creativa en los últimos años.
La pianista canadiense Kris Davis, el baterista estadounidense Tyshawn Sorey y la saxofonista alemana Ingrid Laubrock no sólo se asoman al firmamento musical del siglo XXI como auténticos popes de sus respectivos instrumentos sino que también han logrado distinguirse entre sus pares por la originalidad y el fuerte temperamento compositivo que cada uno de ellos ha sabido enunciar en sus noveles pero fructíferas trayectorias individuales. Al igual que la mayoría de los representantes de la nueva generación del jazz de vanguardia, en el imaginario creativo de estos tres músicos (hoy radicados en New York) conviven múltiples proyectos simultáneos.
Kris Davis, en lo que va del corriente año, además de ser uno de los vértices de Paradoxical Frog ha presentado su nuevo trío junto a Tom Rainey y John Hebert en el álbum Good Citizen, integró con Stephen Gaucci y Michael Bisio el SKM Trio, participó del álbum debut de la Ingrid Laubrock’s Anti-House, ha colaborado en las bandas de las vocalistas Sara Serpa y Andrea Wolper, formó parte del sexteto que acompañó al baterista Jeff Davis en el álbum We Sleep Outside y contribuyó junto a Bill Frisell y Vinnie Colaiuta en la nueva producción discográfica del bajista Kermit Driscoll. Todo esto sin dejar de mencionar sus intervenciones en años anteriores en el RIDD Quartet y la Jon Irabagon’s Outright! y su concurrencia en giras junto a la John Hollenbeck’s Large Ensemble, Steve Swell, Ingrid Jensen, Theo Bleckmann, Chris Speed, etc.

La actualidad de la saxofonista Ingrid Laubrock no resulta menos subyugante. En estos días acaba de presentar en sociedad, a través del sello Intakt, su proyecto más reciente: Ingrid Laubrock’s Anti-House (Mary Halvorson en guitarra, John Hebert en contrabajo, Tom Rainey en batería y Kris Davis como pianista invitada). Ha mantenido una persistente sociedad musical con el pianista Liam Noble, materializada tanto en el dúo que los congrega como en las participaciones de este último en los álbumes Sleepthief y Nein. Laubrock también es cofundadora, junto a la vocalista brasileña Mónica Vasconcelos, del ensamble Nois4 y ha desarrollado una prolífica actividad como sesionista que incluye cooperaciones en la Django Bates’ Human Chain, el Jazz Jamaica Allstars, Siouxie and the Banshees, la Grand Union Orchestra, la compañía de danza de Frauke Requardt y el Seb Rochford’s Polar Bear.

Por su parte el baterista y multi-instrumentista Tyshawn Sorey, a través de su participación en el trío Fieldwork (en donde comparte créditos con Vijay Iyer y Steve Lehman) y con apenas dos álbumes como líder (los elogiados That/Not de 2007 y Koan de 2009) ha logrado erigirse como uno de los compositores más inquietantes y personales del nuevo milenio. En tanto que sus ampliamente reconocidas cualidades como baterista se manifiestan en la actualidad en diversos proyectos colectivos, tales como Steve Coleman’s Five Elements, Pete Robbins’ siLENT Z, el Steve Lehman Octet, el Samuel Blaser Quartet y el Pascal Niggenkemper Trio y le han permitido colaborar en el pasado reciente con Butch Morris, Wadada Leo Smith, Dave Douglas, Peter Evans, Muhal Richard Abrams, Ellery Eskelin, Michele Rosewoman y siguen las firmas.

Lo cierto es que Kris Davis, Ingrid Laubrock y Tyshawn Sorey, al reunirse en Paradoxical Frog, transformaron lo que pudo significar una batalla de egos o la disolución de sus respectivas personalidades en una experiencia estética nacida en la integración de la diversidad, reemplazando así el egoísmo de la individualidad por un proceso muy próximo al concepto que Carl Jung definiera como “individuación” en donde la autorrealización personal en enlace con los arquetipos del inconsciente colectivo, se manifiesta como imagen psicológica de lo divino  o “imago Dei”.
La forma elegida por el trío para consagrar su potencial individual en el ámbito de lo colectivo, hace que el proyecto evolucione de manera extraña e inhabitual pero sin alterar la naturaleza de sus componentes. Esas infrecuentes cualidades parecen tener correlato en el título del álbum, ya que Paradoxical Frog refiere a la Pseudis Paradoxa (o Rana Patito para los amigos), anfibio anuro que a diferencia de la mayoría de las especies va reduciendo su tamaño a medida que va evolucionando hacia la adultez. De hecho los renacuajos de esa especie llegan a medir hasta 25 cm. de longitud mientras que la “rana paradójica”, en su etapa adulta, puede alcanzar como máximo unos 7 cm.
En el afán por conocer algo más sobre las causas de esta sorprendente transformación, consulté al famoso biólogo, zoólogo y cosmetólogo Mario Crisólogo quien, para mi sorpresa, afirmó que la pseudis paradoxa no era la única especie que se encogía con los años. En tal sentido se utilizó a sí mismo como ejemplo y afirmó: “Cuando tenía 20 años era un joven esbelto y atlético, hoy ya no soy ninguna de las tres cosas y encima mido cuatro centímetros menos. Según mis cálculos a los 60 años, aun permaneciendo de pie, estaré hablándole cara a cara a mi perro pekinés.”

Lo concreto es que las formas en que se manifiestan las aspiraciones del trío en el álbum Paradoxical Frog no sólo se asemejan a los parámetros evolutivos de la pseudis paradoxa sino que también guardan relación con los principios filosóficos del Tao. En El Libro de las Transformaciones se expone que los cambios no son una casualidad sino que obedecen a lo que Lao-Tse denomina “la triple transformación”, integrada por un cambio cíclico (en donde los cambios luego de producidos regresan a su estado inicial), una transformación de evolución constante (en la cual un estado conduce a otro pero no se regresa al estado primario) y un tercer ciclo en el que se accede al conocimiento de las normas que conducen al hombre a su verdadera transformación. No podemos afirmar que este álbum derive en la autentica transformación de Kris Davis, Ingrid Laubrock y Tyshawn Sorey, pero es muy probable que tras esta experiencia retornen a sus respectivas carreras solistas (una forma de regreso al estado inicial enunciado en el primer ciclo de El Libro de las Transformaciones) pero que lo hagan con los cambios que genera el conocimiento adquirido; es decir, de acuerdo al segundo ciclo del Tao en donde la “evolución constante” hace imposible el regreso al estado primario.

La breve y frenética Iron Spider, una de las tres composiciones que aporta Kris Davis en este proyecto, nos sumerge en los rituales catárticos de la libre improvisación. Un fresco abrasivo y desenfrenado que se nutre de un lenguaje pianístico que parece asociar el cambio de los centros tonales y el cromatismo extremo de Richard Wagner con angulares fracturas heredadas de Cecil Taylor, los impiadosos patrones rítmicos ajenos a todo cliché que aporta la batería de Tyshawn Sorey y el impactante bagaje tímbrico que emerge del saxo de Ingrid Laubrock. Justamente a esta última pertenece la pieza que da título al álbum, la enigmática y sugestiva Paradoxical Frog.
La solidez estructural de esta composición permite que su curso armónico evolucione con naturalidad desde un pasaje germinal de poético lirismo hasta alcanzar su clímax dinámico con un torbellino instrumental en donde sobresalen el poderoso fraseo del piano de Kris Davis y un solo de batería a cargo de Tyshawn Sorey, pleno de matices y sutiles acentos. En los catorce minutos de duración de Slow Burn se divisan los contornos estéticos e intereses filosóficos que suelen animar las composiciones de Tyshawn Sorey: la austeridad del minimalismo, el reflexivo carácter anclado en los principios del Zen y la recurrencia a transitar una impronta estilística asociada a la música de Morton Feldman. Todo enaltecido por el económico aporte de la batería de Sorey, el amplio dominio de técnicas extendidas evidenciado por Kris Davis y la holgura idiomática que brota del saxo de Ingrid Laubrock. La animosa Canines (otro de los temas de Laubrock) recurre a delicados motivos luego interceptados por perturbadores fraseos en piano y finalmente rematados por una sorprendente coda próxima al avant-rock. A continuación Tyshawn Sorey, con su pieza Homograph, nos invita a atravesar el umbral de un intrigante territorio sonoro que parece tener fronteras con el principio de las “células musicales de evolución lenta” esbozado por Morton Feldman y los conceptos de “silencio total” que enunciara oportunamente John Cage. Luego, en abierto contraste climático, llegan la sinuosa dinámica vanguardista de Ghost Machine de Ingrid Laubrock y la deliberadamente difusa y austera On the Six de Tyshawn Sorey. El cierre, con Feldman de Kris Davis, oficia como una síntesis estética del trío en cuyo punto de intersección afloran las melodías fragmentadas, la importancia asignada a los silencios, la disonancia y la ausencia de clímax.
El eje conceptual de Parodoxical Frog, desde su título hasta su contenido, gira en torno a la importancia de las transformaciones. Y nada más transformador que la música.

La música puede transformarnos, puede volvernos locos pero también puede curarnos (John Cage)

Sergio Piccirilli

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