Por Los Codos

Luis Nacht

¿Hay un jazz argentino?

Yo creo que hay músicos de jazz en la Argentina y algunos reflejan más que otros de dónde son. No sé si hay un “jazz argentino”, pero es inevitable que muchas cosas se cuelan.
Sin dudas que hay músicas que las escuchás y decís “Argentina”.

¿Y de qué músicos vos los escuchás y podés decir “son de acá, de Argentina”?

¿Te repito la pregunta?

Esteee… ¿por cuánto estoy contestando? (risas). ¿Cuánto llevo acumulado? (risas). Ahora sí: ¿me repite la pregunta? (más risas).

Jamie BaumSepa usted disculpar pero no acierto a recordarla… (risas).

Mirá (intentando enderezar la cuestión), cuando nosotros vamos a tocar afuera el aliciente es muy importante, porque el que te escucha, si bien no te dice “eso es argentino”, se te acerca y te pregunta “¿de dónde sacaron eso?”. Pero no sé si es “argentino. Por ejemplo… en marzo del año pasado estuvimos en el Festival de jazz de Terrasa en Barcelona, con el cuarteto y después que nosotros tocó el grupo de (la flautista) Jamie Baum. Eran siete u ocho monos y todos tocaban fenómeno y el grupo sonaba tremendo, impecable. Y esos tipos nos venían a hablar de lo nuestro, de cómo se nos había ocurrido… y yo que estaba… paranoico… porque pensé que nos estaban cargando… y no… los tipos se mostraron entusiasmados y curiosos de verdad. Se da entonces eso, que por ahí la gente escucha algo diferente que no se sabe de dónde viene.

¿Cómo te llevás ahora con el país?

Me siento bien. Hay muchas cosas que no me gustan, por supuesto… la pobreza es un problema… a mí me cuesta salir a la calle… mis vecinos son gente pobre que tomaron una casa abandonada. Y la inseguridad… para los chicos es muy feo, tienen miedo. Y ves que hay otros lados en que eso no existe. Básicamente en los lugares donde la gente puede vivir decentemente.

¿Eso lo volcás en la música?

No… porque a mí, particularmente no me da miedo la situación.

Pero la pobreza te afecta…

Sí, me afecta el ánimo, ver a un pibe pidiendo en la calle es un golpe emocional muy fuerte.

¿Y qué creés que habita en tus composiciones más allá de la música?

No sé… (piensa). Yo compongo muy poco y creo que tiene que ver más con lo emocional del momento que con otra cosa. Una vez, recuerdo, que por una situación determinada necesité componer un tema.

¿Fue en la época en que formabas parte de la “trova latinoamericana”?

Claro…

¿Te acordás del nombre del grupo?

Sí, claro… el Grupo Sur.

Y de eso no hay registro…

Sí que hay… (risas). En LP. El grupo sacó tres discos y yo participé en dos (larga la carcajada). Estás tentado, ¿no? Si querés un día nos juntamos y lo escuchamos, a mí me divierte mucho… en realidad me da la sensación de que no soy yo…

¿Cómo te llevás con los colegas?

Bien… (pero aparece una sonrisa muy sospechosa). En serio… me llevo muy bien…

¿Qué tiene que tener un proyecto para que te interese?

Y… buena música y que haya gente divertida.

¿Gente divertida?

Por supuesto, si no es así, no fluye. Uno va tanteando y conociendo. Si el tipo toca fenómeno y es parco, no me jode. Ahora, si el tipo es tenso, ya no me banco la situación.

Y vos, ¿cómo sos?

¿En qué sentido?

Tenso, tranquilo, jodón…

Tengo mis momentos de nervios pero soy bastante relajado; tengo un handicap interesante (risas). Es raro, pero si estoy mal del hígado, por ejemplo, me pongo nervioso. Y soy muy exigente. Yo no me doy cuenta, pero mi mujer me lo dice… y tiene razón. Soy muy exigente conmigo y con los demás también. Con lo que escucho, con lo que como…

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