El Ojo Tuerto

Madeleine Peyroux: Perfume Francés

Greek Theater de Los Angeles.
24 de Junio de 2005

Madeleine PeyrouxEn el Greek Theater de Los Angeles, el viernes 24 de junio se presentó Madeleine Peyroux como parte del “Careless Love Tour”.
Esta cantante nació hace 31 años en Georgia, Estados Unidos, pero se formó musicalmente en París.
Cómo pasó de ser una artista callejera a convertirse, sin traicionar sus raíces, en un fenómeno de ventas, es un misterio que sólo puede desentrañar una investigación más profunda.
Tras participar durante varios años en Europa en “The Lost Wandering Blues & Jazz Band” retornó a su país natal para iniciar su carrera solista. En 1996 editó “Dreamland” augurando una prometedora carrera. Algunos se apresuraron en aquel momento a compararla con Billie Holiday y Bessie Smith. El tiempo demostró que no se equivocaban demasiado, ya que existe una palpable conexión entre el estilo de la Peyroux y la vieja lírica del jazz; pero también es cierto que, como asegura el pianista Cyrus Chesnut, esta chica “tiene una historia propia para contar”.
Contra todo pronóstico, pasarían ocho largos años para la llegada de su segundo disco, “Careless Love”. Sin embargo la espera no sería en vano. En ese trabajo se mezclarán composiciones propias con temas de Bob Dylan, Hank Williams y Leonard Cohen con un enfoque tan alejado de búsquedas vanguardistas como de la intrascendencia de esa explosión comercial que lidera Norah Jones.

Greek TheaterLa música de Peyroux está cargada de nostalgia y melancolía y su voz noctámbula parece apropiada para disfrutar de una noche bajo la luz de las estrellas y en buena compañía. El lugar elegido no fue muy íntimo que digamos. El Greek Theater es un anfiteatro ubicado en el Parque Griffith, un clásico para quienes visitan la ciudad de Los Angeles. La cita estaba pactada para las 7:30 PM. Tras eludir con éxito varios embotellamientos de tránsito, alcanzamos el objetivo a horario. Para nuestra sorpresa y como en esos juegos en donde uno pierde el turno y retrocede varios lugares, me ordenaron estacionar el auto en medio del bosque. Por suerte, el césped estaba resbaladizo como para agilizar un rápido y poco elegante deslizamiento hasta el teatro.

AndersYa en nuestras ubicaciones nos encontramos con Gabriela Anders en el escenario, quien hacía las veces de telonera de Madeleine Peyroux. Anders presentaba “Last Tango in Rio”, su último disco, en el que intenta fusionar jazz, tango, bossa, pop y r&b. La buena recepción que tuvo en parte de la prensa y público estadounidense había despertado expectativas entre los asistentes. La Anders “está destinada a dejar una marca en el mundo del jazz”. Bueno, por lo menos eso es lo que asegura la gente de la revista Billboard. Allá ellos. Sin embargo, su presentación en el Greek Theater nos dejaría más dudas que certezas. Si bien Gabriela tuvo una performance vocal más que aceptable, la propuesta fue difusa y predecible con una clara orientación hacia ritmos brasileños y ausencia de las anunciadas influencias tangueras. La banda integrada por Rene Toledo en guitarra, Michael Shapiro en batería, Randy Circo en bajo, Otmaro Ruiz en teclados y Kevin Richards en percusión, aportó muy poco y por momentos hasta pareció rebelarse a los designios de Anders. Por ejemplo, en los solos que sirvieron de presentación de cada uno de los músicos, fue notorio que el percusionista se negaba a concluir su parte y si el escándalo no pasó a mayores fue por el profesionalismo de Gabriela.
En síntesis: habrá que ver cómo se desarrolla en otro contexto y con una banda más dócil.

Ya el sol californiano ha desaparecido. Llega la noche y la sensación térmica comienza a descender. Noto con preocupación que no cuento con la indumentaria adecuada. Rápidamente deduzco que no serán de mucha utilidad las bermudas y las ojotas. Mucho menos el bronceador. Pero como éste es el país de las oportunidades…no lo van a creer pero en las inmediaciones hay un puesto de venta de frazadas (¡?), lo que demuestra que no he sido pionero en este tipo de desaciertos.

Madeleine Peyroux - Careless LoveYa reconfortado (por lo anteriormente dicho y por la frazada) y siendo las 9 PM, ingresa Madeleine Peyroux y ataca sin  preámbulos con “Don’t wait too long”, tema que compusiera junto a Jesse Harris y que integra su último disco. Los nenes que la acompañan son de temer: Kevin Hays en piano acústico y eléctrico, Ron Miles en trompeta, Matt Penman en bajo acústico y Scott Amendola en batería. Dos pantallas gigantes nos permiten obtener primeros planos de los protagonistas. El sonido es perfecto y Peyroux suena igual que en los discos. Se la nota delicada y dejando traslucir cierta timidez que pretende escudar detrás de su guitarra.

Al término de la canción, se dirigirá al público para dedicar el segundo tema a Howard Dean (político varias veces perdedor en elecciones internas del partido demócrata). Se escuchan risitas nerviosas y republicanas y arranca la primer estrofa de “Don’ t cry baby” (No llores nene), también de “Careless love” pero en versión más extensa que la original, incluyendo un descollante solo de Ron Miles en trompeta y una sutil intervención de Kevin Hays en piano eléctrico. Para el tema siguiente Hays pasará al piano acústico para hacer una versión del clásico de Leonard Cohen “Dance me to the end of love”. La Peyroux nos embriaga con su voz. Se observan parejas haciéndose arrumacos. Otros se frotan entre sí para combatir el frío de la noche y no con menos romanticismo.

Madeleine PeyrouxLa Peyroux nos hablará de su pasión por la literatura de Rimbaud y Dylan Thomas y haciendo un juego de palabras presentará el siguiente tema “You’re gonna make me lonesome when you go” de Bob Dylan (“Rim-baud Dylan” dirá ella), con un luminoso solo de Hays en piano acústico y una profunda y melancólica performance vocal de Madeleine. Sigue la fina nostalgia de “Between the bars”, uno de los pasajes más logrados de “Careless love” y el público responde con un suspiro colectivo. Luego tributará homenaje a su pasado parisino y cantará en francés “J’ai deux amours” con una intro a capella y posterior solo de trompeta del siempre sutil y acertado Ron Miles. De allí pasarán al tema que da título a su último disco que marca el retorno de Hays al piano eléctrico y luego al clásico de Hank Williams “Weary Blues” con una introducción de Peyroux en guitarra acústica y adecuadas intervenciones de Matt Penman en bajo y (una vez más) Ron Miles en trompeta.
A continuación, otro momento romántico bajo las estrellas: “I’ll look around”. Pegadito irá una extensa versión de “All of me” con largos pasajes instrumentales en los que cada miembro de la banda tendrá su momento de brillo, en especial Scott Amendola con un ascético solo de batería cargado de fineza y creatividad. Seguidamente Peyroux interpretará por primera vez en la noche un tema de su disco debut, “Walking after midnight”. Y el público, demostrando que no está allí por casualidad, lo reconoce de inmediato. Para el tema de cierre la elección recayó en “This is heaven to me”. Madeleine, ahora sin guitarra que la proteja, se ve más vulnerable e indefensa. Y aún así nos acuesta (en el mejor sentido de la palabra).

Para ese entonces entre el público ya hubo varias promesas de amor eterno y algún que otro compromiso matrimonial. Parece que no es suficiente. Como decía Roberto Galán: “hay que besarse más”.
Peyroux vuelve y, solita su alma, nos regala el clásico de Edith Piaf  “La Vie en Rose”.
Así concluye la noche.
Envueltos en una frazada, bajo las estrellas e impregnados de perfume francés.

Sergio Piccirilli.

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