Por Los Codos

Marcelo Moguilevsky

Puente CelestePuente Celeste es un grupo creado por Santiago Vázquez y que hoy conforman Vázquez (percusión, berimbao, mbira, tablas, guitarra y voz), Luciano Dyzenchauz (contrabajo, percusión y berimbao), Lucas Nikotián (acordeón, piano y flauta traversa), Edgardo Cardozo (guitarra, requinto, acordeón, cajón y voz) y Moguilevsky (clarinete, clarón, flautas dulces y voz). Tienen tres discos en su haber: Santiago Vázquez y Puente Celeste (1999), Pasando el Mar (2002) y Mañana Domingo (2004).
La agrupación Será Una Noche grabó dos discos para el sello M & A Recordings; el primero de ellos Será Una Noche en 1999 y el segundo, La Segunda, en el 2003.

Lo de Será una Noche surgió como algo paralelo a Puente Celeste.

Sera Una NocheSí y casi involuntario; lo gestó Todd Garfinkel (productor del sello M & A) que nos pide que hagamos “un seleccionado argentino, pongan lo que tengan ganas, algo ecléctico y divertido con una buena voz adelante (primero Pedro Aznar, después Lidia Borda) y hagan una versión propia del género”. Para mí fue fantástico; te mete en otro lado, a mí me encantó y lo haría de nuevo. Además funcionó y muy bien. En Europa está visto como un disco del carajo e incluso el segundo más que el primero. Las críticas que me han llegado son impresionantes.
La Segunda se edita en junio acá por el Club del Disco, un proyecto de Santiago Vázquez. Los derechos del primer disco no los tenemos.

La SegundaMoguilevsky ha formado parte de la agrupación Cuatro Vientos con el que grabó dos discos: Cuatro vientos (1989) y Soplando una historia (1991); y ha compuesto y arreglado mucha (pero mucha) música para cine, teatro y danza.
Entre otras, ha realizado la música original para los largometrajes Esperando al Mesías (premio Cóndor de Plata a la mejor música de cine en el 2000), Locos de contentos y arregló las bandas sonoras de Cohen vs. Rossi y Sol de otoño.
En teatro musicalizó M. Butterfly, Extrañas figuras, La lista completa, Locos de verano, Casino y De Protesta.
En sus trabajos para danza y ballet, podemos destacar Como una cuerda tendida entre dos alas, la música original para ballet de la compañía Nucleodanza, Arena, Agua, En órbita, Ave de Ciudad, etc.

El contacto más fuerte con el cine y el teatro fue a través de Edgardo Rudnitzky, un músico con el que trabajé muchos años; al principio me llamaba para colaborar con él y empezó a pasarme algunas cosas de cine y de teatro danza; yo después me fui ganando algunas por propio peso y ahora hace como un año que no hago nada de eso y la verdad que no tengo mucho interés hoy día; porque si bien me  hizo crecer mucho, es algo que me pide mucho y la devolución es escasa. Me resultó muy difícil trabajar con directores o gente que no me interesaba o donde tu trabajo no se valoraba, pero aprendí a pensar con todas las partes del cuerpo y no sólo con las manos.
Lo que más rescato de lo que hice es Casino, que hice con Diego Kogan (Teatro Payró, 1998). Fue buena la experiencia. Y en la última que hice, De Protesta, con Tantanián (Teatro San Martín, 2004), también crecí pero terminé muy peleado con la gente y me hizo volver a pensar hasta qué punto vale la pena meterse en grandes producciones cuando no estoy realmente convencido de lo que estoy haciendo.

¿Es cierto que una vez fuiste con un grabador y les pediste a los actores que hicieran ruidos y a cantar…?

Ehhh… mirá vos… eso estuvo bárbaro… Fue en Locos de Verano, de Marcove (Teatro Pte. Alvear, 1999). Me fui con un DAT con dos micrófonos y los empecé a dirigir (actores que no cantan, está claro); capturé eso y empecé a trabajar la banda sonora con eso y fue muy bonito; todo se usó para la obra. Eso estuvo bueno, porque además me encontré dirigiendo de manera muy básica a actores que no estaban para nada acostumbrados a hacer algo así y para mí fue bien rico… la verdad que es bueno que me lo recuerdes porque a mí me va quedando todo eso como en una valija vieja.

¿Vos fuiste a un colegio católico?

Mogui - LernerUhhh… era un colegio laico. Lo que pasa es que en primer grado enseñaban catecismo y en esas horas yo me quedaba afuera; después, de segundo a séptimo fui a uno judío. Hice primer año en un colegio mixto judío y me llevé todas las materias hebreas, lo que marcaba claramente las distancias; entonces me fui al Mitre, que era laico pero había mucha gente judía y terminé en el Roca… porque del Mitre me echaron. Terminé el colegio con muchas dificultades; era la época del proceso, los preceptores eran canas, había mucha persecución, mucha molestia…

Y después hiciste la colimba.

Claro; en realidad primero me fui a Europa, en el viaje de la flauta rodante y cuando volví me enchufaron en la colimba en la época de las Malvinas.

Después de esas experiencias en los colegios y en la colimba ¿te dieron ganas de meterte a estudiar en algún lado?

Cuando volví de Europa yo tenía 18 años y tenía prórroga para la colimba; estudié dos años en la U.C.A. (Universidad Católica Argentina) para entrar a la carrera de composición. Y después de esos dos años, a la colimba.

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