Mariano Otero

1 Comment

Te lo preguntaba porque se te ve habitualmente atento a lo que ocurre…

Ojo que tengo anticuerpos…

Pero no estás impermeable…

Pasa que estar al lado de Florencia (Peña, su esposa, actriz) me ha dado un montón de enseñanzas. Ambos somos muy sensibles. Hemos hecho terapia, con profesionales, entre nosotros… Entiendo por dónde vas y no es un punto menor en mi vida porque no tengo una vida paralela a los demás músicos de jazz. Pero aprendí a no dispersarme y también a no prestarle mucha atención a victorias y derrotas. Yo trato de conectarme con otras cosas. Lo que me mantiene a salvo son la calidad y pureza de mi trabajo, la honestidad, mi relación con mis compañeros, mi familia, gente a la que quiero y admiro como vos u otra gente que cuando hacen algo lo hacen con honestidad… y ésa es mi red. Ahora… una vez que subís a un escenario corrés riesgos. Es el coraje en contraste con el que no se anima a mostrar lo que hace.

¿Y por qué creés que los músicos de acá, en general, no se bancan una crítica?

(Piensa) Cuando uno escribe música como un acto de honestidad, de responsabilidad, de carácter, y sobre todo de amor (recalca) y después ensayás y dejás de lado cosas, y vas a tocar y tratás de ser un artista íntegro, sin especulaciones y necesario, si se quiere, para la sociedad y de repente un tipo vierte una opinión basada en la subjetividad, sin transformarla en algo tangible y sin aclarar que se trata de una descripción subjetiva de algo que no le gusta, dando a entender que lo que critica es malo y no como… y ojo que no es demagogia esto… pero yo te he visto a vos hacer esa aclaración y es algo muy sano… en cambio lo otro genera confusión y al artista probablemente lo angustie. Cuando la posición del que opina no está clara, se complica. Aunque la verdad… (piensa) no es algo que a mí me parezca determinante.

Yo lo que creo es que el músico argentino es quisquilloso, pero también que los “críticos” no tienen elementos… y no se animan.

Sos un turro.

¿Por qué?

Es que acabás de mencionar dos componentes… fatales…

(Haciendo caso omiso al comentario) Y yo creo que va en contra del movimiento, porque no hay crítica objetiva y cuando aisladamente se produce alguna, el músico dice “por qué a mí si nunca le pegan a nadie”. Porque sin ir más lejos… ¿cuánto hace que en los principales diarios no hay una crítica mala?

Bueno… está claro que midiéndolo en relación al trabajo que uno hace, lo que se publica (en general) es muy poco serio. Hay mucha liviandad y poca responsabilidad, no se investiga y no se tiene cuidado.

Tuvimos una breve interrupción ante un requerimiento de los albañiles. Al retomar, charlamos (más) informalmente acerca de varias cosas. De la fuerte apuesta que viene realizando Delfina Oliver, de lo interesante que resulta el disco debut de Bárbara Togander, de la actitud que un músico debe tener frente a un escenario, del concierto de Dave Douglas, y de pronto…

Hay que tratar de desapegarse un poco cuando uno es un artista. Un pintor no puede pensar en quien va a observar un cuadro. Porque un artista no tiene que pensar en el delivery, porque ahí estás listo. A mí, Rodrigo (Domínguez) y (Fernando) Tarrés me dijeron que les gusta mi música porque les llega de manera muy natural. Pero no hay un cálculo previo.

Antes dijiste que te gusta llegar al fondo. ¿Por eso tus temas son largos?

(Piensa) Yo busco el todo de lo que tengo que decir. Saco todo y después se termina solo. Mi único objetivo es que en cada tema esté todo. Es más, las cosas que escribo podrían hasta ser más largas. Pero es mi necesidad.

¿Por qué los solos?

Para mí son parte del tema. Más aún en este disco nuevo. En “Cu4tro”, todos los solos son un desarrollo de la composición. A mí lo que me interesa de los solos es que formen parte de la composición. En “Buzzy” los dos solos están ahí porque son necesarios. Yo no pongo ninguno de relleno. Y son bastante cortos. El más largo es el que hace Juan Cruz (de Urquiza) en “Brown”, que son tres coros. Pero es necesario para lo que viene.

Otra cosa distinta en este disco es que no hay composiciones ajenas.

No. Iba a haber una pero no pegaba con el resto del material, pero igualmente no iba a entrar porque incluso un tema mío, “Epílogo”, lo grabamos pero quedó afuera.

Después de lo conversado no me sorprendería que apuestes a la síntesis, a un disco con “miniaturas”

Y es muy probable… de lo que sí estoy seguro es que siempre voy a apostar por la necesidad del momento. Igualmente ahora quedé seco. Me exprimí. Entregué mucho y no es fácil arrancar. La verdad que pienso que la Orquesta me va a acompañar siempre como vehículo necesario y permanente. Aunque me aparte momentáneamente. Ahora voy a hacer la música para una película, es mi primera vez…

Bueno… tal vez ahí tengas espacio para algunas miniaturas…

Puede ser… pero la síntesis tiene que venirme de adentro. Porque puedo escribir cosas cortas pero no quiero especular. Yo necesito sentirme en paz y ser realmente honesto. Y es a pesar mío. Después yo provoco otras cosas, desde lo espiritual y lo creativo, pero no puedo no ser honesto conmigo.

Ya que mencionaste la palabra “espiritual”, con la religión, ¿cómo te llevás?

Fui al Vaticano y no entré a la Capilla Sixtina (risas). No sé si eso te dice algo… Creo que soy el único de mi familia que no tomó la comunión. Yo creo que la verborragia compositiva que tengo tiene que ver con la necesidad de escaparle a la muerte. Escribir música puede tener algo que ver con la espiritualidad, pero no sé cómo me llevo con la religión porque me parece muy zonza la existencia de las iglesias y cómo se utiliza la fe en estos días. Quinientos años atrás… puede ser. Pero hoy no entiendo la existencia de las iglesias, las sinagogas, los curas, las monjas…

Vos creés que la religión se asocia con la muerte…

Y… todo el tiempo te lo relacionan con eso. Lo que te va a pasar cuando te mueras, lo que le pasó a los que se murieron… yo soy muy racionalista… ser racionalista y zurdo no pegan con la religión. Tengo muchas más cosas para objetar que para adherir.

Con la política, ¿es lo mismo?

Yo de chico viví muchas experiencias. Fui militante en el Centro de Estudiantes, formaba parte del Centro de Estudiantes secundarios de Avellaneda, trabajé en un asentamiento en el sur de la provincia, participé de toma de tierras, trabajé con Eliseo Morales, un padre tercermundista que tenía una iglesia rara… una iglesia contra la iglesia y ahí hicimos talleres con los pibes, les enseñábamos a escribir, hacíamos deportes, traté de aportar lo que podía en esa época y creí y creo en un montón de cosas pero no encontré un lugar dónde canalizarlas. En su momento, con unos compañeros pusimos un Centro Cultural en Avellaneda y fue una época de mucho debate y aprendizaje para mí. Luego conocí Cuba y lo defiendo a Fidel. Mi tío abuelo fue un militante radical hecho y derecho, muy honesto, que fue senador en la época de Alfonsín y que siempre vivió en la misma casa y nunca tuvo auto (nota: Edison Otero fue fundador del Movimiento de Renovación y Cambio perteneciente a la UCR y presidente provisional del Senado. Falleció en 1999 a los 82 años). Siempre estuve muy cerca de las cuestiones políticas y me encanta charlar sobre el tema. Pero hoy hay mucho facilismo y poca profundidad en las conversaciones. Que alguien venga y te tire una sentencia y que no pueda sostenerla… me molesta. La falta de conciencia, el desconocimiento de la historia, lo que promueve que haya gente diciendo que en los ’70 hubo una guerra. Y para que haya una guerra tiene que haber dos bandos. Acá lo que hubo fueron unos hijos de puta que asesinaban, secuestraban y torturaban gente. Eso me angustia. O cuando alguien, sin tener la menor idea de lo que pasó y pasa, te dice que Cuba es una dictadura. Y en determinados momentos dejo de pensar. Y me jode porque me interesa… Hay una ausencia de conocimientos tremenda y a mí me pasa también; y como no quiero ser un “ignorante atrevido”, me cuido cuando no tengo los elementos necesarios.