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Mario Pavone Sextet: Deez to Blues

Zines, Deez, Xopo, Dances 3/5, Day Of the Dark Bright Light, Ocho, Second-term Blues 


Músicos:
Mario Pavone: bajo
Steven Bernstein: trompeta
Howard Johnson: tuba, saxo barítono, clarinete bajo
Charles Burnham: violín
Peter Madsen: piano
Michael Sarin: batería
Playscape, 2006

Calificación: A la Marosca

El jazz es fruto del encuentro de la tradición musical africana y la europea .

Ese encuentro surgió a raíz de la llegada de los esclavos negros a Estados Unidos en los albores del siglo XVII.

Dos siglos más tarde (eso sí que es llegar tarde) las iglesias bautistas y metodistas impusieron la religión cristiana a los esclavos.

Uno de esos esclavos, al que por su estilo tan particular apodaban El Negro, encontró en los textos del Antiguo Testamento analogías aplicables a su propia situación y halló en los coros una forma de expresión de la realidad circundante.

En lugar de callarse, El Negro (que tenía vocación artística), se presentó en Operación Triunfo. Pese a que ese programa era conducido por Marley, el Negro no se volcó al reggae sino al jazz… y ganó.

Aunque parezca contradictorio, El Negro había dado en el blanco.

Con el paso del tiempo(¡mire qué Antigua es la música de fusion!), esos salmos fusionados con la tradición africana darían lugar a lo que se conoce como Gospel.

Curiosamente, El Negro ya no veía el panorama tan ídem.

Por ese entonces la música profana vivía en concubinato con la religiosa. De esa relación ilegal nacieron como forma de expresión las canciones de plantación o baladas.

No ovaladas ni ovuladas (pese a tratarse de un nacimiento).

Éstas, a su vez, derivarían en una de las máximas expresiones musicales afroamericanas: el blues.

Fueron las épocas en que El Negro hizo furor.

Llegó la denominada negromanía.

Todos querían ser negros… menos Michael Jackson.

Si nos atenemos a criterios musicales, el blues es una estructura de doce compases que utiliza la alteración de la tercera y séptima nota de la escala: las llamadas blue notes.

Más tarde llegarian Pappo’s Blues, los blue jeans y los omniblues (colectivos que transportaban esclavos). Pero ésa es otra historia…

Luego llegó Lincoln y los esclavos pasaron a ser ex-clavos.

Después de Lincoln llegarían las galletitas Rhumba y las Chocolinas…

Pero no pasó demasiado tiempo hasta que aparecieron los muchachos del Ku Klux Klan y con su habitual seriedad dijeron: Basta de humor Negro.

Serían dias grises para El Negro. Sin embargo, su huella en la música sería indeleble. Había puesto negro sobre blanco.

Después de su paso, curiosamente, todo estaba más claro.

Deez to Blues es el disco con el que Mario Pavone presenta su nuevo proyecto musical: El Mario Pavone Sextet, en el que se aproxima (¿lateralmente?) al blues y a las fuentes del jazz.

Más que un acercamiento… es una penetración.

Pavone consuma la tarea utilizando la dureza del free y la contundencia del avant-garde.

En función de los alcances y resultados podríamos aseverar que su propuesta, en una primera lectura, guarda pocos puntos de contacto con aquellas baladas que improvisaron los esclavos negros en las plantaciones (que para furia de éstos, eran de algodón… blanco).

Sin embargo, al profundizar, observamos que Pavone dirige su mirada a aquellas fuentes.

Ante todo aclaremos que Mario Pavone no es el hijo adoptivo de Rita Pavone y Mario Bros. O por lo menos no estoy en condiciones de asegurarlo, ni tengo pruebas a la vista en este momento.

Tampoco es un músico de color… como El Negro…

El compositor y contrabajista Mario Pavone ha logrado construir una trayectoria que inspira respeto y admiración.

Muchos lo asocian con el Thomas Chapin Trio (grupo que integró hasta el fallecimiento de Chapin en 1989), pero también ha sido un frecuente colaborador de Anthony Braxton.

Ha participado en discos y giras junto a Paul Bley, Archie Shepp, Wadada Leo Smith, Ray Anderson, Mark Helias, Gerry Hemingway… por sólo nombrar unos pocos.

Todo esto, además de una destacada carrera solista.

En este nuevo proyecto cuenta con la invalorable colaboración de Steven Bernstein, quien participa en trompeta pero además aporta los arreglos en seis de los siete temas incluidos en este disco.

La dupla Pavone/Bernstein desarrolla aqui un tejido armónico elaborado y complejo pero sin perder naturalidad.

Crea una atmósfera salvaje y deshinibida a la manera en que lo hacía Mingus cuando trabajaba sobre armonías ellingtonianas con el agregado de disonancias y alteraciones rítmicas abruptas.

Un claro ejemplo de la orientación de esta obra es el tema de inicio Zines, en donde se aproximan a las fuentes del jazz con un fuerte protagonismo de la sección rítmica y con permanentes fracturas de tiempo que le otorgan una atrapante complejidad.

Mientras Bernstein irrumpe con su trompeta sin slide, Burham juega con su violín en tono folky para luego desembocar en un laberíntico solo de piano a cargo de Madsen… finalmente Pavone pide permiso y alcanza a elevarse con un poderoso solo…

En Deez, Sarin y Burham comandan las acciones y los arreglos de Bernstein hacen el resto. Habrá espacio para Johnson en barítono.

Xopo es el tema más extenso. Aggiorna en forma sutil la tradición del jazz con innovaciones estructurales provenientes del downtown neoyorquino.

Dances 3/5 nos ofrece una intro con Pavone en arco y un sostenido pizzicato en violín. El tema va ganando en intensidad para luego desinflarse con total naturalidad, mérito que corresponde atribuir a los arreglos de Steven Bernstein

El delicado blues Day Of the Dark Bright Light es la única composición que no pertenece a Pavone.

Su autor es otro que se las trae: Marty Ehrlich.

Ocho es un swing en donde la tuba marca las líneas de cal en la cancha mientras el resto juega un partido de ida y vuelta.

Como corresponde termina en gol.

El cierre es con con una joyita: Second-term Blues.

Abre con un solo de bajo que nos ubica en un black spirituals en el que Pavone hace las veces de voz líder y los demás instrumentos la parte coral. Luego se produce una impecable catarsis grupal…

Síntesis: El MPS – mps.

¿Qué pasa? ¿No dije síntesis acaso?

Está bien… El Mario Pavone Sextet – me parece sensacional.

Sergio Piccirilli

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