Oasis: It's only Oasis… but I like it!!!
Campo Argentino de Polo – Buenos Aires
10 de marzo de 2006 – 21:00 hs
No hay nada más predecible que un show de Oasis.
En su tercera visita a nuestro país, los hermanos Gallagher ofrecieron lo de siempre: un buen show con un mal sonido (faltó volumen) y que careció de sorpresas, pero que hizo delirar a las casi 45.000 personas que se dieron cita en el Campo Argentino de Polo.
Sí… mucha gente para mi gusto… mucho adolescente que presenció cómo el quinteto de Manchester recorrió a lo largo de una hora y media temas de su último disco Don´t Believe the Truth y algunos clásicos inoxidables, ésos que pertenecen en su mayoría a los dos primeros discos de la banda y que supieron resucitar al pop inglés en plena era grunge.
Los Oasis tienen menos onda que pelo de ponja, algo que uno también sabe de antemano; apenas algunas palabras en un inglés inentendible fue todo el contacto con el público. Fieles a su estilo, los cuatro integrantes, salvo Zak Starkey (hijo de Ringo Starr) y gran baterista, permanecen atornillados en su lugar, inmutables. Con Liam y con sus manos detrás del cuerpo, colocándose debajo del micrófono y destilando una arrogancia que parece ser lo que más atrae a la gente, se produce algo extraño: la indiferencia de la banda es lo que mantiene al público en cierto estado hipnótico… es raro…
El grupo mostró inteligencia a la hora de armar el repertorio, logrando un buen equilibrio entre los temas del nuevo disco y los clásicos y sin que el show decayera en ningún momento.
La cosa arrancó con Turn Up the Sun y Lyla; estamos en un estadio abierto y con bastante viento, el sonido no era el mejor, pero la banda empezaba a calentar motores; y fue después del segundo tema cuando “la voz organizadora”, aquella misma que indicó antes de que comenzara el show que el mismo se iba a retrasar quince minutos porque la gente aún seguía entrando, como si se fuera a ir alguien… en fin… decía… esta voz pidió después del segundo tema que la gente se calmara: parece que se apretujaban demasiado adelante… mejor sigamos con el show.
Morning Glory y Cigarette and Alcohol, esta última dedicada por Liam Gallagher a Maradona, levantaron un poco al público que sin dudas esperaba los clásicos; así y todo, el mayor de los Gallagher tomó la voz de mando e interpretó The Masterplan, una semi-balada en una exquisita versión; con el menor de los hermanos otra vez en escena, Songbird siguió en la lista, un tema inocente y efectivo y, del último disco, Mucky Fingers, una linda canción hasta que aparece la armónica, como siempre…
La dupleta Live Forever y Acquiesce, clásicos del grupo, movilizaron a un público que coreó Wonderwall y lo mejor de la noche: Dont Look Back in Anger, esa canción que tiene acordes tan parecidos a Imagine de Lennon, hasta resultar un obvio tributo.
Rock n´Roll Star: en estas canciones Liam Gallagher es insuperable… esa voz chillona… a puro grito y verborragia… es inimitable.
Me voy pero vuelvo, Guess God Thinks I’m Abel y The Meaning Of Soul (también de su último álbum) dejaron expectante a un público que intuía final… y entonces otro clásico… pero esta vez no de su autoría: My Generation, aquel himno de los Who, tuvo una muy buena versión que sirvió de cierre para el show.
La banda parece consolidarse con esta nueva formación y las canciones del último disco sonaron, en vivo, dignamente; no vislumbramos clásicos desde hace un tiempo, son los viejos temas los que siguen justificando la entrada a un show que antes de empezar ya sabemos por dónde va ir.
No hay sorpresas, pero al fin y al cabo es una banda de rock tocando en vivo y, sinceramente, no necesitan mucho más…
Cristian Woinarowski