Por Los Codos

Ornette Coleman

Parece peligroso aceptar que no haya lógica…

Eso no es peligroso. Es humano. La música describe cosas que sólo pueden activarse a través del amor y la vida. En el medio no hay nada.

En el amor y en la vida tampoco hay mucha lógica…

No hay una prueba científica para el amor o la vida. No necesitás un diploma para amar. Un día decidís casarte con una mujer simplemente porque la amás, no la llevás a un laboratorio para que después de un análisis científico llegues a la conclusión: “muy bien, debo casarme con este espécimen” (risas). No podés decirle a una mujer “sos mía” pero sí podés decirle “vení conmigo…” 


Lo malo es que a veces aceptan… (risas)

Sí, pero todas preguntan “¿adónde vamos?” (risas). El ser humano es la forma de vida más avanzada de toda la existencia conocida… la forma más avanzada del amor y el amor no requiere de palabras. No hay una prueba que pueda demostrártelo ni necesitás un diploma para amar. El amor existe porque no tiene metas: es sólo causa y efecto, es la razón para cambiar las cosas o activar algo, es lo que determina que seas feliz o no. Y lo más maravilloso del ser humano es que a veces las palabras no alcanzan para describir el amor, la vida o lo que sentís… Para eso está el arte.

¿Y cómo se trasladan estos conceptos a lo mundano? Si uno va al supermercado no puede pagar con “arte” o “amor”… (risas)

Los seres humanos hemos creado un montón de cosas, las clasificamos, les dimos un precio e incluso nos han hecho creer que nuestro crecimiento como personas depende de la cantidad de esas cosas que lleguemos a tener. A eso me refería cuando dije que hay que hacer un trato con eso y a aceptar que parte de lo que nos rodea no tiene lógica en relación con lo uno cree. No debemos renegar de esas cosas, hay que usarlas para obtener más información, para aprender o simplemente estar en mejores condiciones o mejorar nuestra calidad de vida. Tenés mucha razón cuando decís que uno no puede ir al supermercado y pagar con “amor” o “arte”; pero tampoco, y por más dinero que haya en tu billetera, podes ir al supermercado a comprar “amor” o “arte”.

El conocimiento de ese mundo relacionado con el funcionamiento del sistema llamado comercio o mercado, ¿no es una prioridad para vos?

La naturaleza humana existe antes que esos valores y jerarquías. Lo más triste en el mundo es cuando un ser humano hace que otros seres humanos se sientan menos de lo que son por no tener esas cosas que el mercado entronizó. Tenemos que utilizar lo que llamamos cerebro para compartir nuestros valores más profundos con el otro y para eso hay que liberarse de reglas y convenciones.

Antes mencionabas que el arte describe aquello que las palabras no alcanzan a definir; si enlazamos conceptos podríamos asegurar que el arte también es una forma de compartir nuestros valores más profundos. En ese sentido, ¿el arte debe liberarse de reglas y convenciones?

El arte es una convicción personal que tiene que ver con lo humano y lo humano es lo eterno, lo auténtico, lo verdadero. La verdad no es luz u oscuridad, alta o baja, buena o mala, felicidad o tristeza, la verdad es todo eso al mismo tiempo. Es la vida. Cuando ejecuto un instrumento sólo estoy tratando de ponerme en contacto con la vida, por ende el arte no necesita liberarse de reglas y convenciones ya que éstas son sólo una jerarquización del conocimiento que, de acuerdo a cómo lo utilicemos, ayudará o no en el proceso creativo. Por ejemplo, yo me considero compositor de música y eso también es una convención. Sin embargo utilizo el concepto para que allí desemboquen las ideas. La música es como una forma de vida en permanente crecimiento… Es algo que nunca morirá y que continuará evolucionando día tras día.

Toda evolución implica un cambio de forma, un desarrollo o transformación de las ideas. ¿En qué medida considerás que contribuiste en la dinámica evolutiva de la música?

Creo haber experimentado todo lo que estuvo a mi alcance y todavía lo sigo haciendo. Es muy difícil hacer música sin el conocimiento apropiado, sin conocer sus códigos secretos. El conocimiento aplicado a la música es la receta que te permite hacer las cosas de la mejor manera. Pero lo más importante es conservar la libertad. En la música occidental existen 12 notas, así era cuando nací en el ’30, así fue antes y así es ahora. Por lo tanto la libertad a la que me refiero es la de llegar a utilizar esos códigos de manera que puedas expresar tus emociones, tus creencias, tus ideas, tu propia verdad.

Debo deducir que tu principal contribución en la música fue darle más libertad…

Bueno, no exactamente más libertad sino expresar la libertad que ya existía.

O sea que en la música hay un solo tipo de libertad y que uno puede decidir ejercerla o no.

Entendiste perfectamente.

Pero además de la libertad supongo que dominar los códigos de la música es imprescindible, ¿no?

No, eso no importa… o por lo menos hasta que alguien te lo pregunte. (risas)

Bueno, te lo estoy preguntando… (risas)

Las doce notas son doce títulos diferentes para un mismo sonido. Por lo general, la manera en que usamos el sonido es a través de alfabetos y números. Eso no lo hace mejor o peor, sólo nos permite seguir pautas preestablecidas. La música es una forma de evolución, una entidad invisible. El sonido es su naturaleza.

Ésos son los enunciados en que se sustentan los principios de lo que diste en llamar Sound of Grammar…

Lo que estoy tratando de hacer es que la información provenga del sonido. Puedo visualizar el sonido en mi mente. Veo sonidos.

¿Ves sonidos?

Dentro de las cosas invisibles, una de las más claras es el sonido. El sonido es para un músico lo que el color para un pintor. El sonido es la herramienta que puedo utilizar para expresar emociones, sentimientos, para crear, para inventar.

¿Y dominás esa herramienta?

No soy una autoridad en el conocimiento por muchas razones, pero además porque nadie controla el conocimiento. Todo aquello que puede conocerse, puede encontrarse. Sólo se trata de buscar. Ésa es la idea, eso es lo que intento siempre.

Para concluir, ¿hay algo más que quieras agregar?

Sí, pero no con palabras. Prefiero hacerlo a través de la música.

http://www.ornettecoleman.com/

Sergio Piccirilli

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