Palle Windfeldt

Hace poco hicieron un disco doble instrumental titulado Dancing Animals and Daydreams… ¿y por qué ese disco no es para adultos?

Bueno… ojo que también puede ser para la gente grande… un poco raro tal vez porque uno de los discos gira alrededor de animales que cantan (risas). Hay temas sobre gallinas, burros, pájaros, caballos y cada uno con los sonidos correspondientes a cada animal. Pero te aseguro que también le puede gustar a los adultos… El segundo disco es para que los chicos descansen, aunque si les gusta mucho tal vez se desvelen…

Además, los padres llevan a los chicos a los conciertos…

Claro, es muy importante captar la atención de todos.

¿Te ha pasado encontrarte con chicos que les guste la música que hacés para sus padres, por ejemplo?

Sí, claro… porque nosotros tocamos en fiestas y ahí vemos cómo reaccionan. Mi mujer toca guitarra rítmica, un estilo a lo Django Reinhardt y eso, ya de por sí, les llama la atención.

Ahora… cuando vos decís “tocamos en fiestas”, ¿a cuál de tus grupos te referís?

Básicamente vamos mi mujer y yo; pero si hay más plata, llamamos a un solista más, violinista o vibrafonista; y si hay un poco más, llevamos un bajista; y si todavía hay más (risas), un baterista…

Y si hay más lo llevás a Ernesto (Snajer)

No… (risas) Nunca, nunca…

¿Qué encontrás en Buenos Aires que no hay en Copenhague?

Todo es muy, pero muy diferente. No se puede comparar. Son dos culturas totalmente distintas. Partiendo del hecho que en Dinamarca tenemos religión Protestante y aquí Católica, ya las diferencias empiezan a ser muy notorias. A mí me encanta venir aquí porque al ser todo tan distinto yo me siento más “abierto”. No tengo las mismas reglas que allá ni tengo ningún prejuicio; yo acá tengo ganas de conocer y, de alguna manera, eso me habilita a muchas cosas. Dinamarca y el Norte de Europa, socialmente se manejan de una manera muy diferente a países como España o Italia donde la sociedad es más piramidal. En Dinamarca el poder le pertenece más a la gente y no tanto a una sola persona.

Y culturalmente, ¿cómo está Dinamarca?

Hace unos cuantos años que tenemos un gobierno de derecha al que no le gusta mucho la cultura porque no les deja plata. Y además está siempre la crisis, la crisis y la crisis. La cultura, en estos tiempos, está sufriendo bastante. Antes había más artistas relevantes en Dinamarca, pero ahora no encuentro que haya mucho interés en la gente por abocarse a la cultura.

Pero lo tienen a Lars Von Trier…

Sí… es cierto… podríamos decir que es el personaje cultural más famoso local e internacionalmente.

¿Y a vos te interesa lo que él hace?

(Piensa) Algunas de sus películas, como la que protagonizó Björk (Dancer in the Dark), me han gustado mucho. Pero su nueva película, Antichrist, no iré a verla. Por lo que sé, es muy dura y no es algo que me interese demasiado.

Un artista como él, ¿tiene respaldo o apoyo del gobierno o debe recurrir a ayuda del exterior?

Claro que lo apoyan; porque al gobierno, además, le conviene y mucho. Lo apoyan pero no porque sea danés, sino porque al país le reporta muchos beneficios primarios y secundarios. Te aseguro que si se tratara de un argentino o un español, sería exactamente lo mismo: lo apoyarían si resultase beneficioso para ellos. Probablemente no les guste o no les interese para nada lo que haga alguien como Von Trier, pero no dudan en otorgarle subsidios por lo que te comenté.

El panorama musical danés, ¿sentís que en los últimos años evolucionó o no?

La verdad que no podría responderte a esa pregunta porque el poco tiempo libre que tengo trato de pasarlo con mi familia y no estoy muy al tanto de lo que ha estado ocurriendo últimamente. Me encanta ir a conciertos y conocer música nueva, pero actualmente estoy muy concentrado en mis proyectos. De todas maneras, dejame decirte que me toca mucho más la música argentina que la danesa. Siento que aquí hay mayor expresividad y que las cosas se hacen desde el corazón. En Dinamarca, en el jazz por ejemplo, la mayoría tiende a copiar lo que ya hicieron otros grandes. Y para eso, escucho a Dexter Gordon. Hay muchísima copia en Dinamarca, como si estuvieran estancados en los años ’50 ó ’60. El folclore argentino me encanta y, además, es algo nuevo para mí. Es otro mundo. Para mí lo más importante es que haya sentimiento, algo que me pegue en el pecho. Hay gente que toca muy rápido y que es muy virtuosa; y está bien… pero lo que más me importa es que la música me llegue al alma.

Además del Tango Orkestret, del dúo con Ernesto (Snajer), de Djanzz y de Bagdad Dagblad, ¿tenés algún otro proyecto en la actualidad?

Sí, se llama (le pedimos que lo escriba por razones obvias) Lydland (que significa “tierra del sonido”); es un cuarteto de bajo eléctrico, cajón, mi esposa en guitarra y yo también en guitarra pero con muchos efectos. Es un proyecto muy nuevo y que hacemos en comunión con el público. Son improvisaciones que surgen a partir de sonidos o melodías sugeridos por la audiencia. A la que también hacemos participar y mucho; es una suerte de improvisación colectiva con participación muy activa de la gente. Se producen momentos muy divertidos e interesantes. Dividimos al público por sectores para que hagan distintas onomatopeyas y nosotros tocamos encima.

¿Y le pagan al público por tocar?

(Risas) No… todavía no…

Estás muy ocupado de verdad… ¿y cómo determinás qué momento es para cada cosa?

Para mí todo está. Ahora. Si quiero hacer algo, me conecto y lo hago. Si hay trabas, prefiero esperar un poco. No me obligo; debe fluir libremente. Siento que pertenezco a muchas islas; y cuando con una de esas islas estoy en concordancia, voy hacia ella.

Que les haya producido un disco Gismonti, ¿te significó algo en particular?

Por supuesto… para mí Gismonti es un ídolo como compositor, como pianista, como guitarrista, como músico. Es un genio. Por eso, cuando llegó el fax anunciándonos que iba a producirnos casi me muero. Ese fue un momento muy raro (piensa). Es como si Ástor Piazzolla viniera y me dijera “es muy lindo lo que hacés con el tango”, ¿entendés? Una sensación incomparable. Un placer tremendo.

¿Estás al tanto de lo que se está haciendo actualmente en Buenos Aires con el tango?

No mucho. Nos la pasamos tocando todo el tiempo…

Es decir entonces que el Tango Orkestret no está “contaminado” por la música de acá…

Bueno… relativamente. Ahora estamos tocando algunas composiciones de (el pianista) Diego Schissi. Fue una sugerencia de Ernesto (Snajer). No tocamos con él, solamente interpretamos tres de sus composiciones.

Con el que sí tocaron es con (el bandoneonista) Marcelo Nisinman.

Sí… pero no actualmente.

El grupo no tiene bandoneón… ¿y cómo lo suplen?

Generalmente las partes de bandoneón las hacemos con saxo soprano.

El tango electrónico, ¿te gusta?

Hummm… no mucho… es muy conservador. Cuando escuché al Gotan Project… (piensa). Para mí eso no es tango. Porque falta el sentimiento del que hablábamos antes. Es más artificial, chato. En cambio sí me gusta Aníbal Troilo, Horacio Salgán, Ubaldo De Lío, Osvaldo Pugliese…

¿Cómo sigue el Dúo Guitarreros?

Todo el tiempo tratamos de hacer lo que queremos. En marzo vamos a hacer una gira de dos semanas por Dinamarca y Holanda. Y luego, en septiembre, estaremos tres semanas aquí, en Chile y Brasil.

Y la reacción del público ante lo que hacen, ¿es la misma aquí que en Europa?

(Categórico) No. Es que en general tocamos música de acá: huellas, zambas, milongas, chacareras, tangos… y eso en Dinamarca no existe y les suena raro. El repertorio es el mismo en todos lados. Acá la gente enseguida participa con palmas, gritando… en Dinamarca eso no ocurre.

¿No ocurre con ustedes o no ocurre en general?

Allí la gente quiere participar, pero no conocen mucho lo que hacemos y tampoco es tan fácil… tocamos en 7/4 y luego cambiamos… no es pop, es un poco más complicado…

Si vivieran vos y Ernesto en el mismo lugar, ¿el proyecto Guitarreros existiría?

Yo creo que sí. Aunque nos pelearíamos todo el tiempo…

¿Y quién gana cuando pelean?

Ohhhh… Ernesto es muy hombre (risas).

http://www.pallewindfeldt.dk/
www.myspace.com/guitarreros

Marcelo Morales