Por Los Codos

Remi Álvarez

En el vasto panorama del arte de cada nación siempre aparecen músicos comprometidos y talentosos que, en lugar de buscar la gloria banal, aspirar a una fácil popularidad o ambicionar posibles ganancias personales, asumen la responsabilidad de obedecer únicamente a su inspiración y deciden desarrollar su ideario creativo al conjuro de aquello que les permita expresar libremente su propia identidad. Sin ajustarse a modas pasajeras, sin hacer concesiones, sin atenerse a las limitaciones contextuales.
Cuando un artista sigue su vocación y manifiesta fidelidad con ese llamado de la inspiración, no sólo está transformando en arte su mundo interior sino que también está enriqueciendo el patrimonio cultural de su pueblo y prestando un servicio social cualificado en beneficio de la comunidad.
En el libre ejercicio de su individualidad, el artista inspira a otros a expandir su consciencia, alienta el desarrollo del pensamiento crítico, ofrece alternativas al sistema imperante y estimula a adoptar una conducta ética basada en el compromiso indeleble con las propias convicciones.
Las diferentes vocaciones de cada artista no sólo determinan el ámbito de su servicio sino que también indican las tareas que debe asumir, el duro trabajo al que debe someterse y las responsabilidades que debe afrontar.
Sin embargo, cuando un artista toma una decisión creativa en lugar de pensar en las dificultades contextuales o en los problemas circunstanciales, suele abrirse en plenitud a una motivación intrínseca que libera la mente de ataduras o conveniencias para ir con determinación al encuentro de su propio destino. Esa conducta es aquello a lo que Arthur Kohler llamaba “la comprensión súbita de medios y fines” y que anima a un individuo a adoptar una decisión, aceptando las dificultades que eso implica pero sin sentirse limitado por ellas.

Lo expuesto parece estar cabalmente ejemplificado en la trayectoria del notable saxofonista, flautista e improvisador mexicano Remi Álvarez; quien con su constancia, valentía, fidelidad y aptitud ha mantenido viva la llama del free-jazz de su país en las últimas décadas.
Abrazarse a la estética del free-jazz siempre ha sido difícil en cualquier tiempo y lugar, pero intuimos que hacerlo en una nación sin acervo cultural en ese género debe significar enfrentarse a dificultades extraordinarias. Lo cual, sin lugar a dudas, engrandece aún más la incansable labor desarrollada por Remi Álvarez y algunos de sus pares mexicanos a favor de la escena de free-jazz en ese país.
La formación académica de Remi Álvarez incluye estudios de flauta traversa en el Conservatorio Nacional de Música con el maestro Rubén Islas; licenciatura en Jazz en la Escuela Superior de Música; estudios de composición e improvisación en el Creative Music Studios con Don Cherry, Roscoe Mitchell, Anthony Braxton y George Lewis; curso de improvisación avanzada en el Vancouver Creative Music Institute con George Lewis y Evan Parker y clases magistrales con el saxofonista Steve Lacy.
Los diferentes matices que distinguen el inquietante paisaje musical que propone Remi Álvarez recorren con idéntica autoridad el jazz experimental, el free y la improvisación libre pero siempre manteniendo un inquebrantable centro en la exploración de nuevos horizontes creativos.
En 1994 funda el trío de improvisación libre Cráneo de Jade cuya formación original incluyó a Remi Álvarez en saxo alto, barítono, soprano y tenor, Aarón Cruz en contrabajo y Tony Gall en batería. Con esa integración lanzan los álbumes Cráneo de Jade en 1996 y Papirolas en 1999.  Más tarde Gall dejó su lugar al baterista Hernán Hetch y llegaría entonces el álbum Pleiione de 2002. Otros de los proyectos más consistentes de la trayectoria de Álvarez son el FAS trío y Antimateria. El primero de los citados es un ensamble de jazz-mexicano constituido en 2005 en donde también participan el contrabajista David Sánchez y el baterista Jorge Fernández. En tanto que el segundo es un trío de free-jazz e improvisación libre fundado a fines de 2006 integrado por Remi Álvarez en saxo alto y tenor, Itzam Cano en contrabajo y Gabriel Lauber en batería.

Entre sus emprendimientos colectivos más recientes podemos mencionar al Remi Álvarez Trío, (banda que conforman su líder en saxo alto, saxo tenor y flauta, Arturo Báez en contrabajo y Gustavo Nandayapa) y el proyecto electro-acústico IC887 que completan Juan José Rivas en medios electrónicos y Fernando Vigueras en guitarra acústica y electrónicos.
Remi Álvarez además forma parte desde hace más de diez años de Astillero, grupo que ha animado la escena del jazz mexicano durante el último cuarto de siglo.
De las múltiples formatos recorridos por Álvarez, el dueto ha sido uno de los que visitó con más frecuencia; así lo testimonian sendas experiencias junto a los bateristas Milo Tamez y Gabriel Lauber, su dúo con el guitarrista catalán Pere Soto (con quien se encuentra próximo a editar el álbum Remisotopos), su sociedad con el contrabajista escandinavo Ingebrigt Haker-Flaten y su proyecto en compañía del contrabajista estadounidense Mark Dresser, recientemente documentado a través del álbum Soul to Soul.
Todo esto sin dejar de mencionar su presencia escénica junto a músicos del calibre de William Parker, Rodrigo Amado, Hamid Drake, Dennis González, Sabir Mateen, Aarón González, Ernest Dawkins, Michael Vatcher, Stefan González, Tayeb Laoufi, Vinz Vonlanthen y Joe Morris, entre otros.
También cabe consignar su constante labor pedagógica, ya que Álvarez se ha desempeñado como  profesor de saxo y jazz en la Escuela Nacional de Música de la UNAM desde 1991 a la fecha.
Remi Álvarez nos concedió el privilegio de compartir algunas de las ideas e historias que componen su apasionante universo creativo. Disfrútelo.

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