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Rez Abbasi’s Invocation en concierto: El Implacable Poder de la Invocación

Blue Whale – Los Angeles, California (USA)

Jueves 26 de Abril de 2012 – 21:00 hs.

 

La proyección estética desplegada por el guitarrista paquistaní Rez Abbasi integra de manera orgánica una epítome de dos vastos universos musicales: uno –el principal- con plataforma en el jazz y la música clásica occidental que representa tanto a su formación académica como a la trayectoria artística desarrollada en suelo estadounidense y otro nutrido de géneros provenientes de la rica cultura musical indo-paquistaní que honra a sus ancestros surasiáticos. Ese proceso de integración –en donde se entrecruzan influencias que van desde Wes Montgomery a Ravi Shankar y de John Coltrane a Ustad Nursrat Fateh Ali Khan, pasando por Bela Bartok, Pat Metheny, Ali Akbar Khan, Claude Debussy, Miles Davis, Qureshi Alla Rakha Khan, Ralph Towner e Igor Stravinsky- se ha ido cimentando a través de algunos proyectos cooperativos como el Dakshani Ensemble e Indo-Pak Coalition (ambos en sociedad con el saxofonista Rudresh Mahanthappa) y el Kiran Ahluwalia’s Ensemble pero, fundamentalmente, mediante una copiosa producción discográfica solista que incluye a los álbumes Third Ear de 1995, Modern Memory en 1999, Out of Body de 2002, Snake Charmer de 2005, Bazaar en 2006, Things to Come de 2009 y su obra más reciente: Suno Suno de 2011.

Este trabajo -al que su autor definió como “el primer álbum de mi discografía que contiene la totalidad de mi identidad”– fue, justamente, el eje sobre el que giraría la presentación en Los Angeles de Rez Abbasi’s Invocation; banda que, en dicha ocasión, estuvo integrada por su líder en guitarra eléctrica, Matt Mitchell en piano, Dan Weiss en batería, David Binney en saxo alto y Johannes Weindenmueller en contrabajo.

 

A usted que es una persona curiosa e inquieta… No, usted no. ¡Córrase, por favor! Le hablo al de allá atrás, el de las calzas amarillas, sombrerito tirolés y botas texanas (dije curioso e inquieto, no elegante y distinguido); seguramente le interesará saber que Suno Suno  significa “escuchar, escuchar”  en urdu –lengua nacional de Pakistán y uno de los veinticuatro idiomas oficiales de la India- y que Invocation (en inglés, invocación) alude a la acción y el efecto de invocar.

La palabra invocar –cuya raíz etimológica deriva del latín invocare y significa “demandar”– describe en su acepción principal al acto por el cual se demanda ayuda mediante una súplica vehemente; pero también puede referirse tanto a la voluntad de acogerse a una ley, costumbre o razón como a la acción de llamar o dirigirse a un ser sobrenatural. En toda invocación hay un componente místico enraizado en la fe y emparentado con las creencias religiosas simbolizadas en formas diversas tales como el rezo, la oración o los mantras. Sin embargo, existen marcadas diferencias entre cada una de esas acciones yla invocación. El rezo es un pedido devoto o comunión con dios que puede entrañar una súplica, adoración o un agradecimiento; la oración es el esfuerzo de comunicarse con dios ya sea para ofrecer pleitesía, hacer una petición o expresar emociones; el mantra es una palabra o fórmula, usualmente cantada o recitada en sánscrito, destinada a intensificar la acción de dios en el hombre; en tanto que la invocación alude al acto de llamar a dios, un ángel o un maestro ascendido para pedir protección, ayuda o inspiración.

 

Le puedo asegurar que es muy importante aprender a distinguir estas diferencias para alcanzar el objetivo trazado; y se lo digo con conocimiento de causa. Por ejemplo, el fin de semana pasado me vi obligado a invocar a los dioses debido a una “desesperante filtración mística en mi mundo interior”; o sea -para no entrar en detalles teológicos que jamás comprenderá- que se trató de algo muy parecido a aquello que los seres menos elevados, el hombre común, la gente de a pie o yo, podríamos describir como “una molesta filtración de agua y/o gotera en el dormitorio”. A pesar de mis sucesivos intentos mediante oraciones, rezos, súplicas vehementes y cantos en sánscrito, sólo logré que acudieran a mi llamado dos vendedores de seguros, varios acreedores, mi suegra, un señor de saco marrón (que no sé quién es pero se quedó a cenar) y una banda de sicarios de la mafia afgana que atacó mi casa por error (después me pidieron disculpas pero, desafortunadamente, tardaron más de seis horas en darse cuenta de su equivocación). No puedo afirmar con precisión si erré la metodología, marqué al número incorrecto o si alguien me “hackeó” la invocación; pero no creo haber merecido semejante respuesta. Es cierto que para arreglar una gotera no hacían falta invocaciones, súplicas exaltadas, ruegos plenos de beatitud ni cantos en sánscrito de dudosa pronunciación, pero lo hice con la mejor de las intenciones y convencido de que era mucho más fácil conseguir la ayuda de dioses, ángeles o algún ser sobrenatural que poder encontrar un plomero que trabaje a domicilio los domingos. Me gustaría profundizar sobre estos temas -e incluso mencionarle que la gotera en mi dormitorio está en vías de solución merced a los buenos oficios de los sicarios y el señor de saco marrón- pero ya tenemos en escena a Rez Abbasi’s Invocation, así que todo pasa a un segundo plano…

 

Desde la apertura la banda impacta con una feroz versión de Tnanks for Giving (tema que también da inicio al álbum Suno Suno de 2011) en donde el quinteto reformula y profundiza los principios del jazz fusión mediante la construcción de un paisaje sonoro que, a pesar de sus laberínticos trazos, la gran cantidad de información armónica contenida en su núcleo e irreprochables arrestos solistas, siempre luce poderoso, orgánico y controlado. En un contexto de interpretación superlativo sobresalen, muy especialmente, los aristados fraseos que emergen del piano de Matt Mitchell y una descollante labor en batería a cargo de Dan Weiss, plena de matices, variedad de recursos técnicos, precisión y gracia.

Un intrincado preludio en piano desemboca en Monuments, composición –también incluida en Suno Suno– que parece trazar una especie de encuentro imaginario entre el cuarteto clásico de John Coltrane y el segundo quinteto de Miles Davis con el espíritu que irradia la mística sufí. La pieza evoluciona a través de tres pasajes segmentados en donde van aflorando primeramente el jazz moderno –encabezado con temple por el saxo alto de David Binney-, luego aposentándose en los confines del blues a través del piano de Matt Mitchell y finalmente, rematado a ritmo de funk mediante un memorable clímax protagonizado por la siempre imaginativa guitarra de Rez Abbasi.

 

A continuación ofrecen un inédito –aún sin título- que bordea los perímetros del jazz fusión desde una perspectiva sonora asociada al nuevo milenio. La pieza incluye un estudiado despliegue contrapuntístico entre el saxo, la guitarra y el piano y un posterior descenso en la dinámica de donde aflora una sobria intervención solista de Johannes Weindenmueller en contrabajo.

El aura devocional que desprenden algunas de las composiciones de Rez Abbasi está acentuada, principalmente, por la equilibrada incorporación de ritmos indostaníes provenientes de un tipo de música religiosa tradicional surasiática: el qawwali. En Overseas, esa mixtura de jazz, raga indio, utopía sufista, qawwali y música santoral, se traduce en un ecléctico territorio sonoro en el que convergen complejas armonías, emotivos matices dinámicos y un endiablado uso de los tempi y la polirritmia. Esa orientación –que asocia el carácter sincopado del jazz con la improvisación melódica y la división de la escala en tonos primarios y secundarios del raga contenidas en el qawwali tradicional- también se prolonga y profundiza en el estupendo Onus on Us.

Ya sobre el final del concierto llegan Nusrat (título que rinde homenaje a quien se considera un ícono de la música qawwali: Nusrat Fateh Ali Khan) con un demoledor duelo entre la batería de Dan Weiss y el piano de Matt Mitchell y la fantástica e intrigante fusión de funk y jazz de avanzada en Part of One.

 

El auténtico poder de una invocación, siempre debe estar motivado en causas elevadas, tener propósitos laudables y emanar energía positiva.

Y según lo ofrecido en la noche de Los Angeles por Rez Abbasi’s Invocation –además de condensar en su propuesta todos esos elementos-, el proyecto parece contar también con… El Implacable Poder de la Invocación.

 

Sergio Piccirilli

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