Por Los Codos

Ricardo Cavalli

Y, al menos, una vez por década.

Y siempre era él. Yo creo que acá… Juan Cruz de Urquiza tiene una personalidad muy definida, madura y aceitada en lo que es. Ernesto (Jodos) también. Javier (Malosetti) tiene una personalidad definida desde hace años. Estoy hablando de músicos cercanos a mi generación. Y que conste que es mi impresión, tal vez ellos no estén de acuerdo. Otro tanto tal vez pase conmigo… yo estoy conforme con mi rumbo y (piensa) creo que este año voy a empezar a hacer música en serio (risas), en cualquier momento arranco a estudiar (más risas).

Si tenés que estudiar… me voy…

No… está bien… un ratito puedo esperar…

¿Qué te produjo poder sacar tu primer disco?

¿Vos sabés cómo fue eso?

No…

La Entrega - CDFue una oyente. Yo me estaba yendo después de un concierto en (el bar) Thelonious, una de esas noches que nunca se graban y una mujer me preguntó si tenía algún disco con la música que acabábamos de tocar, a lo que le respondí que no. Rastreó mi teléfono, me llamó y me dijo que quería producirme un disco. Nos juntamos a charlar y la verdad que esperaba cualquier cosa. Le aclaré que no iba a ser redituable y más o menos los costos. Me dijo que no había ningún problema, que afinara los números, lo que necesitaba para los músicos, en qué estudio quería grabar, que ella iba a crear un sello discográfico para editarme un CD. Y lo hizo. Cumplió con todo. Y además la agarró todo el desbole financiero con el dólar a casi cuatro mangos en medio de la grabación, Le pregunté si quería que postergáramos la cuestión y dijo que no. Se hizo una tirada de unos 500 ó 700 discos, no sé cuántos y se vendieron todos. No ganó plata ni creo que la haya recuperado, pero cumplió de la A a la Z.

¿El nombre?

Silvia Zapico. Y el padre hacía la distribución artesanal de los discos, negocio por negocio. O sea que Dios es argentino…

Y tiene una hija que se llama Silvia Zapico… (risas)

Hace mucho que no hablamos. Sólo tengo una enorme gratitud por todo lo que hizo. De verdad.

Sundaram - CDOtra historia fue el segundo…

Ehhhh… el segundo fue entrar por la puerta grande… Varela, presidente de EMI, que sería como un Silvio Zapico que se emociona con lo que tocás y sale a pegar carteles porque le gusta la música. Está loco… Una locura divina que nos favorece. Imaginate… un contrato bien pago, la licencia… y todo bien hecho, parecía una cargada lo bien que estuvo todo. Súndaram fue hecho como si yo fuera un artista pop facturando la décima parte. Con la obsesión de un Adrián Iaies atrás, que es una computadora, no se le escapa ningún detalle al tipo…

Y eso te ayuda o…

Y, más vale que ayuda, es como el huevo de la masa, el que une todo. Hace falta un tipo así porque es muy fácil desbolarse. Debe haber sido un montón de laburo. Y la verdad que hacer el segundo disco fue muy fácil.

¿Los dos discos que grabaste te contentan, son las fotos de cada época?

Son las fotos de cada época. Definitivamente. Son representativos de cada una de esas épocas de mi vida. En un estudio, ¿no? Pero sí, me representan.

¿Y el tercero de qué la va? Porque andabas en un proyecto con tres tríos…

Es esto… son tres tríos. Uno con Mariano Otero en contrabajo y Miguel Tarzia en guitarra. Otro con Jerónimo Carmona en contrabajo y Carto Brrandán en batería. Y el tercero es con Eloy Michelini en batería y Marcelo Gutfraind en guitarra. En todos los casos toco el tenor y es música original.

Y esto saldría…

En septiembre por S’Jazz. El título tentativo es Tres Tríos. Y ya sé lo que sigue, lo de los tres tristes tigres…

Como habrás podido apreciar, no salió palabra de mi boca…

Lo leí en el éter… (risas). Lo que grabé hasta ahora me dio motivos sobrados para alegrarme y para seguir estudiando. Cada trío tiene su humor. Tal vez no sea homogéneo, ya que son tres estéticas diferentes. Y la idea es mostrar cómo un músico de jazz tiene que mutar en función del entorno. Cómo cambia la interacción según la orquestación.

Se me ocurre que podés titularlo “Tres dúos y un tenor”.

A mí se me cruzó “Música para siete músicos”. Otra cosa. Los tríos van a estar intercalados. Son nueve temas en módulos de tres. El primer tema del disco va ser con Tarzia y Otero, está dedicado a mi abuelo y se llama “El Tata”. Mi abuelo vivió 99 años con perfecta salud y ya el primer disco se lo dediqué enteramente a él. Fue un gran referente para mí. Así que el tercero arranca con él. Por amor a mi abuelo. Y si la música no se trata del amor…

¿De qué trata?

Y… puede tratar del odio, también… pero para mí esto tiene mucho que ver con el amor, con la energía fundamental; y mi abuelo fue una gran reencarnación del amor.

¿Abuelo paterno o materno?

Materno, de apellido San Martín. Al paterno no lo conocí porque fue un desaparecido en la época en que Mussolini invadió Rusia, Giovanni Cavalli. Murió antes de que naciera mi viejo, en el ’39. O sea que no lo conocimos (piensa y parece a punto de quebrarse). Bueno… yo sí tuve la suerte de conocer a mi papá y eventualmente también le dedicaré una obra… mayor. Me gustaría más adelante hacer un disco con más peso en la composición, tal vez con cuerdas; y me gustaría dedicárselo a mi padre, que fue una persona que me apoyó mucho en mi carrera junto con mi vieja. Mi viejo era constructor y quería que yo fuera arquitecto. Y renunció a todos los proyectos que tenía conmigo para comprarme un saxo. Y se emocionaba mucho cuando me escuchaba tocar.

Él quería que fueras arquitecto.

Sí… a mí me gusta mucho la construcción…

Ahora construís solos…

Sí… (sonríe) La construcción me encanta porque me crié rodeado de eso, además…

Sos muy familiero, ¿no?

Puede ser… disfruto mucho de mi familia hoy, con mis dos nenes, otro en camino… no soy de salir. A veces me recrimino no ir a conciertos que me gustaría ver pero la verdad es que disfruto mucho estar en mi casa con los chicos, mi mujer… también encuentro mi inspiración ahí… 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *