Por Los Codos

Sylvie Courvoisier

Sylvie CourvoisierTodos tenemos debilidades. En mi caso, la lista es infinita.
Por suerte (para usted) sólo unas pocas pueden ser confesadas públicamente.
Una de ellas es Sylvie Courvoisier.
Aclaro, parafraseando a Groucho Marx, que mi interés por ella es puramente musical. Usted sabrá entender: ella está casada y con un agravante… yo también.
Sylvie Courvoisier nació y creció en Lausanne, Suiza.
Como compositora ha sido comisionada para música de concierto, radio, obras de teatro y danza.
Como pianista ha tocado y grabado con una lista de músicos casi tan extensa como la de mis debilidades: Mark Feldman, John Zorn, Yusef Lateef, Butch Morris, Tim Berne, Herb Robertson, Joelle Leandre, Dave Douglas, Susie Ibarra, Ellery Eskelin, Ikue Mori, Fred Frith, Michel Goddard… y siguen las firmas.
Desde 1998 vive en la ciudad de Brooklyn, New York. Courvoisier integra, casi en forma simultánea, diferentes proyectos grupales.

Trio AbatonEn el trío Abaton (junto al violinista Mark Feldman y el cellista Erik Friedlander) interpretan principalmente composiciones que le pertenecen y que conjugan, en términos estilísticos, música contemporánea de vanguardia y libre improvisación.
También lidera su quinteto integrado por Vincent Courtois, Ikue Mori, Mark Feldman y Gerald Cleaver, transitando un territorio conceptual que fluctúa entre el avant-jazz y la música electrónica.
Co-lidera el trío de música improvisada Mephista, junto a Susie Ibarra e Ikue Mori. Experimento que tiene editados a la fecha dos discos: Black Narcissus de 2002 y Entomological Reflections de 2004.
Alternativamente se presenta en dueto junto a su esposo, el violinista Mark Feldman. Esa sociedad musical se materializó en dos discos: uno sobre composiciones propias titulado Music For Violin and Piano de 1996 y el otro interpretando obras de John Zorn y editado por el sello Tzadik en 2006 con el título de Malphas.

Courvoisier, en forma periódica, participa en distintas bandas: el Herb Robertson Quintet (que también integran Tim Berne, Mark Dresser y Tom Rainey), John Zorn’s Cobra, el Vincent Courtois Trio, el Yusef Lateef 4tet y el Lotte Ankker’s Trio.
La música de cámara no le es ajena. Ha compuesto obras vocales como Oracle, Hotel du Grand Brouillard o Diablement Tout a Trac e instrumentales en diferentes formatos. Meccania y Etude 1: Ricochet  para piano, Peu a peu para dos tubas, About Seven para cello y también orquestales como el Concerto pour Guitarre Electrique et Orchestra de Chamber.
Ha recibido premios y reconocimientos diversos, entre los que podemos mencionar al Prix des jeunes createurs obtenido en 1996 y el Prix de la Creation en el 2000.
En un intento vano por definir el estilo compositivo y pianístico de Courvoisier, la primera palabra que viene a mi mente es: laberíntico.
Concepto que, según pudimos comprobar, se extiende a su cronograma de actividades. Con mucha voluntad de su parte, nos ubicó en algún punto de ese laberinto (por suerte cerca de la salida) para concedernos esta entrevista.
Un privilegio que esperamos usted sepa disfrutar.
Y si nos envidia un poquito… mejor todavía.


No hace mucho tiempo dijiste: “Los sueños son importantes en el proceso compositivo”. Hablemos sobre ese concepto… ¿Lo expresaste en términos de psicoanálisis o en un contexto de revelación mística?

No tengo idea… debo haberlo dicho hace mucho tiempo. (la cita mencionada aparece en una entrevista publicada en 1999) Hoy en día sólo puedo afirmar que mis composiciones  requieren tiempo para sanar… y que ese proceso de elaboración también continúa en los sueños (exclamando). Pero principalmente estoy convencida de que esa “cura” se obtiene a través de la experimentación y de periódicas revisiones.

Hablando de cosas que están en el subconciente o que provienen desde afuera de la música… me gustaría preguntarte sobre aquellos factores que actúan en vos como elementos de inspiración. Usualmente, ¿a qué recurrís?

Es difícil asegurar que un buen libro o una película o tal vez un show, influyan directamente en mi música. Creo que lo que nos influye está en todas partes pero, a su vez, la inspiración termina siendo un asunto muy personal. En ese sentido leo mucha literatura y poesía francesa…

Antonin ArtaudAntonin Artaud, Simone de Beauvior…

Sí, claro… Artaud, Beauvior y también John Perse, Laure, George Bataille… Albert Cohen, Bernard Noel y también Frederich Durrenmatt, que es un escritor suizo. Además soy una gran admiradora del art brut… artistas como Dubuffet, Gill Madge, Aloise, Adolf Wolfi, Paul Amar, Carlo, Baya, entre otros…

¿Y músicos?

Por supuesto. Mi fuente principal de inspiración proviene de músicos. Aprendí una cantidad enorme de cosas de la gente con quienes toco habitualmente como Mark Feldman, Ikue Mori, John Zorn… Erik Friedlander, Joey Baron o Yusef Lateef, Tim Berne, Tom Rainey y Herb Robertson. Pero además amo escuchar a tipos como Messiaen, Ligeti, Miles Davis, Coltrane… ¡hay tantos! Paul Bley, John Taylor, Lachenmann, Sofia Gubaidulina… La lista es enorme.

Me sorprende que no menciones entre tus principales influencias a cineastas… Y te digo eso porque encuentro en tu música un fuerte componente visual… ¿Estás de acuerdo?

Quizás… (sonríe con picardía)

SuizaUtilicemos el componente visual en otro sentido… Si cerrás los ojos y pensás en tu infancia en Suiza… ¿Qué imagen viene primero a tu mente?

Hummm… (cierra los ojos) Una tarde en mi cama escuchando a mi papá tocando el piano…

Si ésa fue la primera imagen debe haber tenido mucha importancia para vos…

Él tocaba la misma canción todas las noches… y repetía los mismas equivocaciones (risas). Escuchándolo comprendí cuánto amaba la música… Solíamos cantar y tocar un montón juntos…

Me parece o esa fue tu principal inspiración…

Sí… mi padre, un pianista de jazz aficionado…

Habiendo nacido y crecido en Suiza, desarrollaste el cuerpo principal de tu carrera en New York. En términos musicales cual es tu “hogar”?

Suiza es mi juventud, mi carrera como joven. Así como Lausanne es mi ciudad natal y New York el lugar en el que vivo en la actualidad, musicalmente mi hogar ahora está en New York. Sobre todo porque de allí provienen la mayoría de los músicos con los que toco.

Abaton es un gran nombre para una banda… ¿Cómo lo elegiste y de qué manera el concepto se aplica a la música?

Thomas BulfinchLa palabra “abaton” proviene de la Grecia Antigua (a = no, baino = voy). El término está incluido en una cámara del templo llamado “Donde ninguno puede entrar”. En ese lugar los iniciados recibían las visiones, la inspiración y renovaban su energía. Abaton también sirve para denominar a la ciudad que cambia de ubicación. Sir Thomas Bulfinch dice en My Heart’s In the Highlands: “Aunque no es inaccesible, nadie jamás pudo alcanzarla. Los peregrinos han vagado por años rumbo a Abaton sin llegar a atrapar los contornos de la ciudad”. Todo eso me inspiró para elegirlo como el título del álbum y también para denominar al grupo. Formé el trío en New York en 1998 junto a Mark Feldman y Erik Friedlander.

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