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Vijay Iyer & Rudresh Mahanthappa: Raw Materials

The Shape of Things, All the Names, Forgotten Systems, Remembrance, Frontlash, Five Fingers Make a Fist, Inside the Machine, Strongest than Itself, Come Back, Fly Higher, Common Ground, Rataplan, Hope.

Músicos:
Vijay Iyer: piano
Rudresh Mahnthappa: saxo alto
Savoy Jazz, 2006

Calificación: Dame dos

El jazz es la única música, junto a la de la India, que corresponde a la gran ambición del surrealismo en la literatura, es decir la escritura automática, la inspiración total, no estar sometido a un discurso lógico sino más bien al que nace de las profundidades.
(Julio Cortázar)

Raw Materials es un disco que reúne al pianista Vijay Iyer y al saxo alto de Rudresh Mahanthappa. Como lo indican sus nombres, ambos son descendientes de indios…
Ya sabe a qué me refiero… los apaches como Carlitos Tévez… o los cherokees que son los que cantan sobre una pista grabada… ah no… ¡esos son los karaokes!… Bueno… esteee…
¿Cómo? ¿Qué? ¿Indios de la India? ¡Ahhh!
Antes los indios eran indios como Dios manda… con pluma, arco y flecha, taparrabos y… ¡unos rabos! Sobre todo las indias…
En cambio a estos otros, en mi época, les decíamos hindúes.
Las diferencias entre ambos tienen un origen similar; mientras unos respetan a las vacas, los otros hacen lo propio con los… vaqueros. O sea que… hay que ser muy equino para no darse cuenta de que ambos tienen un origen vacuno.
Vijay Iyer es neoyorkino e hijo de inmigrantes de la India. La India de los indios de ahora…
los de la vaca sagrada y no los del caballo loco.
Sus inicios fueron con el violín a los 3 años y a los 6 pasó al piano. áas tarde dejaría el violín ante la imposibilidad de tocar ambos al mismo tiempo. Iyer, según dicen, tiene un coeficiente intelectual  de… de… ¡un bocho, el tipo! Se doctoró en música y ciencia cognitiva, es un estupendo disertante en ciencia y en arte además de brillante físico. Como él mismo afirma: mi mujer tiene un físico excelente.
Sus influencias incluyen a Duke Ellington, Thelonius Monk, Andrew Hill y Cecyl Taylor. Pero también Iyer, estudió percusión del oeste africano y estructuras rítmicas del sur de la India. Esa orientación hacia el elemento rítmico se profundizó tras su paso por la banda de Steve Coleman. Ha tocado con George Lewis, David Wessel, Liberty Ellman, Elliot Humberto Kavee, Aaron Stewart, Wadada Leo Smith y Mike Ladd. Además de liderar la banda llamada Fieldwork.
Rudresh Mahanthappa (permítame que le diga Rudy) es una de las revelaciones en saxo alto. También descendiente de lndios de la Hindúa… de la India (¿dónde viven los hindúos?). Su último proyecto grupal es el cuarteto Mother Tongue, pero también ha colaborado con David Murray, Jack DeJohnette, Steve Coleman, Tim Hagans, Fareed Haque, David Liebman, Greg Osby, Howard Levy…
Es egresado del Berklee College of Music y obtuvo un master en DePaul University de Chicago… ¡grande Rudy!
Iyer y Rudy se conocieron en 1991 cuando ambos integraron la banda de Steve Coleman. Desde ese entonces han venido desarrollando un experimento en dueto con el nombre de Raw Materials. Uy… ¡como se titula este disco… mire usté la casualité!
Mahanthappa ha sido miembro del cuarteto de Iyer y viceversa… Iyer ha sido Mahanthappa del miembro (¡?).
Los primeros 12 temas (de los 13 que integran el disco) forman parte de una suite llamada Sanha Collaborative Fables que ambos hicieran comisionados por The Jazz Gallery. Eso no hace más que reafirmar la unidad conceptual que expresa este disco.
El inicio es con The Shape of Things, tema de exótica belleza con claras influencias del carnatic, corriente que caracteriza al norte de la India en oposición al hindustani con el que se asocia a la música del sur de ese país, con Iyer desarrollando un hipnótico ostinato y el saxo de Rudy desplegando fraseos oscuros y melancólicos que nos predisponen a enfrentar una obra compleja y que requiere de orejas comprometidas pero del tamaño de las de Topo Gigio.
All the Names, composición que pertenece a Iyer, nos recuerda a Experience de su disco Reimagining del 2005, aquí con un laberíntico contrapunto entre Rudy y Vijay.
Rudresh Mahanthappa aporta el siguiente tema: Forgotten Systems, de dramática intensidad, una estructura de gran dinámica y amplia variación tonal, con Rudy abrazándose a Coltrane e Iyer haciéndole una “doble Nelson” a McCoy Tyner.
Luego llega la introspectiva belleza de Remembrance, con Iyer desplegando toda la riqueza de su lenguaje pianístico sustentado en su ventaja anatómica (¡?). Que quede claro: el tipo tiene dos manos derechas, además de la tradicional izquierda.
Frontlash es una composición cerebral de endemoniada asimetría. Entre ambos se produce un diálogo en un lenguaje musical próximo a las composiciones mas inaccesibles de Cecyl Taylor.
Olvídese de utilizar este disco para amenizar un cumpleaños de quince. Si le gusta experimentar, puede regalárselo a su suegra que, además, se lo tiene merecido…
Five Fingers Make a Fist, en términos expresivos, es de un dramatismo clásico pero con espacios abiertos a una apasionada improvisación.
En Inside the Machine se destaca el predominio del compás ternario y la división cromática de la escala, propias de la música de la India. Una tela de araña ante la cual lo mejor es no quedarse mosca.
La breve Strongest than Itself se diluye luego de una cascada de frases con llamativas connotaciones percusivas que evocan el sonido del bayan (tambor de sonido grave fabricado en aluminio, cobre o barro frecuentemente utilizado en el carnatic)
Come Back, luego de un romántica intro, desemboca en un reposado solo de piano y una vehemente intervención de Rudy en saxo alto.
Fly Higher nos da un respiro al recostarse en estructuras propias del jazz tradicional que permiten una absorcóon más rápida.
En Common Ground, Rudy y Vijay juegan sobre una estructura base. Lo peligroso es que juegan a la ruleta rusa y la base es… uno.
El cierre de la suite ya mencionada es con la ultrasincronizada Rataplan. Luego hacen Hope retomando el leit motiv del inicio y dejando traslucir el encuentro manifiesto entre las fuentes musicales de la India y su circunstancial correlato occidental, el jazz.
Este disco es discontinuo, desestructurante y fragmentario. De un premeditado hermetismo e innegable belleza.
Los sonidos aquí discurren en forma envolvente y, aunque sus fuentes son reconocibles, resultan de difícil identificación.
Los sonidos no son sustancias, son sucesos. Por ello su entendimiento es sólo un artificio del pensamiento humano.
Que quede claro.
En esta historia los indios son los que ganan.
Los perdedores serán los que renuncien al sacrificado ejercicio de la comprensión.

La acción musical es discontinua, es nuestra resonancia sentimental lo que le aporta la continuidad.
(G. Bacheler)

Sergio Piccirilli

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